El vehículo en cuestión ha sido denominado como Afi Corporate Venturing. Está 100% participado por Afi, se trata de una sociedad no regulada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y, por tanto, no dará entrada a inversores externos.

El proyecto ha nacido a iniciativa de Isabel Gaya, consultora de corporate finance en Afi, e Ignacio Astorqui, analista de mercados. La supervisión corre a cargo de Pablo Mañueco, socio responsable del área de Corporate del grupo.

Emilio Ontiveros, presidente de Afi, en una foto de archivo.

“Queremos dar un paso más en nuestras labores de consultoría y formación invirtiendo en el capital de compañías que tengan el mismo ADN que Afi”, esto es, que tengan que ver con las finanzas, la tecnología y la educación, esgrime Mañueco.

Con esta iniciativa, “tenemos un fin estratégico, no solo financiero: identificar nuevos productos y servicios que luego incorporemos a nuestra oferta de servicios y a nuestros clientes”.

Hasta 250.000 euros por participada

Los 180 consultores de negocio con los que cuenta Afi podrán dar apoyo a las start-ups invertidas en varios aspectos. El grupo les aportará conocimiento, les abrirá puertas comerciales y hará desarrollos conjuntos con las firmas. Las áreas en las que se moverá este programa pivotan sobre fintech, insurtech, wealth management, edtech, analytics y data science.

El presupuesto con el que se ha dotado Afi Corporate Venturing asciende a un millón de euros. Se invertirá a lo largo del próximo año o año y medio en el capital de entre cinco y 15 participadas, según el monto que se dedique a cada empresa. El límite que se han marcado es 250.000 euros por participada, y casi todas ellas estarán radicadas en España.

A diferencia de los fondos de capital riesgo o venture capital más tradicionales, los recursos proceden de la tesorería de Afi, por lo que la puesta en marcha del programa de inversión será “muy rápida” ya que no tienen que levantar dinero entre ningún cliente institucional, banco privado o family office como suele ocurrir en este sector.

Entre los requisitos que deben tener las start-ups para que Afi ponga sus ojos sobre ellas, están que sean “de muy reciente creación, en las etapas iniciales de su desarrollo, pero al menos con seis meses de track record”, y deben disponer de “plan de negocio, un equipo comprometido, tamaño de mercado grande y creciente y, sobre todo, una solución innovadora”, enumera Gaya, una de las creadoras del programa.