Uno de los objetivos de la mayor parte de la población es tener una vivienda en propiedad. Aunque se tarde más o menos años hasta encontrarse en una posición razonable para dar el paso, comprar una casa es el deseo de una gran parte de la población. Una vez llegado el momento, buscar una hipoteca que se ajuste a las necesidades puede resultar un proceso complejo con varios factores a tener en cuenta.

Al contratar una hipoteca es importante saber cuánto dinero solicitar, para ello se debe proceder primero a una tasación. Una vez se cuenta con la cifra, se recomienda no pedir más de un 80% del valor del inmueble, por lo que se debe disponer de al menos el 20% restante. 

También hay que tener en cuenta algunas cuestiones "accesorias" que son imprescindibles para la obtención de una hipoteca. Es el caso de algunos seguros de vida o del hogar que se vinculan a la concesión del crédito y suponen unos costes añadidos. 

Otros gastos a tener en cuenta son los derivados de la compra-venta y del registro de la hipoteca. Estos no están recogidos en el crédito del banco. Son los costes notariales, la propia tasación anteriormente mencionada y la gestión de los documentos.

Todo esto es relevante porque permite saber con la mayor exactitud posible cuánto va a suponer el gasto. Pero no solo hay que conocer las condiciones en el momento de la firma, sino también si existe algún tipo de recargo por pago por anticipado.

TIN y TAE

Estos dos conceptos hacen referencia al tipo de interés y son los que permiten no solo tener información sobre las cargas de la cantidad que se solicita al banco, sino también establecer comparaciones entre los planes que ofrecen las entidades bancarias. 

El tipo de interés nominal (TIN) hacer referencia al porcentaje que el banco cobra anualmente por el préstamo solicitado. A menudo se suele decir que el TIN funciona como un indicador informativo para saber cuál es el porcentaje fijo que recibe el banco por la concesión del dinero. 

Conocer la TAE permite establecer comparaciones entre las ofertas de distintos bancos. Fabian Blank

Por otro lado, la tasa anual equivalente (TAE) es un indicador algo más completo que el anterior. Recoge, además del TIN, la frecuencia de los pagos, las comisiones bancarias por cancelación o amortización y los gastos de operación.

Es decir, es un porcentaje que permite saber cuánto cuesta la hipoteca que se solicita. Al reunir estas características, la TAE es el indicador recomendado para establecer comparaciones entre distintos contratos hipotecarios. 

Algunos bancos ofrecen algún tipo de bonificación sobre esta tasa por fidelización. Según cuenta EVO, ciertas entidades aplican un beneficio de este tipo a clientes que contratan una serie de productos con la misma entidad. De esta manera, aunque al inicio la TAE ofrecida por el banco en cuestión no sea la más ventajosa, a la larga puede suponer un ahorro a tener en cuenta. 

Con todo, la cantidad que el cliente deberá abonar mensualmente es la parte del préstamo correspondiente al mes y el interés que aplica el banco por ese periodo. 

Tipo variable o tipo fijo

La situación económica fluctúa a lo largo de los años. Esto tiene una repercusión también en la firma de hipotecas, ya que el cliente cuenta con la posibilidad de optar por una hipoteca a tipo fijo o variable en función de las perspectivas generales y de la propia economía. 

En función de la capacidad del cliente para afrontar el riesgo, este puede optar por un modelo u otro. Para esto es necesario conocer el euríbor, el tipo de interés que se aplican al formalizar operaciones entre bancos europeos. Las variaciones en el euríbor pueden suponer un aumento o una disminución en la cuota, algo a tener en cuenta al optar por un modelo variable o uno fijo. 

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