El petróleo ha caído presa de una volatilidad de precios insólita en su historia. Un atípico escenario que es fruto de la conjunción de varios factores característicos e intrínsecos de esta materia prima. José Antonio Pérez, responsable de formación del Instituto BME, explica cuáles son y cómo afectan a su cotización.

La primera de las circunstancias que marcan la evolución del crudo de forma diferencial frente a otras materias primas está en la forma en la que se construye su oferta. Pérez recuerda que “se trata de un mercado muy peculiar”, ya que los países de la OPEP son los que modulan la oferta mundial, que “no se forma de manera natural, sino que en cierto modo está distorsionada”.

Por la parte de la demanda, el experto del Instituto BME recuerda que la situación actual es “excepcional”. En este sentido, remarca que “los aviones no surcan nuestros cielos, apenas hay coches en las carreteras” y que el incremento del gasto publico al que tienen que hacer frente las economías para enfrentar el coronavirus minan el consumo petrolero a escala mundial.

José Antonio Pérez, responsable de formación del Instituto BME Estrategias de Inversión

Sobre este punto, comenta que lo que más marca la evolución del precio del crudo es el ritmo de actividad económica. Aquí encuentra otra diferencia con los mercados de renta variable y renta fija, “donde lo que se descuenta son expectativas a futuro o sobre los tipos de interés”, explica.

En cualquier caso, reconoce que, “aunque haya muchos comentarios sobre las nuevas formas de energía, las economías siguen siendo dependientes del petróleo”. Insiste: “Probablemente en menor medida que antes, pero siguen siendo dependientes del petróleo”.

Pérez también señala que el impacto de la evolución del crudo en el mercado bursátil es “muy breve”. No obstante, señala que el efecto es más prolongado y profundo en los sectores más vinculados a esta materia prima como las aerolíneas y las propias petroleras y refinerías.

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