Desde marzo, con la crisis desatada por la Covid-19, el escenario en el mercado de divisas es de incertidumbre. La situación sanitaria se ha erigido en un factor clave que afecta a la evolución de las monedas. De esta manera, si en un principio el dólar se comportó como moneda refugio, la adversa evolución de la pandemia en EEUU permitió después al euro coger el relevo, fortaleciéndose frente al billete verde.

Ahora, sin embargo, tras últimos datos de contagios en Europa, la tendencia vuelve a cambiar, y es el dólar el que gana terreno frente a la divisa única.

Si tuviésemos que identificar a la moneda que ha demostrado un mejor desempeño durante todo este periodo de confinamiento y ralentización económica, lo correcto sería aludir al yuan chino. La realidad es que se ha fortalecido contra todas las divisas, en paralelo al interés creciente de inversores y empresas por ponerlo (positivamente) en su punto de mira.

El yuan chino se ha fortalecido contra todas las divisas, en paralelo al interés creciente de inversores y empresas

Los inversores tampoco han perdido de vista en estos meses otros factores relevantes, como la evolución de las negociaciones del 'brexit' y, en fechas más recientes, lo acontecido en las elecciones de EEUU.

Al final, cualquier aspecto que pueda incidir en la cotización del dólar, la libra o el euro reviste interés para los inversores y las empresas. Y es lógico que así sea, pues en estas tres divisas se concentra el 80% o el 90% de las transacciones que se llevan a cabo en el mundo.

Ante esta perspectiva, y en vista del impacto que tiene la volatilidad del tipo de cambio sobre la cuenta de resultados de las empresas, es más que razonable el interés de estas por cubrirse del riesgo.

Si la inestabilidad o variabilidad de las cotizaciones aumenta, el riesgo a que los márgenes se vean afectados se incrementa también. Si el precio de cambio se desvía por encima del margen previsto en una operación, la cuenta de resultados puede verse en una situación delicada.

Si el precio de cambio se desvía por encima del margen previsto en una operación, la cuenta de resultados puede verse en una situación delicada

Por eso, el objetivo que debería plantearse un director financiero sería ceñirse al presupuesto y reducir todo lo posible la incertidumbre. Vender más o menos es una cuestión que atañe al departamento comercial, pero lo que al director financiero le concierne es si el dinero que va a entrar o salir de su caja en otra divisa tendrá un efecto en los euros que tiene que pagar o recibir.

Hacer esta previsión no es tarea fácil actualmente, pues a la natural fluctuación de los mercados se suma ahora la inestabilidad de la situación sanitaria en el país o en la región. Con más razón, es necesario atar todos los cabos.

 

En este contexto volátil e incierto, lo que desea cualquier responsable financiero es cubrir su presupuesto dentro de unos rangos que le permitan tener una cierta flexibilidad, lo que se logra, entre otras fómulas, con productos que mitiguen el riesgo de divisa. Ahora bien, dentro del amplio rango de posibilidades que ofrece el mercado, inversores y empresas deberían advertir que no todos los productos son aconsejables para todos los casos.

Si nos referimos a las pymes exportadoras e importadoras, lo recomendable sería decantarse por productos sencillos. Lo contrario, optar por derivados, añadiría nuevos factores de incertidumbre que no son adecuados para todas las empresas.

A la natural fluctuación de los mercados se suma ahora la inestabilidad de la situación sanitaria

En resumen, la prudencia aconseja estar alerta ante los movimientos del mercado de divisas que, con toda seguridad, se producirán en las próximas semanas como consecuencia de la evolución de la pandemia, las decisiones de los bancos centrales y la aversión al riesgo que desarrollen los inversores como consecuencia de los eventos económicos y políticos.

Como se suele decir, en tiempos de cambio, mejor no hacer mudanza. Algo que, trasladado a las soluciones de cobertura, equivaldría a apostar por productos sencillos, líquidos y transparentes.

***Luis Azofra, director general de Ebury España