L. Broche
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La prima de riesgo de la deuda francesa escalaba esta mañana hasta los 81,5 puntos básicos debido a la inestabilidad política tras la caída del primer ministro François Bayrou, y superaba a la de Italia, lo que sitúa la deuda de Francia como la peor de la eurozona.

La rentabilidad de la deuda francesa subía hasta el 3,484%, mientras que el interés que pagaba a esta hora la italiana estaba en el 3,482%.

A su vez, el interés del bono alemán a 10 años, la referencia en Europa al ser considerada Alemania el emisor más seguro, escalaba al 2,666%.

La divergencia entre los bonos franceses y alemanes hacía que la prima de riesgo gala –el sobreprecio que paga el país para financiarse en los mercados a diez años en comparación con Alemania– escalase hasta los 81,5 puntos básicos.

Aunque por la mínima, el diferencial francés era superior al italiano.

Moción de confianza

El sorpasso de la prima de riesgo francesa a la italiana se ha producido después de que el lunes Bayroy perdiese de forma aplastante la moción de confianza que él mismo había convocado en la Asamblea Nacional.

El primer ministro francés, al igual que su Gobierno, tendrá que dimitir al cabo de sólo nueve meses en el cargo.

Un total de 364 diputados se pronunciaron contra la confianza, mientras que le dieron respaldo 194, lo que obliga a Bayrou a presentar su dimisión al presidente, Emmanuel Macron, algo que se espera que ocurra el martes.

El ya ex primer ministro centrista, el primero que cae con una moción de confianza en la V República que comenzó en 1958, había decidido someterse al voto de la cámara de diputados con el argumento de que quería que se validara el diagnóstico de la delicada situación de las cuentas públicas y la necesidad de proceder a un recorte del déficit de cerca de 44.000 millones de euros en 2026.

Los partidos de la oposición, lo que incluye a todos los de la izquierda, pero también la extrema derecha, habían anunciado que votarían contra Bayrou y han responsabilizado en última instancia al presidente, Emmanuel Macron, de la situación del país.

De hecho, la extrema derecha de Marine Le Pen considera que Macron tendría que dimitir, aunque no lo ha pedido formalmente, en nombre del respeto al funcionamiento de las instituciones.

Mucho más lejos ha ido La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, que exige al jefe del Estado que se vaya, y para tratar de conseguirlo este martes va a presentar una moción de destitución que no tiene apenas ninguna posibilidad de prosperar.

Una vez que Bayrou formalice su dimisión, es Macron el que tiene en sus manos la forma de tratar de resolver la crisis política que se ha abierto.

Puesto que ha descartado su dimisión, las opciones que tiene por delante son nombrar a un nuevo primer ministro, que en principio parece la más probable, o convocar elecciones legislativas anticipadas.