Eduardo Bolinches
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La reciente destitución de la gobernadora de la Reserva Federal, Lisa Cook, por parte del presidente Donald Trump ha generado un impacto significativo. Esta acción, sin precedentes, se interpreta como una intensificación de los ataques de Trump al banco central, lo que ha sembrado dudas y debilitado la confianza en los activos de Estados Unidos.

Como resultado, el pesimismo ha regresado a Wall Street, oscureciendo las esperanzas de un recorte de tipos de interés para el próximo mes.

El Ibex 35 cerró la jornada de ayer con una caída del 0,85%, perdiendo la barrera de los 15.300 puntos. Este descenso se vio impulsado por la incertidumbre en Wall Street y por la cautela de los inversores, quienes están a la espera de los datos de inflación y los resultados financieros de la . Dentro del selectivo español, destaca el comportamiento negativo de las acciones del Banco Santander.

Banco Santander acomete la recta final del ejercicio con solidez entre la banca europea que cotiza en el Eurostoxx 50 y luce una capitalización bursátil de 123.000 millones de euros, lo que coloca a la entidad cántabra como la más valiosa del Viejo Continente.

De este modo, supera a grandes gigantes como Unicredit, Intesa Sanpaolo, BBVA o BNP Paribas, que capitalizan entre 94.200 millones y 107.000 millones de euros. Todo ello es fruto de un gran comportamiento en bolsa en un año muy alcista, en el que Banco Santander acumula una revalorización cercana al 85%, rozando el mejor ejercicio desde su entrada en el Ibex 35 en 1992.

Desde un punto de vista técnico, los títulos de Banco Santander mantienen una progresión claramente alcista, con la única excepción del retroceso vivido entre abril y mayo, cuando la nueva política arancelaria de Trump golpeó a la renta variable. En ese momento, desde los 6,55 euros por acción, la cotización descendió hasta los 4,55 euros.

A partir de ahí, la entidad inició una revalorización sostenida en forma de pauta de mínimos y máximos crecientes, que ha llevado a las acciones a marcar máximos históricos en la zona de los 8,338 euros por título, en formato intradiario.

Evolución de las acciones de Banco Santander Eduardo Bolinches Tradingview

En el corto plazo, Banco Santander se mueve dentro de un rango lateral, delimitado entre los 8,32 euros en la parte superior y los 8,09 euros en la parte inferior. Este movimiento, vigente desde el 13 de agosto, puede interpretarse como una fase de consolidación dentro de la tendencia.

Hoy, el banco ha abierto con un importante hueco a la baja tras no lograr revalidar sus máximos históricos. Los mínimos de la sesión, al menos hasta el momento de elaborar este análisis, coinciden con la zona de soporte clave de los 8,09 euros por acción.

Se trata de un nivel de soporte horizontal de gran relevancia, cuya pérdida podría llevar a la cotización hacia la siguiente referencia técnica en los 7,81 euros. Será decisivo comprobar si el precio logra mantenerse por encima de este nivel y evitar nuevas caídas.

En cuanto a niveles operativos, si ya se tienen posiciones abiertas, conviene mantener y situar una orden de protección por debajo de los 8,05 euros en base cierres. De esta forma, se limitaría el riesgo de permanecer comprados en caso de una corrección más profunda que arrastre al valor hacia zonas de soporte de mayor calado.

En cambio, si el precio logra cerrar el hueco bajista de hoy y rebasar con fuerza los máximos históricos en torno a los 8,34 euros, se activaría una señal positiva.

La superación de dicho nivel implicaría que Banco Santander vuelva a situarse en subida libre técnica y absoluta, lo que abriría una ventana de incorporación para el corto plazo. En ese escenario, podría plantearse una orden de compra con un primer objetivo en los 8,50 euros y una orden de protección ajustada para no asumir pérdidas superiores al 3% desde el punto de entrada.

En resumen, Banco Santander sigue siendo un valor a mantener mientras conserve sus soportes clave. Las compras deberían contemplarse únicamente si logra superar máximos históricos, un escenario que ofrecería un entorno más seguro aunque siempre con gestión estricta del riesgo.