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Los inversores minoristas han sido desterrados de las salidas a bolsa en España. De las 46 ofertas públicas de venta (OPV) que han tenido lugar en la última década en nuestro país, sólo seis han permitido la inversión directa a los pequeños ahorradores.

Suponen, por tanto, el 13% de las mismas. Es decir, prácticamente una de cada diez. El porcentaje se reduce aún más si del análisis se excluye la venta del 22% del capital de Endesa que hizo En el en 2014.

Hace algo más de un mes, el director general de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Ángel Benito, pedía impulsar que los inversores minoristas vuelvan a estar presentes en las salidas a bolsa.

"El tramo minorista tiene que volver. Hay que reconducirlo para que vuelva a estar en las salidas a bolsa", subrayaba.

Sin embargo, en la última salida a bolsa que ha tenido lugar en el mercado español, la de Cirsa esta misma semana, los pequeños inversores no han podido participar.

Tampoco pudieron hacerlo en las salidas a bolsa más recientes, como las de HBX, que comenzó a cotizar en febrero, o las de Cox, Inmocemento o Puig, que se celebraron en 2024.

Son varios los factores que explican la desaparición de los tramos minoristas en España, un fenómeno que se extiende al resto de Europa y que también está llegando a Wall Street.

Las principales razones son regulatorias, operativas y estratégicas.

“A raíz de crisis anteriores, particularmente desde la entrada en vigor de MiFID II (en enero de 2018), la regulación europea incrementó notablemente los requisitos de protección al inversor minorista”, advierte Omar Rachedi, profesor del Departamento de Economía, Finanzas y Contabilidad en Esade.

Esa mayor regulación “implica mayores exigencias en la documentación del folleto informativo, el cual debe proporcionar información exhaustiva, clara y comprensible para inversores no profesionales”.

Asimismo, “se exige realizar pruebas de idoneidad y conveniencia, destinadas a garantizar que los pequeños inversores comprenden los riesgos específicos del producto en el que invierten”.

A su vez, estas medidas regulatorias se traducen en costes administrativos y legales sustancialmente mayores.

“Una empresa que incluye minoristas debe asumir gastos adicionales en publicidad dirigida al público general, preparación de documentación exhaustiva, y asesoría jurídica especializada en protección del consumidor financiero”, subraya Rachedi.

Por el contrario, “dirigirse exclusivamente a inversores institucionales ofrece mayor certidumbre y previsibilidad en la colocación”, opina.

Fondos, gestoras o bancos “pueden comprometerse con grandes volúmenes y tienen mayor capacidad para mantener posiciones a largo plazo, estabilizando así el comportamiento de la acción”, añade el profesor de Esade.

Bankia, un problema

Tal y como recuerda Juan José Fernández Figares, “hubo algunas colocaciones a minoristas que dieron problemas por el mal comportamiento posterior de las acciones. Hay compañías que prefieren evitar ese riesgo, dirigiéndose directamente al inversor institucional”.

La salida a bolsa que más problemas ha dado a los inversores minoristas en España, al menos en los últimos años, es la de Bankia.

Muchos minoristas acudieron al debut bursátil de la entidad, que se produjo en 2011, atraídos por la publicidad y las recomendaciones, pero sus acciones se desplomaron poco después de salir a bolsa.

El salto al parqué de Bankia dio lugar a un proceso judicial de gran envergadura, ya que miles de pequeños inversores adquirieron acciones basándose en un folleto informativo que, según sentencias posteriores, contenía graves inexactitudes sobre la verdadera situación financiera de la entidad.

Tras su nacionalización en 2012 y la revelación de que sus cuentas estaban manipuladas, muchos minoristas comenzaron a interponer demandas civiles para recuperar su inversión.

El Tribunal Supremo dictaminó en 2016 que el folleto de la salida a bolsa no reflejaba la imagen fiel de la entidad, lo que daba derecho a los inversores minoristas a reclamar la devolución de su dinero.

Como consecuencia, Bankia puso en marcha un proceso voluntario de restitución mediante el cual devolvió a los accionistas minoristas el 100% del capital invertido más intereses. Con esta medida, la entidad evitaba prolongar los litigios judiciales.

Debido al escándalo,“la demanda minorista en OPV es ahora menos robusta, lo cual hace que las empresas no perciban un gran incentivo en asumir costes adicionales y riesgos regulatorios para atraer a estos inversores”, comenta Rachedi.

Cinco salidas a bolsa y Endesa

Además de la desaparecida Bankia –que destinó el 50% de su oferta a inversores minoristas– otras cuatro compañías han invitado a los pequeños accionistas a participar en sus salidas a bolsa durante la última década.

En 2010, Enel Green Power –absorbida por su matriz, Enel, en 2016– destinó el 77,7% de las acciones a inversores particulares, principalmente italianos, pero también españoles.

En 2011, Banca Cívica –integrada en CaixaBank, igual que Bankia– dedicó un 58% a los pequeños inversores. Cuatro años después, Aena abrió un 10% de la oferta al tramo minorista.

Enel colocó el 22% de Endesa en el 2014. Aunque la operación no es una salida a bolsa como tal, sí contó con un tramo minorista, que supuso el 15% de la OPV. Debido a la alta demanda de los particulares (1,7 veces la oferta inicial), este tramo fue ampliado.

La última salida a bolsa en España que sí contó con tramo minorista fue la de Opdenergy. Celebrada en 2022, la compañía reservó un 4% del total de la colocación (8 millones de euros) para el pequeño inversor.

“La investigación académica revela que los pequeños inversores son más propensos a participar en OPV cuando perciben que el proceso es transparente y las empresas brindan una comunicación clara sobre su valor fundamental”, observa Rachedi.

En consecuencia, considera que “un esfuerzo conjunto por parte de las empresas, la CNMV y las plataformas financieras para mejorar la transparencia y facilitar la disponibilidad de información financiera podría incrementar sustancialmente la confianza y, por tanto, la participación minorista en futuras salidas a bolsa españolas”.