La guerra comercial global, o más bien entre EEUU y el resto del mundo, que comenzó el 2 de abril, continúa sin signos claros de resolución. Ha pasado el último plazo para llegar a un acuerdo, pero todo sigue en punto muerto: aparte de las promesas de alcanzar grandes acuerdos, por el momento hay pocos avances reales.

No en vano, a falta de progreso, este lunes se enviaron cartas a 14 países anunciando nuevos aranceles de hasta el 40%.

El S&P 500 se tiñó entonces de rojo, pero en cuanto se supo que los aumentos se aplicarían a partir del 1 de agosto, es decir, que aún hay tiempo para llegar a un acuerdo, los nervios se moderaron.

¿Y si no hay acuerdo en tres semanas?

Los mercados no parecen demasiado preocupados, apostando por una nueva prórroga en las negociaciones, apoyándose en el ya clásico TACO (Trump siempre se echa atrás). Y en principio, este optimismo tiene sentido: una fuerte subida de aranceles a sus principales socios elevaría la inflación y ralentizaría la economía.

Es probable que la Fedmmantenga su postura cauta y no se apresure a recortar los tipos

Este punto cobra aún más importancia si se tiene en cuenta que, según la Fed, la nueva política migratoria de EEUU podría restar entre 0,75% y 1% al crecimiento del PIB, además de añadir entre un 0,15% y un 0,2% a la inflación. Combinados, ambos factores podrían suponer un gran desafío para el país.

Ahora bien, mientras la economía estadounidense aguante bien, pero persistan las presiones inflacionarias, es probable que la Fed -siempre que no se destituya antes a su presidente- mantenga su postura cauta y no se apresure a recortar los tipos.

De hecho, Jerome Powell lo reiteró la semana pasada en Sintra.

Por último, si EEUU eleva los aranceles, en el mejor de los casos podría bajar el interés de los bonos del Tesoro; en el peor, algunos países podrían empezar a venderlos, como supuestamente hizo Japón hace unos meses.

Esto presionaría al alza los rendimientos, agravando aún más el problema de la deuda.

Subir los aranceles no le conviene a EEUU, por eso es probable que sigan posponiéndolo

¿Con qué nos quedamos al final?

Subir los aranceles no le conviene a EEUU, por eso es probable que sigan posponiéndolo. Pero eso no basta para que los mercados crezcan.

Hace falta un nuevo catalizador, como una temporada de beneficios en EEUU mejor de lo esperado o, idealmente, el anuncio de un acuerdo comercial con un socio clave.

***Igor Kuchma es analista de Trading View.