El pánico se extiende a lo largo y ancho de los mercados financieros. En las últimas tres sesiones, las bolsas occidentales se han dejado casi un 10%, afectadas por las perspectivas de que finalmente haya una recesión económica.

La tormenta perfecta comenzó el pasado jueves, cuando el Banco Central Europeo (BCE) anunció que en julio dejará de comprar deuda europea, momento en el que subirá los tipos de interés en 25 puntos básicos.

Pero la institución presidida por Christine Lagarde no se limitó solo a eso. También dejó la puerta abierta a alzas superiores, es decir, de 50 puntos básicos, en las próximas citas si fuera necesario. Tanto ese anuncio como la ausencia de detalles sobre cómo afrontará la ‘fragmentación’ de la deuda de la eurozona, causaron mucha incertidumbre entre los inversores.

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Además, el BCE empeoró sus previsiones de crecimiento para el bloque de la divisa única, mientras que elevó las estimaciones de inflación.

A las turbulencias provocadas por la autoridad monetaria del viejo continente, se sumó el dato de inflación estadounidense de mayo, mes en el que la tasa interanual alcanzó el 8,6%, niveles que no se veían desde diciembre de 1981.

Bolsas

El dato fue la gota que colmó el vaso de la renta variable. Los descensos de la semana pasada se han extendido a esta y en total, las caídas han alcanzado el 9,5%. Es el caso de la Bolsa de Milán, que recibe el mayor golpe ente las plazas bursátiles europeas.

El Ibex 35 ha perdido un 7,5% de su valor, similar al retroceso del Dax alemán y algo superior al Cac 40 parisino, cuyo descenso ha sido del 6,6%. Lo mismo sucede con los selectivos europeos Euro Stoxx 50 y Euro Stoxx 600, que han cedido un 7,5% y un 6,3%, respectivamente.

El castigo ha sido mayor al otro lado del Atlántico. Las caídas registradas por los principales índices de Wall Street entre el jueves y el lunes han ido del 6,5% del Dow Jones a casi el 10% del tecnológico Nasdaq Composite.

Fruto de esos descensos, el S&P 500 ha entrado en mercado bajista, es decir, la caída acumulada desde los máximos de 2022 ha superado el 20%. En estos algo más de seis meses el índice ha perdido prácticamente 1.000 puntos, al pasar de los 4.800 registrados el 3 de enero, los niveles más altos del ejercicio, a luchar por conservar los 3.800 enteros.

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Sergio Ávila, analista de IG, encuentra la explicación a las caídas de las bolsas en “una fuerte reducción de la liquidez”. “Los inversores tratan de protegerse, desinvirtiendo ante las expectativas de que unos menores resultados empresariales se traduzcan en más ventas en los parqués para cuadrar las valoraciones”, añade. Todo ello, “en un momento en el que los bancos centrales están drenando liquidez del mercado”.

En este contexto, considera que lo único que podría frenar las caídas de la renta variable “sería ver un techo de la inflación que provocase que los bancos centrales frenasen las subidas de los tipos de interés”.

Sin embargo, parece que sucederá todo lo contrario. El mercado espera que el próximo miércoles, tras su reunión de junio, la Reserva Federal (Fed) estadounidense lleve a cabo una subida de tipos de 50 puntos básicos, para situar el precio del dinero en el rango objetivo de entre el 1,25% y el 1,5%.

Asimismo, el mercado descuenta otras dos subidas de 50 puntos básicos en las dos siguientes citas, en julio y en septiembre, para luego continuar elevándolos hasta cerrar el año en niveles del 3%.

EseEse porcentaje está por encima de lo que la propia institución considera niveles de neutralidad -lo suficientemente altos para frenar la inflación pero sin dañar a la economía-, del 2,4%.

Ese es el escenario central, pero cada vez más voces apuntan a un incremento de las tasas de referencia estadounidense de 75 puntos básicos en las próximas reuniones.

Subidas abultadas

Los expertos de Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo, esperan que el presidente de la Fed, Jerome Powell, utilice la conferencia de prensa posterior al encuentro para señalar que subidas más abultadas están de nuevo sobre la mesa de la institución y que estas "no se van a detener en septiembre".

"" futuro, el aumento de la inflación está dando lugar a una carga frontal aún más agresiva de la política de la Fed, lo que crea un grave riesgo de endurecimiento excesivo y, en última instancia, un mayor riesgo a la baja para las perspectivas de crecimiento", advierten también en Pimco.

Pero quizá aún más patente que en las bolsas, el efecto de unos bancos centrales más duros se ha sentido en la deuda pública. Más concretamente, en la fuerte caída de los precios de los bonos y la fuerte escalada -por su relación inversa- de las rentabilidades exigidas por los inversores.

La retirada del BCE del mercado ha provocado que, en solo tres días, la rentabilidad del bono español a 10 años se haya incrementado en 50 puntos básicos, al pasar del 2,5% a rozar el 3%. Se encuentra en máximos de mediados de 2014.

Y lo mismo ha sucedido con el resto de países de la periferia europea. El interés del bono italiano, por ejemplo, ha escalado hasta superar el 4%. Fruto de esa escalada, mayor que la del bono alemán al mismo plazo, las primas de riesgo se han disparado.

El diferencial español -el sobrecoste que España debe pagar para financiarse respecto a Alemania, considerado el emisor más seguro- llegó a rondar el lunes los 135 puntos básicos. A cierre de la sesión del miércoles pasado, previa a la reunión del BCE, se encontraba en los 108.

La prima de riesgo de Italia ha superado los 245 puntos básicos; la de Portugal, los 135, y la de Grecia, los 280.

La renta fija estadounidense no es ajena a estos movimientos. El interés del bono del país a 10 años ha alcanzado el 3,25%.

Dicha rentabilidad fue superada el lunes, aunque de forma muy breve, por la deuda con vencimiento a dos años. Es decir, la curva de tipos de EEUU ha llegado a invertirse.

Esta inversión, que no tenía lugar desde abril, es entendida por el mercado como una señal de que en un plazo de unos 18 meses tendrá lugar una recesión económica.

Euro

En este entorno de subidas de las rentabilidades de los bonos y de caídas de las bolsas, la dirección del euro ha sido bajista.

El cambio de la moneda comunitaria frente al dólar se ha llegado a situar por debajo de los 1,05 'billetes verdes', mientras la moneda estadounidense ha recuperado “su condición de valor refugio para los inversores, apreciándose frente a todas las principales divisas”, explican los expertos de Ebury.

Criptodivisas

Los activos digitales tampoco han escapado de las caídas. El lunes el bitcoin llegó a caer más de un 15%. Ya por debajo de los 25.000 dólares, alcanzó mínimos de diciembre de 2020.

Aunque en el pasado los criptoactivos no se han movido al ritmo de los activos tradicionales, como la renta variable, en los últimos tiempos el vínculo entre ambos se ha estrechado cada vez más”, apunta Simon Peters, analista de eToro.

Pero las criptodivisas no solo se han visto presionadas por la alta inflación o unos bancos centrales más duros. El pánico ha vuelto a este mercado de la mano de las plataformas Binance y Celsius.

La primera de ellas suspendió temporalmente las retiradas de bitcoin como consecuencia de “un atasco” en unos de los lotes procesados, mientras que la segunda plataforma decidió detener la retirada de fondos de sus clientes y prohibir la transferencias entre cuentas.

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