La rentabilidad del bono español entra en negativo por primera vez en su historia. Este viernes, por momentos, llega a tocar un mínimo histórico en el -0,005% que supone la entrada en un territorio en el que ya estaban papeles como los alemanes, franceses y portugueses. Desde que empezó el año, el rendimiento de los papeles españoles, que cotiza a la inversa de su precio, ha caído un 101,1%.

Al inicio del año, antes del que el entonces conocido como virus de Wuhan se convirtiera en la pandemia de la Covid-19 y obligase a los grandes bancos centrales a tomar cartas en el asunto, los bonos españoles rentaban al 0,469%.

El último golpe de efecto llegaba este jueves, con la prometida "recalibración" de herramientas de estímulo por parte del Banco Central Europeo (BCE). Una maniobra en la que, más que aumentar volúmenes, la entidad central ha alargado plazos, prometiendo una actividad compradora en el mercado secundario de deuda más dilatada en el tiempo.

Aunque de momento se trate solo de algunos cruces, nunca antes en la historia los inversores habían pagado por invertir su dinero en bonos españoles a diez años. Dicho de otro modo: asumir costes por prestar su capital al Estado español durante una década. Los tipos negativos sí que se habían ido extendiendo en los últimos años a otras referencias de deuda soberana a más corto plazo, empezando por las letras.

Los analistas destacan que tres son los factores que marcan esta anomalía del mercado. En primer lugar, la voracidad compradora de los bancos centrales para inyectar liquidez en los mercados. Después, la ausencia de inflación que supondría una mayor pérdida de poder adquisitivo por estas inversiones negativas. Por último, pero no menos importante, por la búsqueda de refugio de las carteras más precavidas en el actual entorno de volatilidad.

En manos del BCE

Hasta los fuertes retrocesos de las últimas semanas, los mínimos históricos para el bono español a diez años se habían marcado en agosto del año pasado, cuando se tocaron tipos del 0,044%. Y todo esto a pesar de que la ratio de deuda pública sobre el PIB español alcanzará el 118,8% al cierre de este año, según las últimas previsiones del Gobierno.

Las maniobras que finalmente ha señalado el BCE de Christine Lagarde han sido la clave para definir el rumbo más inmediato de un mercado en el que cada vez menos referencias soberanas europeas ofrecen una rentabilidad que, al menos, llegue a una décima porcentual. En este sentido, si bien ayer se evitó la entrada en terreno negativo del bono español de referencia, un día después se consumía la gesta.

Últimas subastas

En el calendario del Tesoro Público, que el año que viene prevé disparar un 6% su emisión de deuda según lo recogido en los Presupuestos Generales del Estado que ya cuentan con el visto bueno del Congreso, ayer jueves tocó subasta. Y aquí sí que ya hubo tipos negativos, allanando el camino a lo ocurrido este viernes.

Por primera vez en la historia, el organismo emisor de la deuda soberana española colocó bonos a diez años con rentabilidad a favor de las arcas públicas. En concreto, ayer encontró dueño para 921 millones de euros con un tipo marginal del -0,016%. En la subasta anterior de esta referencia, que tuvo lugar el pasado 1 de octubre, el interés marginal de estos bonos a diez años se situó ya en el 0,230%.

Así, salvo cambios de última hora, el día 15 de diciembre se cerrará el calendario emisor. Será con una subasta de letras a tres y nueve meses, dos referencias en las que últimamente también ha marcado mínimos ya desde el mercado primario.

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