Nyesa se desploma en bolsa, con caídas de hasta el 52%, después de haber regresado a causa de disolución por los ajustes que ha tenido que acometer en su gran proyecto inmobiliario en Rusia. La compañía ha informado de que volverá a negociar el convenio de acreedores gracias al cual se mantiene a flote desde hace dos años.

Las acciones de Nyesa han llegado a hundirse hasta los 0,0028 euros, nuevos mínimos históricos para su depreciada gráfica. No obstante, al cierre conseguían amortiguar el desplome en los 0,0037 euros por título, lo que seguía suponiendo un retroceso del 37,3% frente a su cierre de ayer lunes.

La inmobiliaria ha informado en una comunicación relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de la renegociación del convenio que la sacó del concurso de acreedores hace ahora dos años. Y es que, con el ajuste del proyecto ruso de Narvskaia en un barrio industrial la compañia ha entrado en desequilibrio patrimonial, con un agujero de 10,103 millones de euros al cierre del ejercicio 2019, cuyas cuentas ha modificado.

Plan de reestructuración

El consejo de la compañía presentará al Juzgado de lo Mercantil que tramitó su concurso una propuesta de modificación de su convenio, para cuya aprobación espera contar con la flexibilidad señalada recientemente por el Gobierno para la Ley Concursal, pensando en el impacto del coronavirus.

En este sentido, la petición de Nyesa incluirá un nuevo esquema de quitas y esperas para el pago de su deuda, además de una compensación de pérdidas por reducción del valor nominal de sus acciones, que actualmente es de 0,015 euros. Una marca que se coloca sensiblemente por encima de su cotización, más después del desplome de este martes. Después, una ampliación de capital para completar una operación acordeón al estilo de la que recientemente ha cerrado Deoleo.

Fiasco en Rusia

La provisión que la promotora inmobiliaria ha llevado a cabo para su proyecto de Moscú es de 45,6 millones de euros. La compañía justifica este impacto por la aplicación de "criterios de prudencia".

No obstante, la cotizada reconoce que poco queda de la concepción inicial de convertir unos antiguos edificios industriales en "un complejo de apartamentos para la venta, oficinas, apartamentos con servicios hoteleros, locales comerciales y plazas de aparcamiento, con una edificación total de más de 52 mil metros cuadrados".

Si en un principio, esta era la concepción del proyecto, que se esperaba "autofinanciar" con las ventas que se fueran produciendo. Ahora, tras varios cambios de guion, lo que se ha proyectado es un conjunto de inmuebles acorde con "un concepto de taller-loft-vivienda destinado a profesionales liberales". Además, la ley ha cambiado y "los promotores rusos tienen obligación de depositar en una cuenta garantizada los ingresos provenientes de las ventas, lo que impide su aplicación para sufragar gastos de construcción".

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