El miedo campa a sus anchas por las bolsas internacionales. Y a los inversores no les faltan motivos. El coronavirus ha traído consigo una avalancha de recortes de previsiones de negocio, rebajas de estimaciones de expansión económica y hasta alertas de recesión inminente que se ha traducido en una abultada factura para los parqués. Solo se salvan de la quema unos pocos activos refugio.

La peor parte se la han llevado las firmas del sector turístico, puesto que han sido de las primeras en sentir los efectos de la propagación del Covid-19. Más allá de las previsiones que lanzan en otros sectores, aerolíneas, hoteleras y gestoras de reservas ya han comenzado a notar como la demanda de sus servicios baja, los ingresos menguan y en algunos casos hasta comienzan a moderar su oferta.

Desde la propia patronal del sector, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), fue rápida en dar la alarma: la crisis del coronavirus podría costarle hasta 100.000 millones de euros.

Una factura que los inversores han descontado en forma de caídas del 35% para el grupo hispano-británico IAG, del 25% para la alemana Lufthansa, del 27% para la irlandesa Ryanair, del 20% para la estadounidense Southwestern Airlines o del 6% para la taiwanesa China Airlines.

Sin tráfico de viajeros, tampoco hay pernoctaciones en destino. Y las hoteleras se han resentido. Meliá Hotels ha perdido un 26% desde que el coronavirus cruzó la frontera europea y la página de reservas Booking se ha dejado un 16%. La tecnológica española Amadeus, que tiene negocio en todos los tramos de la cadena turística, ha visto menguar su capitalización un 23%.

Y en este apartado no hay que olvidar a las grandes casas de apuestas, que concentran su negocio en grandes centros internacionales de juego, también se han resentido. Emporios del sector como Las Vegas Sands y Caesars Entertainment se han dejado un 20% y 24% respectivamente en las últimas jornadas de Wall Street.

Industria del motor

Otro sector que tiene los primeros efectos dañinos del coronavirus a la puerta de sus factorías europeas y americanas es el de automoción. El cierre de sus factorías o las de sus proveedores en China y otros puntos de Asia comienza a amenazar ya el ritmo habitual de sus cadenas de montaje.

Esta misma semana en la vizcaína Gestamp respiraban con alivio al conocer que Pekín permitiría a algunos de sus empleados el acceso a su planta de Wuhan para retirar material ya manufacturado.

A pesar de esta buena noticia, el mercado no ha sido indulgente y la cotizada pierde un 16% en bolsa. Su comparable más directa en el mercado español, Cie Automotive, acumula un retroceso del 12%. Gigantes del motor como la estadounidense Ford (-19%), la francesa Groupe PSA (-17%) o la japonesa Toyota (-10%) han pisado el freno a fondo en las últimas sesiones del parqué.

Aunque aún más lejano, el peligro del desabastecimiento también se acerca al sector de la gran distribución, especialmente en la rama textil. Inditex, la matriz de firmas como Zara y Massimo Dutti, ha temblado un 16% frente al avance del Covid-19. Asociated British Foods (ABF), la cabecera de Primark y Twinings entre otras marcas, se ha dejado un 19% en la Bolsa de Londres.

Y lo peor en este sector podría estar por venir, pero no solo por lo que se refiere a la cadena de suministro. Si la alerta sanitaria persiste en el tiempo y no llega un antídoto o prevención eficaz contra el virus de Wuhan, podría llegar a verse perjudicada la demanda global de estos productos.

El lujo pierde brillo

Esto sí que ha ocurrido ya en las firmas del sector conocido como gran lujo. El aplazamiento de las decisiones de compra de este tipo de productos, el cierre de centros comerciales y la magnitud que han alcanzado los contagios en el norte de Italia, polo mundial de la moda, se ha llevado por delante un 14% de la capitalización de LVMH, un 11% de Hermès y un 18% de Kering, por citar solo a tres de las más reconocidas del sector.

El sector financiero tampoco se ha librado del temor de los inversores al coronavirus. Especialmente en las últimas jornadas, desde que la Reserva Federal de EEUU (Fed) decidió pasar a la acción y recortar los tipos oficiales de la mayor economía del mundo en medio punto porcentual. Y todo por sorpresa y fuera de sus reuniones de agenda.

A la espera del BCE

El convencimiento de que más bancos centrales seguirán sus pasos y pondrán nuevos obstáculos a la generación de márgenes de negocio en la banca ha arrastrado a mínimos históricos a Bankia (-24%) y Banco Sabadell (-22%). Mientras que Banco Santander y BBVA han visto peligrar este viernes sus soportes de 3,00 y 4,00 euros por acción. Los italianos Unicredit e Intesa Sanpaolo pierden un 30% y un 24% de su respectivo valor en la castigada Bolsa de Milán.

Ni siquiera las utilities que suelen resistir los peores temporales en bolsa han aguantado esta vez. El índice Stoxx 600 Utilities, indicador por excelencia del rumbo del sector en las bolsas europeas, ha visto menguar su gráfica drásticamente desde máximos anuales al son de la aparición de más y más casos de contagio por coronavirus en el Viejo Continente. El retroceso en este periodo es del 10% para el índice.

Y lo mismo ha ocurrido en energía. El Stoxx 600 Oil & Gas pierde un 18% en estas tres semanas. En este caso, el temor a que el frenazo económico implique una menor demanda energética, especialmente de combustibles fósiles, ha penalizado al sector.

Y, por si fuera poco, la falta de entendimiento entre Arabia Saudí y Rusia para volver a reducir el ritmo de bombeo de sus pozos petrolíferos ha dado al traste con la cotización del crudo y sentenciado a las firmas del sector en bolsa. La española Repsol se deja en este tiempo un sonoro 22%.

Mascarillas y diagnósticos

La quema llega incluso hasta el sector sanitario. Más allá de un puñado de compañías que ha anunciado planes para combatir el Covid-19 o que tienen en productos como los geles desinfectantes de manos o las mascarillas su principal recurso de ventas, el rojo también es tónica dominante. El selectivo sectorial europeo ha perdido un 12% en este tiempo sin antídoto para la infección. Y el estadounidense, más de un 5%.

Entre las pocas que se salvan de esta foto, la francesa Novacyt, cuya cotización se ha disparado un 98% al anunciar que ha producido en tiempo récord un método para identificar el virus o la estadounidense Moderna (+52%) que está desarrollando una vacuna. Su compatriota Gilead Sciences consigue ganar un 16% a contracorriente con tres nuevas patentes para un fármaco que podría combatir la enfermedad.

La gallega PharmaMar es otra de las pocas contagiadas de subidas: un 8% con el visto bueno de las autoridades europeas a sus test de diagnóstico coronavirus y su previsión de que uno de sus medicamentos más reconocidos, el Aplidin, podría ser efectivo para frenar la enfermedad al bloquear la proteína que el Covid-19 necesita para reproducirse.

Mención especial se merece la fabricante china de mascarillas Tianjin Teda, que ha visto subir el precio de sus acciones un 74% en el controlado mercado bursátil de Shenzhen.

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