No hay duda. Los tambores de recesión han vuelto a escucharse con fuerza esta semana en los mercados globales. Datos como a mejora de la confianza del consumidor en EEUU no ha logrado compensar el mal sabor de boca que dejó la caída del PIB en Alemania y los inversores han huido a los mercados de renta fija, considerados, en principio, como más seguros que las bolsas. 

Pese al repunte de la renta variable el viernes, las compras masivas de bonos han provocado que los tipos negativos se extiendan a niveles récord. En concreto, y según datos de Bloomberg, el volumen de deuda que cotiza actualmente con una 'yield' negativa supera los 17 billones de dólares. Lo nunca visto. El bono español a diez años está a punto de entrar en ese peligroso terreno, al caer a mínimos históricos del 0,03% esta semana. Y el 'bund' alemán trambién ha profundizado estos días en los tipos negativos

TENSIÓN EN EL CORTO PLAZO

En EEUU la tensión ha llegado a tal punto que, por primera vez desde junio de 2007, la rentabilidad del bono a 2 años (que se mueve de manera inversa al precio) ha superado a la de la deuda a 10 años. Un fenómeno conocido como la curva invertida y que este año ya se había observado en otros plazos, como la deuda a tres o a seis meses. 

El hecho de que el mercado esté pagando más intereses por la deuda a corto plazo que por la de largo es una anomalía que indica que los inversores tienen más miedo por lo que ocurra con su dinero dentro de poco tiempo que en los próximos diez años. 

El gran temor es que la inversión de la curva anticipe, como ya ha hecho en las siete últimas recesiones en EEUU, un frenazo económico de consecuencias incalculables, incluso para la Reserva Federal (Fed). El dardo certero de este indicador en ocasiones anteriores hace pensar que esta vez tampoco se equivocará. Y según datos de Bank of America Merrill Lynch, las últimas recesiones -generalmente definidas como dos trimestres consecutivos de contracción económica- han comenzado, de media, unos 15 meses después de que se produjera la inversión de la curva entre los bonos a 2 y 10 años. 

Sin embargo, los expertos recuerdan que no hay motivo para el pánico en el corto plazo. Los datos de crecimiento del PIB y de la evolución del empleo en EEUU no son síntoma, ni mucho menos, de 'parón'. La economía estadounidense creció un 2,1% entre los meses de abril y junio y el gasto del consumidor aumentó a un ritmo del 4,3%, frente al 1,1% registrado en el trimestre anterior. Hay desaceleración, sí. Pero todo apunta a que lo peor del ciclo tardará todavía en llegar, especialmente con el respaldo de la Fed, que ya ha confirmado que hará todo lo posible para evitar el frenazo sin remedio. 

MIEDO A LA VOLATILIDAD 

Aun así, la última encuesta de gestores de fondos de Bank of America Merrill Lynch deja claro que el miedo se ha instalado en el mercado. De hecho, uno de cada tres gestores prevé que la recesión global llegue en los próximos 12 meses, un pico de desconfianza que no se veía desde 2011, llenando su cartera de deuda para huir de la renta variable global. 

Pero los datos históricos reflejan que la inversión de la curva no se traducen necesariamente en una liquidación duradera de las bolsas. Según datos recopilados por Marketwatch.com, de media, el S&P 500 ha subido un 2,5% en los tres meses posteriores a un episodio de ‘curva invertida’, ganando un 4,87% de media en los seis meses siguientes, un 13,5% un año después, casi un 15% en los dos años posteriores al fenómeno y un 16,4% en los 3 años siguientes. 

Para Andrea Iannelli, director de inversiones en renta fija de Fidelity, "esencialmente, los mercados están diciendo a la Fed, a través de la curva de tipos, que puede tener que hacer más". A su juicio, y dado que ya se descuenta que lo hará, "será difícil para el organismo rebajar las expectativas del mercado: al menos tendrá que mantener una postura moderada reduciendo los tipos aún más y posiblemente más rápido". Así, la gestora estadounidense espera uno o dos recortes de tipos más este año.

 

"Si bien no vemos signos inmediatos de recesión en EEUU, esperamos que la Fed pase por alto un repunte de la inflación subyacente en julio y datos de consumo aún sólidos, y relaje aún más su política para mantener controlados los yields", afirma el experto.

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