Myriam Ávila F. J. Cristòfol

La Covid-19 no ha detenido las obras de la que será la embotelladora más grande de Coca-Cola en Europa y con más de 450 empleados. El centro, situado en la localidad sevillana de La Rinconada, abrirá sus puertas en enero de 2021 y concentrará toda la capacidad industrial de la compañía tras el cierre de la emblemática planta de Málaga.

Esta maniobra ha ocasionado un terremoto entre la plantilla malagueña que aún no se ha estabilizado pese a los ofrecimientos de la compañía. Así lo han confirmado a Invertia fuentes de la mesa de negociación creada entre ambas partes para acordar el que será el futuro de los trabajadores de la planta con más de 60 años de historia.

Las citadas fuentes han aclarado que Coca-Cola ha trasladado tres opciones a los trabajadores, todas en pro de que “ningún empleado caiga en la desprotección de quedarse sin un puesto de trabajo”. La primera opción pasa por prejubilar a los mayores de 55 años mientras que los menores serían trasladados al centro sevillano.

La empresa también vería con buenos ojos traslados a otras plantas más allá de las fronteras andaluzas. Estas propuestas facilitarían un ‘plan B’ a la totalidad de los trabajadores de la planta malagueña y evitaría el despido como ya se temía. El diálogo sigue su curso hasta el próximo 14 de marzo, fecha en la que finaliza el plazo de negociación.

Ante ello, los representantes de los trabajadores han sido tajantes sobre la oferta de Coca-Cola: “No queremos el cierre de la planta”. “Es tremendamente negativo que una empresa cierre sin un argumento claro desde el punto de vista económico”, exponen desde los sindicatos mientras aseguran que lucharán por los puestos de trabajo y las mejores condiciones para los empleados.

Movilizaciones

Tras dos días de movilizaciones, la plantilla sigue luchando y reivindicando soluciones y ultimando más concentraciones. La Plaza de la Constitución y la calle Larios de Málaga acogieron las protestas donde se podían leer lemas que acusaban a la multinacional de “traicionar” a los malagueños, de “aprovecharse” de la pandemia o de tratar a los empleados como “mercancía”.

Con pancartas portadas por los hijos de los trabajadores con leyendas como “Coca-Cola nos separa de mi padre” o “Mis abuelos no viven en Sevilla”, insisten en que “no es la solución” y entienden esta deslocalización como “algo negativo” y no como una oportunidad “como quieren presentar desde la empresa”.

Uno de los extremos que más ha molestado entre los trabajadores es que en pleno proceso de negociación para el cierre de la sede de Málaga haya trascendido que Olive Partners, la sociedad que controla Coca-Cola European Partners (CCEP), haya aumentado su dividendo hasta los 185 millones de euros.

Administraciones

En el terreno político, los sindicatos han reprochado que la Junta de Andalucía no se haya interesado por la situación de los trabajadores. Mientras tanto, el Pleno del Ayuntamiento de Málaga celebrado este jueves votó a favor de pedir a Coca-Cola que reconsiderara el cierre de la planta.

Los cuatro grupos representados, PP, PSOE, Adelante y Cs, aprobaron por unanimidad esta moción. En el debate estuvo presente uno de los conceptos que el sindicato CC. OO. está explotando en las movilizaciones: la reindustrialización de Málaga.

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