En plena pandemia, trabajar y disfrutar de la playa en una segunda residencia solo parece posible en caso de poder teletrabajar. Sin embargo y, a pesar de las polémicas que envuelve a las empresas de reparto a domicilio de comida, este verano los riders pueden disfrutar del turismo sin renunciar a salarios que pueden llegar a superar los 2.000 euros. 

Este es el caso de Daniel Llibre, que desde hace dos años trabaja para Deliveroo en Zaragoza y lleva dos veranos pasando las vacaciones en Palma de Mallorca, sin dejar de repartir los pedidos, solo que para otro público. “Hago medias vacaciones y sigo trabajando. En Zaragoza, en verano la gente huye y bajan los pedidos. En Mallorca facturo más trabajando menos. Además, puedo aprovechar e ir a la playa, visitar la ciudad, estar en mi casa…”, señala a Invertia. 

¿Cuánto más puede facturar? Pues en el caso de Daniel, en Zaragoza ganaba entre 450 y 500 euros a la semana. Y en Mallorca está entre 650 y 700 euros y trabajando siete horas. “Me conecto un rato por la mañana. Luego vengo a comer. Las horas más fuertes son a partir de las 19:00 u 20:00 hasta 11:30 horas. Y por la mañana de 13:00 a 16:00 horas”, apunta. Así que hay mañanas que igual reparte cuatro pedidos y se va a la playa o a visitar algo de la isla; y luego trabaja directamente por la noche.

Además, Palma de Mallorca ha ampliado su zona de reparto a los barrios de la periferia, donde ahora Daniel reconoce que hay más negocio que con los turistas. “El año pasado entregué a barcos, hoteles o alojamientos de Airbnb. Este año esas entregas de este tipo han sido solo un 15%”, indica.

Eso se nota también en el tipo de comida. “Ahora es casi todo personas locales que piden mucho McDonald's y Burger King. Los turistas pedían el año pasado más sushi, poke o ensaladas”, recuerda. 

Verano en Marbella

Y es que la caída de turistas también afecta a destinos como Marbella, desde donde otro trabajador de Deliveroo, Mario Francisco Portilla, señala que sus principales clientes son turistas, aunque este verano se ha notado también el bajón. No obstante, reconoce a Invertia que factura entre 2.200 y 2.400 al mes, más que en la pandemia cuando llegaba a los 1.800 euros. 

De momento, en verano trabaja en Marbella -a donde si llegan otros riders a trabajar y disfrutar a la vez de las vacaciones-. Pero sabe que “si voy a cualquier ciudad me puedo conectar y trabajar en esa ciudad. No hay restricciones”. Por eso, cuando viaje en invierno a Italia elegirá esa opción. 

Deliveroo camping

Eso sí, estén donde estén, las entregas se hacen como en el estado de alarma, sin contacto. Deliveroo -que ya reparte a campings- incorpora esta opción que permite tanto a clientes como a riders elegir la entrega sin contacto cuando hacen pedidos tanto desde la aplicación como desde la web de la compañía. Además, los trabajadores llevan gel y mascarilla, y lavan las mochilas con frecuencia. 

Cambio de vida

En estos dos ejemplos, el reparto de comida a domicilio se ha convertido en el sustento de los dos autónomos. Daniel trabajaba en una multinacional y se quedó en la calle. Así que encontró este trabajo -que compagina con un negocio que abrió con un amigo- y a sus 48 años se siente seguro -laboralmente hablando- a bordo de su moto con la que reparte los pedidos. 

“Tengo un sueldo de 1.500 euros por ir un rato en moto e ir de un sitio a otro a entregar comida. No es un trabajo en el que te tienes que romper la cabeza. Esto es más sencillo, duermo más feliz”, apunta. Eso sí, entiende el gran esfuerzo de aquellos que reparte en bici y cree que las denuncias de explotación laboral vienen de las “cuentas realquiladas de manera ilegal” por otros riders

En el caso de Mario, antes trabajaba en la hostelería como su mujer, con turnos de 12 horas, cobrando entre 1.200 euros y 1.400 euros, sin apenas verse y con un bebé. “Para volver a otro trabajo de hostelería me tienen que pagar más de lo que gano en Deliveroo. No pienso dejarlo”, asegura. 

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