El aumento de casos positivos de coronavirus ya tiene su primera gran consecuencia en el comercio: las cuatro tiendas de Apple en Madrid cerrarán a partir del 24 de agosto. Una medida que anticipa lo que se avecina en el sector y lo que ya vaticinaron algunas patronales si no se tomaban medidas en materias sanitarias y económicas. Pero, ¿por qué muchas tiendas están abocadas al cierre?

Basta con mirar a la capital de España para ver lo que ocurre. En pleno verano Madrid es un desierto. El turismo ha caído en picado y los hoteles están al 20% de su ocupación. En el mes de junio recibió apenas 20.000 turistas internacionales (un 97% menos que en junio de 2019) y en lo que va de año solo 1,4 millones de turistas la han visitado (un 64% menos), según la encuestas de movimientos turísticos en frontera (Frontur) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En Cataluña, con Barcelona a la cabeza, la situación se califica de desastre turístico. Y en el conjunto de España la caída del turismo fue del 97,7% de turistas internacionales en junio, hasta los 204.926 viajeros. El impacto de la caída de turistas tiene un efecto devastador sobre las ventas del comercio, especialmente en el centro de la capital. Muchos turistas que visitan nuestro país aprovechan para realizar compras.

“Los turistas alemanes y británicos son los que más compran ropa de la nueva temporada de invierno y eso es algo que vamos a perder”, explicaba hace unas semanas en Invertia Eduardo Zamácola, presidente de la patronal textil (Acotex), quien reconocía que el 15% de tiendas que han decidido no abrir este verano puede que ya no lo hagan en septiembre. 

Y es que el agujero en el comercio es más grande de lo esperado. La previsión de cierre para el sector del comercio pasa de una caída del 10% al 13% de facturación este año, en torno a 30.000 millones de euros para todo el comercio, según las últimas estimaciones de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), la patronal de empresas como El Corte Inglés, Ikea o Carrefour. Previsiones que probablemente vuelvan a revisarse. 

Esto, evidentemente, también tendrá su repercusión en términos de empleo. El sector del comercio (no alimentario) da trabajo a 1,9 millones de personas; muchas de las cuales siguen en ERTE todavía. Por ello esperan que se amplien las condiciones más allá del 30 de septiembre para evitar despidos masivos.

¿Zara después de Apple?

Aunque la situación en el comercio minorista parezca peor, las grandes superficies también sufren. Un ejemplo de ello es Apple. Ya sea a pie de calle en plena Plaza de Sol o en el centro comercial Parquesur (Leganés) los grandes comercios se están quedando sin clientes. 

Apple Store de la Puerta del Sol, en Madrid. Chema Flores Omicrono

La afluencia a centros comerciales y tiendas se desplomó un 25,2% en el mes de julio respecto al mismo mes del ejercicio precedente a pesar de las rebajas, debido al impacto del coronavirus, según se desprende del índice Shoppetrak. Lo cierto es que los centros comerciales volvieron con fuerza tras el estado de alarma, pero los rebrotes y el verano están acabando con el consumo. 

En esta situación, cabe preguntarse si el caso de Apple es único. La respuesta es no. Inditex ya anunció su Plan Estratégico 2020-2022 para cerrar 1.200 tiendas en todo el mundo. De estas, en España se producirían entre 250 y 300 cierres. Y hace apenas unas semana, el sindicato CCOO pidió al dueño de Zara paralizar los cierres que ya han comenzado en nuestro país hasta alcanzar un acuerdo laboral.

Tendam, que aglutina las marcas Cortefiel, Pedro del Hierro, Women'secret, Springfield y Fifty, no descarta realizar reajustes en todo su ecosistema empresarial, aunque ahora mismo sobre la mesa no tiene ningún plan para cerrar tiendas. 

En definitiva, se espera un otoño complicado para el comercio y la gran superficie. Muchos lo avisaron, pero pocos parecían creerlo. Los rebrotes están condenando el consumo en los comercios que prefieren echar el cierre temporalmente como Apple a la espera de ver lo que ocurre. El problema es que muchos de los que bajan la persiana ya no la volverán a levantar. 

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