Los bancos españoles no han perdido ni un minuto para anunciar sus propuestas de dividendo una vez que el Banco Central Europeo (BCE) ha levantado las restricciones que impuso con la pandemia, pese a que la directriz principal sigue siendo la "prudencia". La intención de los mayores bancos del país es distribuir a sus accionistas entre el 30% y el 50% de su beneficio de este año, en el que esperan crecer pese a que empezarán a enfrentarse al aumento de los impagos.

Es el caso de los más grandes: Santander, CaixaBank y BBVA. Los dos primeros serán más "generosos", con repartos de hasta el 50%, mientras que la entidad que preside Carlos Torres mantendrá un payout (porcentaje de beneficio que se destina a dividendo) de entre el 35% y el 40%, a lo que sumará una recompra de acciones por el 10% de su capital, que aportará también valor a los accionistas.

Unas intenciones que son factibles en función de su posición de solvencia, según consideran los analistas de Credit Suisse. En tres recientes informes, elaborados tras la publicación de los resultados semestrales de estos bancos, los analistas de la casa suiza dan su bendición a los planes de remuneración de estas entidades.

Diversificación y capital reforzado

"Seguimos confiando en la capacidad del banco para entregar dividendo y cumplir las expectativas de recompra, con los resultados de los test de estrés mostrando de nuevo los beneficios de la diversificación geográfica frente a la disminución del capital", apuntan los expertos de la casa de análisis en relación con BBVA.

El banco confirmó hace unos días, después de la decisión del BCE, que ha puesto en marcha los engranajes de la operación de recompra de acciones anunciada meses atrás de hasta el 10% de su capital, que comenzará no antes del próximo otoño. A ello se suma un dividendo de entre el 35% y el 40%, en línea con la política de la entidad previa a la pandemia.

Respecto a Santander, desde Credit Suisse valoran que está "bien capitalizado", por lo que "debería ser capaz de entregar 0,22 euros en capital, correspondientes a un payout del beneficio de 2021 del 50%".

La entidad lleva meses anunciando su intención de repartir entre un 40% y un 50% de sus ganancias en forma de beneficio y, de hecho, ha ido guardando una parte de capital para poder destinar en torno a la mitad de su beneficio a pagar a sus accionistas.

José Antonio Álvarez, consejero delegado de Santander, durante la presentación de resultados del primer semestre.

En el primer semestre, el banco reservó 18 puntos básicos de capital para este fin con la confianza de que el BCE levantaría su recomendación de distribuir solamente un payout del 15% a partir de septiembre, como así ha sido. Cerró junio con una ratio CET1 del 12,11%, por encima de sus objetivos.

El banco que preside Ana Botín tiene claro que el BCE no se va a oponer a esta política de dividendos, que sus gestores consideran "prudente", y su consejo de administración tomará la decisión de cuánto repartir a sus accionistas tras el verano.

En cuanto a CaixaBank, los analistas de la entidad suiza consideran que mantiene unos niveles de capital "sólidos", lo que "garantiza al banco margen para cumplir su nuevo objetivo de un payout del 50% para 2021".

No en vano, la entidad cerró el primer semestre con una ratio CET1 fully loaded, la de referencia para el mercado, del 12,9%, umbral que se encuentra por encima de los objetivos del banco, según señaló CaixaBank en su presentación de resultados.

Ya se pedía prudencia antes

Un respaldo que estos tres bancos cuentan con tener también por parte del BCE, que vigilará de cerca la política de dividendo de las entidades y para ello tendrá en cuenta los resultados de los test de estrés que llevó a cabo junto a la Autoridad Bancaria Europea y que revelan a Bankinter como el banco español (de entre los grandes) más solvente en caso de crisis y a Sabadell como el que menos.

La clave de sus aprobados será la "prudencia", algo que los supervisores requerían ya a las entidades en relación con el dividendo antes de que la pandemia se convirtiera en protagonista de la actividad económica.

No en vano, en varias ocasiones el Banco de España manifestó a las entidades que una ratio de payout elevada (es decir, del entorno del 50%) dificulta tener capital para responder ante crisis y que "las políticas de retribución al accionista deben adecuarse a las necesidades de generación orgánica de capital de cada entidad". No sorprende, pues, que la primera medida tras la llegada de la pandemia fuera suprimir el dividendo.

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