Las tijeras están afiladas y apuntan hacia el sector financiero. La crisis del coronavirus enfrenta a la banca al que podría ser su recorte de rating más profundo desde el hundimiento de Lehman Brothers. El drástico y constante empeoramiento del escenario económico que conlleva la epidemia amenaza la calificación crediticia de un nutrido grupo de entidades.

La amenaza de un hundimiento tan amplio y generalizado de las calificaciones crediticias de la banca como para marcar máximos de la última década -o incluso de la historia- no está solo en las previsiones. Ya apunta hacia este escenario la evolución más reciente de los ratings del sector. Y la crisis del Gran Confinamiento, sobrenombre con el que la ha bautizado el Fondo Monetario Internacional (FMI), apenas acaba de arrancar.

Solo entre los meses de enero y abril de este 2020, la agencia Fitch Ratings ha propinado 141 recortes de nota crediticia a entidades financieras. En apenas cuatro meses se ha superado el recuento total del año pasado, cuando se produjeron 111 rebajas de calificación en el sector. El sumatorio de 2018 ya se ha rebasado también y el de 2017, con 163 recortes, está a tiro de piedra.

Sin cura a la epidemia

Aunque los bancos centrales han estado ágiles a la hora de inundar de liquidez los mercados y los bancos llegan a esta crisis con unos balances mucho más saneados que hace una década, el constante empeoramiento de las previsiones macroeconómicas pesa sobre la banca. El temor a que sus milmillonarias provisiones puedan quedarse cortas si no llega pronto una cura para el Covid-19 amenaza su solvencia pese al titánico esfuerzo para blindar sus balances.

Un reciente informe de Fitch Ratings es tajante al señalar que, con este ritmo de recortes, “2020 representará un nuevo pico de rebajas anuales”. En los cuatro primeros meses del año, la agencia de valoración de riesgos ha degradado la nota de 405 corporaciones contando también con compañías no financieras. Además, asegura que la mayoría de ellas se han producido en el escaso periodo de tiempo que va “desde mediados de marzo” hasta el cierre de abril.

Muchas candidata al recorte

Por si estas pistas fueran pocas, la agencia señala que un 60% de los cambios a peor de calificación crediticia que ha llevado a cabo tienen que ver con su perspectiva y no directamente con la nota. Una previsión negativa que suele ser antesala de un próximo recorte de rating, salvo un rápido resurgimiento de las finanzas de la compañía estudiada o del entorno económico que propicia esta revisión. Y, en este caso, lo segundo parece bastante improbable.

En este sentido, el estudio de Fitch apunta que “hay probabilidad de más recortes durante lo que resta de 2020 y en 2021”. Una afirmación que deja entrever que las proyecciones de la compañía están lejos de vaticinar la recuperación en V que hasta hace unas semanas conformaba la opinión mayoritaria del mercado.

La nota optimista llega por el impacto que se prevé individualmente para cada entidad, que se estima más llevadero que en otras ocasiones. En este sentido, a lo largo del primer trimestre del año solo se ha degradado en más de un escalón el rating de seis entidades financieras. La media de la última década (2010-2019) alcanza 11 recortes de esta magnitud al trimestre. Entre los años 2008 y 2009, en pleno apogeo de la crisis de Lehman Brothers, se sumaron 360 rebajas de este tipo.

En este caso, el saneamiento de balances y las medidas de contención y emergencia de los bancos centrales sí que juegan a favor de la industria. Los recortes son más ligeros, de apenas un escalón, como ha ocurrido en 40 ocasiones a lo largo del primer trimestre de este año. Aquí el ritmo sí que es sensiblemente superior al que marca la media de los últimos diez años: 25 rebajas por trimestre.

Muy cerca del ritmo de 2009

De momento, el agregado de recortes en el sector se queda lejos de los 473 que la agencia propinó en 2009, el año siguiente al hundimiento del gigante estadounidense y el más doloroso hasta la fecha para la industria financiera en lo que a ratings se refiere. Sin embargo, si el ritmo de las últimas semanas se mantiene, la cifra podría superarse con holgura.

Ese récord supone una media de 158 tijeretazos por cuatrimestre. Y como ya se apuntaba más arriba, en los primeros cuatro meses de un 2020 que hasta marzo no ha visto estallar las primeras consecuencias de la crisis del coronavirus, ya se han producido más de 100 recortes.

El mayor riesgo lo tienen aquellas entidades financieras que están al filo de la categoría del bono basura, también conocida como high yield. El riesgo de convertirse en uno de los muchos ángeles caídos que esta crisis amenaza con excluir del universo del grado de inversión pasa por unos mayores costes de financiación, más estrechez en el acceso al crédito y, de cotizar en bolsa, un más que seguro desplome para su capitalización.

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