Miguel Elizondo Eduardo Ortega Socorro

Toda actividad industrial y de construcción de obra pública que esté en condiciones de volver a operar el lunes después de Semana Santa podrá hacerlo. Esta es la propuesta que parte con más apoyo dentro del seno del Gobierno de cara al Consejo de Ministros que se celebrará mañana martes. 

Lejos de representar una vuelta masiva a la actividad, el propio enunciado será el que limite el número de empresas que regresan. Y es que, no es casualidad el matiz que señala "en condiciones para volver a operar". Un punto en el que se han identificado dos problemas fundamentales: los suministros y los Equipos de Protección Individual (EPI).

En el primero de los casos, la gran duda recae en el estado de los proveedores de suministros de la gran empresa. Como se ha visto en el caso del material médico, se teme que las empresas que dependan de suministros que vengan del extranjero tengan escasez de recursos para comenzar a operar.

Del mismo modo, en el seno de los grandes conglomerados industriales preocupa que, después de los datos de destrucción de empleo anunciados la semana pasada, parte de la industria auxiliar no esté en condiciones de suministrar todo lo necesario, sobre todo al sector de la construcción. 

En este caso, las compañías tienen un colchón claro: los ERTE. Si no cuentan con el material necesario que garantice su operativa, las empresas pueden acogerse a este mecanismo de flexibilidad hasta que consigan revertir la situación.

En el caso de los EPI, la situación es mucho más difusa. Ahora que parece que el déficit de este tipo de equipamientos de los profesionales de la sanidad comienza a compensarse, las dudas radican en cuántas compañías cuentan con material suficiente para que sus trabajadores puedan estar equipados regularmente según las recomendaciones fijadas por Sanidad.

Desde las empresas señalan que la clave no es sólo el arranque. Se quiere evitar a toda costa que la falta de este equipamiento sea motivo para parar una vez comience la actividad.

Ausencia de guías claras

En la otra mano estaría el control que va a tener sobre esta circunstancia la inspección de trabajo. En este momento, el Ministerio de Sanidad sólo ha facilitado recomendaciones basadas en lo dictado por la Organización Mundial de la Salud. Unas medidas que, con el paso de los días van evolucionando como todo en esta crisis.

Del mismo modo, la incapacidad de dotarse de EPI no está recogida como un elemento por el que las empresas puedan acogerse a un ERTE.

Muchas empresas ya antes del parón de los permisos retribuidos habían puesto en marcha sus propios procedimientos para limitar el riesgo de contagio entre sus trabajadores. Unos procesos en los que, sobre todo en lo referente a la industria, se había contado con el apoyo y la participación de los sindicatos en la elaboración de los mismos.

La ausencia de una regulación específica sobre con qué tipos de EPI debe estar equipados cada tipo de trabajador deja la situación en un limbo de interpretación en el que el mejor ejemplo son las mascarillas. Ahora mismo no existe una obligación en su uso pero sí un intenso debate.

Algunas recomendaciones las están promoviendo sólo para empleados que tengan que estar a menos distancia de compañeros de lo indicado. Otro uso común de este instrumento está siendo en el trasporte de trabajadores para los que se recomienda además de que, en el caso de coches y furgonetas, sólo haya un trabajador por fila. Del mismo modo, existen otras recomendaciones que, para trabajadores que estén a la suficiente distancia de sus compañeros, aconsejan no utilizarlas precisamente porque, mal utilizadas, pueden ser un foco de infección

Papel clave de los sindicatos

En este contexto los sindicatos van a jugar un papel clave en la vuelta a la actividad. El colectivo ha reclamado al Gobierno en la reunión que los agentes sociales celebraron ayer lunes con Nadia Calviño, Teresa Ribera, María Jesús Montero, Yolanda Díaz, Luis Planas, Reyes Maroto y José Luis Escrivá que la seguridad de los trabajadores sea la única prioridad en la vuelta.

En el encuentro, se indicó explícitamente que la industria sólo podrá volver a ponerse en marcha si garantiza la seguridad de los trabajadores, una reclamación de los sindicatos. "En las empresas debe haber EPI y elementos de protección, a la vez que debemos hacer guías para todos los sectores para que los trabajadores y los empresarios sepan todas las medidas que se deben tomar para que no se infecte ningún trabajador ni se reproduzca el coronavirus. Tanto desde el punto de vista de la distancia entre trabajadores como de la frecuencia de entrada a los turnos de trabajo", explica José Álvarez, secretario general de UGT.

Respecto a las citadas guías, Álvarez aclara que se acordarán y arbitrarán con el Gobierno y que serán explicativas para que "las empresas sepan cómo y de qué manera han de actuar tanto desde el punto de vista de la seguridad laboral como en caso de que produzca alguna infección de coronavirus".

Además, Álvarez ha indicado que "el retorno a la actividad tiene que se gradual y con garantías. Tenemos que conseguir que el máximo del país empiece a producir con el mínimo movimiento de personas".

Fuentes de CCOO coinciden con este análisis y precisa que "lo primero es la emergencia sanitaria pero, si deciden que se retoma la actividad de forma paulatina, es fundamental que se cumplan absolutamente todas las medidas de seguridad y protección de la salud".

Datos positivos de contagios 

Por los datos que las autoridades sanitarias han podido recopilar estas semanas, tanto las actividades en fábrica como las de construcción al aire libre no parecen haber sido focos de contagio significativos. En cambio, sí existen indicadores de que la cantidad de infectados en oficinas ha sido importante. 

Esta circunstancia está siendo capital a la hora de apoyar la vuelta a la actividad y, del mismo modo, a fomentar que todos los trabajadores que puedan teletrabajar lo hagan. Una medida que se quiere extender durante meses debido, también, al desahogo que supondría para el transporte público.

Y es que, además de en los puestos de trabajo, el gran reto de la vuelta a la actividad va a estar en los desplazamientos a los centros laborales. En este sentido, el objetivo en esta vuelta gradual a la actividad es que no genere aglomeraciones. Del mismo modo, antes del próximo lunes también se espera que Sanidad realice recomendaciones tanto de capacidad como de utilización de elementos como mascarillas para los ciudadanos que se vean obligados a utilizar el transporte público de forma regular. 

Así las cosas, el próximo 13 de abril arrancará la vuelta de la actividad laboral. Una semana en la que se espera que el ritmo sea gradual y muy limitado. Un primer escalón en la que los trabajos se centrarán prácticamente en volver a poner todos los procesos en marcha para que sea la semana siguiente cuando veremos cómo los sectores de la construcción y la industria van recuperando el ritmo. Para volver a hablar de "normalidad" aún habrá que esperar.

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