Alberto D. Prieto José Manuel Del Puerto

La vuelta a la normalidad tras la crisis del coronavirus no lo será hasta que también se dé en términos económicos. No es de extrañar, por tanto, que las medidas de desescalada vayan a empezar por esta vía, según confirman fuentes oficiales del Ministerio de Nadia Calviño. El objetivo es volver a la casilla de salida en un año, un plazo que economistas y grandes inversores ponen en duda.

"El permiso retribuido desaparece con el Jueves Santo", explican fuentes de la Vicepresidencia de Asuntos Económicos, "y a partir de ahí los trabajadores retornan a su normalidad". Sin embargo, el propio ministro José Luis Ábalos reconocía este domingo que el Gobierno aún no tiene claro “cuáles son los sectores básicos” y qué calendario se va a aplicar.

Nada hace presagiar que la vuelta al estado de alarma previo al último decreto-ley vaya a ser totalmente igual. En todo caso, las citadas fuentes trabajan con un plazo ambicioso a los ojos del sector, porque dan por hecho que "la recuperación nos llevará un año". Al menos, matizan. Y es que ya reconocen que si la salida es en forma de uve, como insiste el Ejecutivo al hablar de "crisis temporal", tendrá una rampa de salida muy larga y tendida.

El decreto que cambió todo

“Antes del domingo 29 de marzo era posible, aunque no fácil. Ya no”. Así de tajante es Javier Santacruz, profesor de IEB, al explicar el margen con que cuenta la economía española para volver a la casilla de salida a lo largo de 2020. “Al triunfar las tesis de un cierre casi total y con la peor forma, al generar inseguridad jurídica por la ausencia de un plan detallado de clausuras y reaperturas, no podemos pensar en una recuperación tan rápida”, puntualiza el experto.

A la luz de los recientes datos de empleo y afiliación a la Seguridad Social de marzo, que podrían ser solo la punta del iceberg con el que la economía española podría chocar, Santacruz explica que “en algunos casos tocará reconstruir más que recuperar”.

Un análisis que concuerda con el análisis de Pimco, una de las mayores gestoras de inversión del mundo, que señala que esta es “la primera crisis de la Historia provocada por decreto gubernamental”. Sus previsiones de que el pico de la pandemia a escala mundial se produzca en el tercer trimestre de este año chocan con la idea de que para mediados del que viene la economía española pueda haber recuperado todo su músculo.

Para conseguir que este reto "hacia una nueva normalidad", como la bautizó Pedro Sánchez el sábado, sea más fácil, se necesitarían suplementos. Por eso, el presidente del Gobierno ya ha advertido de que presionará con dureza este jueves en el Consejo Europeo para evitar la que él mismo define como "una crisis de más graves consecuencias que la de 2008". Así se le podía leer este domingo en un artículo de prensa publicado en una decena de medios europeos.

A por los 'coronabonos'

En ese sentido, según un portavoz de Economía, la ministra Calviño está "esperanzada y confiada en que Europa esté a la altura". Y lo cierto es que el Ejecutivo holandés lleva dos semanas plegando velas tras su postura pétrea del pasado 26 de marzo, cuando su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, llegó a acusar a España e Italia de no poder hacer frente al Covid-19 por no haber "reformado sus economías en los últimos años".

"Tenemos Eurogrupo el martes", recuerdan en Economía, "y la vicepresidenta Calviño lleva toda esta semana negociando muy duro". La postura del Ejecutivo español será firme, dicen, defendiendo los eurobonos. "No vamos a mínimos, negociamos de verdad", advierten, y creen que "ya se está viendo algo de luz en las delegaciones de los países menos empáticos".

Esa es la razón por la que los esfuerzos en deuda que está haciendo Sánchez confía en que puedan subsumirse en unos bonos que mutualicen el riesgo entre todos los socios europeos: a todos los estados miembro le saldría más barato y la garantía no sería la economía de uno solo, sino la más fuerte de la Unión. Ésa es la base de la "esperanza" de Calviño en que la recuperación del crecimiento previo a la crisis tarde sólo (o tanto como) "un año".

Todos estos supuestos se le antojan demasiado optimistas a José Ramón Pin, profesor del IESE, que en el mejor de los casos prevé “una suerte de rescate a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) con sus correspondientes condiciones”. En este sentido, apunta a que “quizá pongan el foco en bajar el gasto público, especialmente en las subidas de sueldo a funcionarios y la revalorización de las pensiones”. Dos de las medidas más recientes del Gobierno de Sánchez antes del estallido de esta crisis sanitaria.

El peso del turismo

El economista subraya que “va a ser muy complicado recuperar la ‘Marca España’ en turismo”, un sector que supone el 12% del PIB nacional, y duda de que el golpe en sectores fundamentalmente exportadores, como el de automoción, “vaya a poder recuperarse tan pronto con las previsiones que se manejan sobre el impacto del virus en la economía mundial”.

Si a eso se le suma que cualquier ‘plan Marshall’ en la construcción “podría demorarse año y medio desde el anuncio de la inversión hasta sus efectos más sólidos”, Pin considera que en un año, “en el mejor de los casos, se podría recuperar un 80% de lo perdido”. El 100% lo ve digno de una odisea para este Gobierno.

A todo esto, el profesor del IESE añade que “muchas empresas han descubierto el teletrabajo y muchos consumidores la compra online en los últimos días, lo que podría desembocar en plantillas más productivas y compuestas de menos personal”. Y la cuestión del paro no es para nada baladí en esta recuperación.

Por lo que se refiere al turismo, los economistas de UBS señalan sin rodeos que será uno de los que sufra “daños más persistentes”, lo que forzará “un ajuste estructural que hará que España se recupere más lento que otros países pero crezca más en 2021”.

En este punto, Bank of America recuerda que “los gobiernos europeos conocen bien” cómo situarse al rescate tomando participaciones de capital y poniéndose como prestamista de último recurso. Algo que, avisa, pondrá piedras a la recuperación por “aumentar el estrés crediticio” y el rating de España hoy por hoy se queda en el aprobado alto.