Bruselas

La fractura entre países del Sur y del Norte sigue bloqueando una respuesta económica conjunta de la Unión Europea a la crisis del coronavirus, que ya ha provocado un desplome de la actividad sin precedentes en todos los Estados miembros. Los dos bandos tratan de acercar posturas con el fin de pactar algún tipo de plan en el decisivo Eurogrupo del próximo 7 de abril. Pero las posturas contrapuestas están tan enrocadas que de momento no se atisba ninguna solución de compromiso satisfactoria para todos los Estados miembros.

Alemania y Países Bajos ofrecen a Italia y España -los países más golpeados por la pandemia- un rescate blando a cargo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), pero ni siquiera se ponen de acuerdo sobre las condiciones. Roma y Madrid rechazan esta solución por el estigma que supone ante los mercados y la opinión pública y porque la asistencia financiera engordaría todavía más su ya abultada deuda.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, alegan que la del Covid-19 es una crisis simétrica que no se debe a errores del pasado y afecta a todos los países por igual. Por eso reclaman la emisión de deuda conjunta por parte de la UE para sufragar en común los costes de la reconstrucción. Pero los 'coronabonos' o 'eurobonos' son un tabú en Alemania, Países Bajos o Austria, que no quieren asumir los riesgos financieros de sus socios del sur.

"Hay seis propuestas que se están discutiendo (para el Eurogrupo) y ninguna de ellas tiene todavía un apoyo total. La única línea roja clara para varios Estados miembros son los eurobonos", explican a EL ESPAÑOL fuentes diplomáticas. Este es el menú de alternativas que se negocia contrarreloj en Bruselas para ayudar a Italia y España.

El rescate del MEDE

El Mecanismo Europeo de Estabilidad se creó durante la crisis del euro y actualmente tiene una potencia de fuego de 410.000 millones de euros. Los países del Norte ofrecen a Italia y a España un rescate blando en forma de líneas de crédito preventivas equivalentes al 2% del PIB (es decir, alrededor de 24.000 millones de euros en el caso español y 36.000 en el caso italiano), con un plazo de devolución entre 5 y 10 años. Se trata de un instrumento previsto en el Tratado del MEDE pero que hasta ahora nunca se ha usado.

Otra opción en la que trabaja el Eurogrupo es crear un instrumento especial de emergencia contra el coronavirus de 80.000 millones de euros, al que cada país podría acceder según su contribución al MEDE. Es decir, a España le corresponderían 9.440 millones porque su cuota en el fondo de rescate es el 11,8%.

El problema que sigue sin resolverse es el de las condiciones. Las reglas del MEDE exigen que cualquier país que pida ayuda debe someterse a un plan de ajuste recogido en un memorándum y supervisado por los 'hombres de negro'. El ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, acepta relajar estas exigencias: "No necesitamos una troika", dijo el jueves a la televisión alemana.

Su homólogo francés, Bruno Le Maire, propone activar el MEDE "con condiciones light y que no no estigmaticen a ningún país". Pero Países Bajos sigue insistiendo en que deben exigirse reformas a los países que piden ayuda, aunque sean más suaves que en condiciones normales. Alega que las reglas no pueden ignorarse y que sólo así se garantiza que los beneficiarios no necesitarán más ayuda en el futuro.

En el otro bando, Italia lidera la oposición a que se use el fondo de rescate. Su primer ministro ha escrito este viernes una carta a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en la que sostiene que el MEDE es "totalmente inadecuado para el objetivo que se persigue, teniendo en cuenta que nos enfrentamos a un shock simétrico, que no depende del comportamiento de los Estados miembros".

Por su parte, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha dejado claro que España no tiene ninguna intención de pedir un rescate blando, con lo que la eficacia de este instrumento para ayudar a Madrid y Roma sería totalmente nula.

Los 'coronabonos' de España e Italia

Es la solución que siguen reclamando Conte y Sánchez para que la UE asuma de forma mancomunada los costes multimillonarios de la reconstrucción. Sin alguna forma de eurobonos, la deuda pública de Italia y España se disparará hasta límites insostenibles, con el consiguiente riesgo de perder el acceso a los mercados para financiarse. La iniciativa cuenta también con el apoyo de Francia, Irlanda, Bélgica, Luxemburgo, Portugal, Grecia y Eslovenia, que firmaron una carta conjunta la semana pasada.

El primer ministro italiano propone rebautizar los 'coronabonos' como Bonos Europeos de Recuperación. No se trata de mutualizar las deudas pasadas de los países de la eurozona ni de asumir las deudas futuras de otros. Sería "un instrumento innovador" destinado exclusivamente a "financiar los esfuerzos extraordinarios que Europa deberá acometer para reconstruir su tejido social y económico", sostiene Conte en su carta a Von der Leyen.

Sin embargo, Alemania, Países Bajos, Austria y Finlandia vetan cualquier discusión sobre los eurobonos. Es más, alegan que esta petición envenena el debate e impide que se avance en otras alternativas. El primer ministro holandés, Mark Rutte, señala que la mutualización de la deuda abriría el paso a una "unión de transferencias" permanente entre el Norte y el Sur y dispararía los riesgos en la eurozona.

En las instituciones de la UE, también hay muchas reservas hacia los 'coronabonos'. El director del MEDE, el alemán Klaus Regling, avisa de que empezar a emitirlos podría costar hasta tres años y por lo tanto no servirían para la crisis actual. Por su parte, Von der Leyen defiende que el mejor instrumento para la reconstrucción será el presupuesto plurianual de la UE para el periodo 2021-2027, todavía pendiente de aprobarse. "Algunos hablan de un plan Marshall. El presupuesto de la UE debería ser nuestro plan Marshall", ha dicho.

El 'megafondo' de reconstrucción de Francia

En un intento de superar "debates ideológicos sobre eurobonos o coronabonos", Francia ha presentado al Eurogrupo un plan alternativo pero muy similar a lo que piden Italia y España. Se trata de crear un 'megafondo' extraordinario y temporal en la UE -que de momento no tiene cifra-, con el objetivo de financiar la reconstrucción económica tras el coronavirus, que según París será "larga, difícil y costosa".

Este 'megafondo' emitiría bonos con una garantía conjunta y solidaria de todos los Estados miembros. Estaría operado por la Comisión y el dinero se distribuiría entre los países en función del daño económico que hayan sufrido por el Covid-19. Es decir, la propuesta francesa está pensada para Italia y España como principales beneficiarios.

Para no aumentar la deuda pública de estos países, los bonos se pagarían a largo plazo mediante un recurso excepcional, como un impuesto de solidaridad o una contribución extraordinaria de los Estados miembros. El instrumento tendría un límite temporal de entre 5 y 10 años. Y estaría fuera del presupuesto plurianual de la UE para el periodo 2021-2027. Es improbable que Angela Merkel y Mark Rutte acepten esta solución.

El 'minifondo' sanitario de Países Bajos

El Gobierno holandés ha provocado un escándalo diplomático al culpar a Italia y España de no haber aprovechado los años de bonanza económica para poner en orden sus cuentas, lo que les obliga ahora a pedir ayuda a la UE. Unas declaraciones que el primer ministro portugués, António Costa, tachó de "repugnantes". Tanto el primer ministro, Mark Rutte, como su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, han acabado entonando una especie de mea culpa: "No hemos mostrado empatía".

Pero su posición de fondo no ha cambiado: no a los eurobonos y muchas condiciones para el MEDE. La alternativa que plantea Países Bajos en el Eurogrupo para demostrar su solidaridad con Italia y España es crear un 'minifondo' de 20.000 millones de euros. El dinero lo pondrían sobre todo los países ricos (la contribución holandesa sería de 1.200 millones) y los fondos serían para financiar los sistemas sanitarios de los países más golpeados por el Covid-19.

Rutte ha vuelto a hacerse un lío al calificar este fondo de "regalo". Lo que quiere decir es que no funcionaría a base de créditos sino de ayudas directas que no deben devolverse. En todo caso, es totalmente insuficiente para lo que piden Sánchez y Conte.

Los préstamos para ERTE y autónomos de Von der Leyen

Sobre la mesa del Eurogrupo de la semana que viene estará también la propuesta de Von der Leyen de crear un nuevo fondo temporal dotado con hasta 100.000 millones de euros cuyo objetivo es ayudar a las empresas a mantener el empleo durante la crisis del coronavirus

Con este nuevo fondo, la UE dará a España créditos en condiciones favorables para contribuir a la financiación de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y las ayudas a los autónomos que el Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto en marcha como respuesta a la pandemia. Nuestro país sería, junto con Italia, el principal beneficiario.

Para constituir este fondo, el Ejecutivo comunitario captará financiación en los mercados con una garantía de 25.000 millones de euros aportada conjuntamente por todos los países de la UE. Es decir, en la práctica es una emisión limitada de eurobonos, lo que preocupa a Alemania y Países Bajos. Al mismo tiempo, se trata de préstamos que aumentarán la deuda de España e Italia. Aún así, es una de las iniciativas que genera más consenso.

El escudo para las pymes del BEI

La última propuesta que discutirá el Eurogrupo es la ampliación de la potencia de fuego del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el banco público de la UE. Se trata de una garantía de 25.000 millones de euros que deben aportar los Estados miembros y que permitiría una financiación adicional de 200.000 millones de euros para las empresas de todos los Estados miembros.

"El objetivo es proporcionar un escudo de protección europeo, y no solo nacional, a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas compañías que sufren crisis de liquidez", asegura el comisario de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni. Los problemas son los mismos que para el fondo de empleo: avales comunes que no gustan a los nórdicos y créditos que engordan la deuda de los sureños. Pero todo indica que saldrá adelante con facilidad.