Bruselas

La pandemia del coronavirus agrava las fracturas internas en la Unión Europea, en particular la brecha entre el norte y el sur, entre acreedores y deudores, que ya se vivió durante la crisis del euro. La tensión se ha disparado durante la videocumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada este jueves, hasta el punto de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se han plantado y han bloqueado durante varias horas la aprobación de las conclusiones en protesta por la intransigencia de Alemania y Holanda.

Los dos mandatarios alegan que el plan económico de la UE para amortiguar el impacto del covid-19 es insuficiente y no tiene en cuenta la situación de emergencia que se vive en España e Italia, los países más golpeados por la crisis. Se quejan en definitiva de la falta de solidaridad de sus socios comunitarios.

Durante el debate, Sánchez ha exigido a la UE una "respuesta clara y contundente de financiación a medio y largo plazo". "Si no proponemos ahora una respuesta unificada, potente y eficaz a esta crisis económica, no sólo el impacto será más duro, sino que sus efectos durarán más tiempo y estaremos poniendo en peligro todo el proyecto europeo. No se pueden cometer los mismos errores de la crisis financiera de 2008", ha dicho el presidente del Gobierno, según un comunicado difundido por Moncloa.

Al final, la sangre no ha llegado al río. Después de seis horas de una videoconferencia cuya duración inicial prevista era de sólo dos, los líderes europeos han alcanzado un acuerdo de mínimos. Por un lado, encargan al Eurogrupo que en el plazo máximo de dos semanas presenten nuevas propuestas para una respuesta fiscal coordinada al coronavirus, aunque no mencionan ninguna medida concreta.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante la rueda de prensa de este jueves UE

Además, piden al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y a la jefa de la Comisión, Ursula von der Leyen, que empiecen a preparar un plan de recuperación para la UE que se pondrá en marcha cuando se supere la emergencia sanitaria. Un plan que deben consultar con el Banco Central Europeo (BCE). Con estos pequeños cambios cosméticos, Sánchez y Conte han levantado su veto y han firmado el texto de conclusiones.

"Hemos tenido esta noche un debate político enérgico. Ha sido un debate útil y necesario que ha mostrado que en muchos temas estamos en sintonía y en otros debemos continuar el diálogo político entre nosotros para estar unidos", ha explicado Michel en una rueda de prensa virtual al término del encuentro.

El plante de Sánchez y Conte se produce después de que Alemania, Holanda y los países nórdicos hayan rechazado sin tan siquiera debatirla su solicitud -apoyada también por el francés Emmanuel Macron- de que la UE emita 'coronabonos' con el fin sufragar conjuntamente los gastos de la crisis. Se trata de que no todo el peso recaiga en los países más endeudados y ahora más afectados, Italia y España.

"No puedo imaginar ninguna circunstancia en la que Holanda aceptaría los eurobonos. El motivo es que es algo que va contra el diseño de la unión monetaria y del propio euro. Y nosotros no somos los únicos: muchos países están contra los eurobonos", ha dicho el primer ministro holandés, Mark Rutte, después de la videocumbre.

Tampoco hay acuerdo entre los líderes europeos sobre cómo desplegar la artillería del fondo de rescate de la UE (MEDE), que se creó precisamente durante la crisis de deuda y cuya potencia de fuego asciende a 410.000 millones de euros.

"Se trata de reaccionar con instrumentos financieros innovadores y adecuados para una guerra que debemos luchar juntos para ganarla lo más rápidamente posible", explican fuentes diplomáticas italianas. "¿Qué vamos a decir a nuestros ciudadanos si Europa no es capaz de dar una respuesta unitaria, fuerte y cohesionada frente a un shock impredecible y simétrico con este impacto?", apuntan.

La maniobra de Sánchez y Conte recuerda al plante que realizaron Mariano Rajoy y Mario Monti durante la cumbre de junio de 2012. En aquel momento, la prima de riesgo de España seguía marcando máximos históricos pese a que el Eurogrupo acababa de aprobar un rescate bancario por valor de hasta 100.000 millones de euros. El primer ministro italiano bloqueó las conclusiones del Consejo Europeo para exigir medidas destinadas a estabilizar los mercados de deuda y Rajoy se sumó a la protesta.

Finalmente, el resto de líderes europeos acordaron dar los primeros pasos para crear la unión bancaria y Rajoy y Monti levantaron su veto. Días después, el entonces presidente del BCE, Mario Draghi, pronunció las 'palabras mágicas' que salvaron al euro y también a España: "Haremos todo lo que sea necesario. Y créanme, será suficiente".

En la crisis actual, en contraste con la emergencia que se vive en Madrid y Roma, los países del norte creen que todavía no es urgente actuar a escala de la UE. La bazuka de 750.000 millones de euros desplegada por el BCE mantiene bajo control las primas de riesgo italiana y española. Por eso, Alemania y Holanda apuestan por guardar munición a la espera de cómo evolucione la pandemia en las próximas semanas.

Ante la complacencia de los nórdicos, Sánchez, Conte y el francés Emmanuel Macron han escrito esta semana una carta al presidente del Consejo Europeo en la que piden más solidaridad a sus socios. Una misiva que lleva también la firma de Grecia, Irlanda, Portugal, Eslovenia, Bélgica y Luxemburgo. Su principal argumento es que esta crisis no es como la del euro: afecta a todos los países por igual y no se debe a la indisciplina fiscal o a errores en materia de política económica.

Por todo ello, reclaman a la UE trabajar "en un instrumento de deuda común" que permita "obtener fondos en el mercado sobre la misma base y en beneficio de todos los Estados miembros, garantizando así una estabilidad a largo plazo en la financiación". El dinero obtenido con estos 'coronabonos' se destinará a los sistemas sanitarios y a las políticas temporales para proteger a trabajadores y empresas del impacto de la epidemia. La iniciativa cuenta con el apoyo de la Comisión y de la presidenta del BCE, Christine Lagarde.

Pero la respuesta de Merkel y Rutte a esta demanda de auxilio es negativa. Pese a compartir una moneda única, la mutualización de la deuda sigue siendo algo tabú en Alemania y Holanda. El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier, asegura que la discusión sobre los eurobonos es un "debate fantasma".

Pero ni siquiera hay acuerdo entre norte y sur sobre soluciones mucho menos ambiciosas que los 'coronabonos'. La alternativa que han planteado España e Italia consiste en activar el MEDE con líneas de crédito simultáneas para todos los países de la eurozona. Y sin imponer condiciones a los que las usen más allá de ser transparentes en lo que se gasta el dinero. Sánchez y Conte quieren esquivar el efecto estigma asociado a la petición de un rescate, que podría asustar todavía más a los mercados.

Los nórdicos se oponen también a esta opción. Su argumento es que el fondo de rescate sólo debe utilizarse como último recurso, cuando un país pierde el acceso a los mercados para financiarse, algo que no ocurre en estos momentos gracias al BCE. Si se activa ya, no quedará munición en caso de que se necesite en las próximas semanas.

Además, Holanda rechaza relajar las condiciones a los países que pidan ayuda. Cualquier Estado miembro que reciba un préstamo del MEDE deberá someterse a un plan de ajustes y reformas con supervisión de la troika, tal y como exige la normativa vigente. Unas condiciones que ahora mismo son inasumibles para España e Italia. 

A diferencia de Italia y España, los nórdicos sí creen que la crisis del coronavirus es igual a la del euro. Si ellos tienen ahora capacidad para adoptar planes de estímulo sin generar dudas en los mercados de deuda es porque han cumplido a rajatabla las reglas presupuestarias comunitarias. En cambio, ni Madrid ni Roma aprovecharon la buena coyuntura económica para poner sus cuentas en orden y ahora tienen que pedir ayuda de nuevo, se quejan. La fractura en la UE es total.

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