La pérdida de velocidad del desagüe de activos inmobiliarios de la banca española se ha convertido en un obstáculo para que las entidades mejoren su rating. Así lo ha advertido Moody's este lunes, con el anuncio de su decisión de rebajar la prespectiva de rating de la banca española de 'positiva' a 'estable'.

Aunque la agencia estadounidense vincula esa reducción de operaciones para deshacerse de activos improductivos a una menor presencia de estos en los balances de los bancos, el mero hecho de que las entidades se muestren menos activas en las ventas es motivo para esa caída de la perspectiva de las grandes entidades, tras un 2018 en el que el volumen de este tipo de operaciones fue muy elevado.

En la nota difundida este lunes, el vicepresidente y director de Crédito de Moody's, Alberto Postigo, considera que los bancos se han deshecho ya de los activos "fácilmente vendibles" de sus balances. Quedaría la parte más difícil.

El comunicado de la agencia también alude a la pérdida de fuelle de la economía española, pero pese a todo señala que  "España seguirá siendo una de las economías de más rápido crecimiento de Europa". Esa desaceleración económica no tendrá impacto, de momento, en las condiciones de financiación y liquidez de los bancos, de acuerdo con el informe.

No obstante, sí señala que el incremento de la demanda de crédito por parte de los clientes sí puede provocar mayores necesidades de financiación mayorista para la banca española.

El otro elemento que preocupa a los bancos en estos momentos de bajos tipos de interés, el de la rentabilidad, también es objeto de análisis de Moody's. La agencia considera que se mantendrá sin cambios en el medio plazo, anclada en sus "modestos niveles" de la actualidad porque el aumento de ingresos por comisiones no compensa la caída de los ingresos de los tipos de interés.

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