Arturo Criado Miguel Ángel Uriondo

El próximo 8 de febrero Hochtief (ACS) y Atlantia culminarán todos los procesos para la  toma de control de Abertis. Se pondrá fin a una de las batallas empresariales más cruentas de los últimos años, que terminaba con un acuerdo entre los dos contendientes y que, además, garantizaba la españolidad de una empresa que era clave para el Gobierno del entonces presidente Mariano Rajoy. Pero va a ser una camino plagado de espinas, cada una de ellas está envenenada y todas las miradas están puestas sobre su nuevo consejero delegado, el cordobés José Aljaro.

Aljaro fue clave, durante la era Criteria, para llevar a buen puerto la compañía, y llevaba al frente del grupo de forma transitoria desde febrero de 2018. Financiero, amante del esquí, con acento cordobés y acostumbrado a ocupar un discreto segundo plano, se encuentra en un momento clave de su carrera dado que ya no tiene el escudo de Francisco Reynés, ni la tranquilidad de contar con un único accionista mayoritario

Aunque el sector da por hecho que hay aspectos en los que navegará como pez en el gua, como la gestión de la deuda, las relaciones con los inversores y la captación de recursos -dado que desde su nombramiento mantiene la responsabilidad plena sobre las finanzas del grupo-, ahora deberá moverse en las procelosas aguas de la extraña interacción entre dos accionistas que empezaron como rivales y que se han visto obligados a pactar hasta la última coma que regirá su relación al frente de la compañía. 

Teniendo en cuenta que Marcelino Fernández Verdes es el presidente no ejecutivo de la compañía, un nombramiento de ACS-Hochtief, el nombramiento de Aljaro le convierte en el escogido, por el momento, por los italianos de Atlantia. Aunque estos se reservan el futuro nombramiento de un director general financiero, sorprende los pocos italianos que hay en la primera línea de la compañía. Hasta el momento no han dado un paso en este sentido y han dejado al directivo cordobés una inmensa responsabilidad. Cualquier paso en falso, todo lo que no sea la excelencia, tanto real como percibida, hará que los Benetton estudien alternativas.

Aljaro no es el típico alto directivo de Abertis, aunque sólo sea porque no es catalán sino cordobés. Su experiencia en la compañía abarca ya casi quince años al frente de las finanzas del grupo y sus responsabilidades anteriores le sitúan como un experto financiero que ya manejó los libros de compañías importantes como Grupo Cortefiel (1991-2003) -hoy rebautizado como Tendam- o González-Byass (2003-2005) antes de graduarse en Abertis y en el mundo de las infraestructuras. 

Su currículum tiene, incluso, una anécdota relacionada con la burbuja de las puntocom: entre 2001 y 2002 fue vicepresidente de Viaplus, el fracasado candidato a Amazon español que pusieron en marcha Altadis y Grupo Cortefiel.

El consejo de administración

Pero ojo, porque Aljaro es la cara visible de un consejo de administración que nace de esos acuerdos alcanzados entre los accionistas. De ahí que haya un ultrarreducido consejo de administración, compuesto sólo por cinco miembros. El núcleo ‘español' lo componen el propio Aljaro junto a Marcelino Fernández Verdes, presidente de Abertis y hombre fuerte de Florentino Pérez, junto a Pedro López Jiménez, también de la máxima confianza del constructor. A ellos les acompañan los representantes de Atlantia: Giovanni Castelluci, su CEO y Carlo Bertazzo, el director ejecutivo de Edizione, el vehículo inversor de la familia Bennetton. 

Esos nombramientos no son casuales. Demuestran la importancia que tiene para ambas empresas su inversión conjunta en Abertis, que ha superado los 18.000 millones. Pero también, explican fuentes del sector, "la importancia que Florentino y Castellucci dan al equilibrio de poder que debe reinar en la concesionaria". Un delgado alambre sobre el que Aljaro tendrá que hacer equilibrismo y, para complicarlo aún más, malabarismos. Se auguran largas reuniones del consejo para acercar posturas. Quizá no a corto plazo, mientras dure el periodo de luna de miel, pero sí más adelante.

No olvidemos que el reparto de asientos es proporcional al de su accionariado. Hochtief (ACS) con el 50 por ciento de los títulos menos una acción (pero con la presidencia); y Atlantia con el 50% de las acciones (más una) y con la capacidad de consolidar las cuentas. Toda una ventaja que le permite crear un gigante mundial de las concesiones, y sumarse más de 5.000 millones de euros anuales en ingresos procedentes de Abertis. Cifra nada desdeñable ahora que Atlantia, tras la caída del puente de Génova, no pasa por sus mejores momentos. 

Ese desgraciado accidente supuso también uno de los momentos más complicados en la relación entre los nuevos socios. El futuro de Atlantia en Italia, durante unos días, no estuvo claro, ni lo estuvo el impacto de las reclamaciones del gobierno italiano a la compañía. Tanto es así, que hubo temor a que la entrada de Atlantia pudiera frustrarse.

Crear valor ¿a largo plazo?

Hochtief (ACS) y Atlantia empiezan -por tanto- como socios, en un duunvirato que busca “crear valor” y que tiene el objetivo de mantener la estabilidad de Abertis con una alianza “a largo plazo”, como prometían en la presentación de su oferta, allá por marzo del año pasado.

Ahora, casi un año después, la empresa echa a andar con la vista puesta en el futuro y con el crecimiento internacional en el punto de mira. El problema es que el coloso surgido de la alianza entre el conglomerado liderado por la española y la italiana tendrá que hacer frente todavía a numerosas incertidumbres

La nueva Abertis deberá lidiar con presiones y decisiones políticas; con la incertidumbre sobre la situación económica, que puede lastrar el tráfico en las autopistas y, con él, su crecimiento; así como con los retrasos en la puesta en marcha de los planes de construcción de nuevas infraestructuras por parte de ciertos gobiernos.

Así que Aljaro tendrá un 'marcaje al hombre' en su gestión, pero también a la hora de elaborar el nuevo plan de negocio de cara a futuro. Una hoja de ruta que vendrá marcada por los compromisos ya adquiridos de invertir 4.000 millones de euros en sus actuales concesiones y de seguir creciendo, también, a través de la compra de empresas.

Está por ver cómo evoluciona el crecimiento orgánico. Es decir, las nuevas concesiones que puedan convocarse en el extranjero (porque en España y bajo gobierno socialista no parece que vaya a haber nuevas licitaciones de autopistas). Y hay fruta madura en el horizonte. Actualmente están identificados cerca de 200.000 millones de euros en proyectos a los que Abertis podría concurrir en los próximos años. 

A esos concursos acudirá ahora una Abertis con mayor potencia de tiro, ya que la presencia de Hochtief y Atlantia (unidas a su experiencia) le permite ofrecer proyectos llave en mano: construcción y gestión. Y aunque el ‘expertise’ de Abertis sean las autopistas, no descartemos que se pueda adentrar en otros campos, como la infraestructura ferroviaria o terciaria. 

La competencia se mueve

Una potencia de tiro que está obligando también a la competencia a tomar medidas para reforzarse y poder competir en igualdad de condiciones. Así, por ejemplo, se da por descontado en el sector que la decisión de Ferrovial de deshacerse de su división de Servicios viene motivada por esta alianza internacional. La venta de esta unidad permitirá a la empresa de Del Pino centrarse en su ‘foco’ de negocio, y obtener músculo financiero suficiente para lanzar sus propios proyectos llave en mano que aúnen construcción y concesiones. 

Ahora bien, ese plan que prepara Aljaro debe tener en cuenta varios factores. En primer lugar, calcular con precisión las previsiones de tráfico por sus autopistas, que dependen en buena parte de la evolución económica. De ello dependen los ingresos de la compañía que, según sus últimos resultados presentados a la CNMV (relativos al primer trimestre de 2018), alcanzaron los 1.231 millones,  un 7% más que el año anterior. 

También el tráfico ha mejorado en sus distintos mercados. Un 6% en España, un 3% en Brasil, y algo más del 2% en Francia e Italia. Sin embargo, todavía están lejos de los niveles precrisis europea. Especialmente en España, donde Abertis se prepara para ver cómo algunas de sus joyas de la corona pasan a manos del Estado, salvo que Sánchez cambie su política en los próximos meses o tengamos un nuevo Gobierno. 

Entre 2019 y 2021, Abertis verá cómo vencen 1.000 kilómetros en concesiones en nuestro país. Representan el 64% del negocio en España, y el 60% del total de la red del país. El primer vencimiento llegará este mismo año, cuando tenga que devolver al Estado la sociedad Aumar, que gestiona 468 kilómetros en la AP-7 entre Tarragona y Alicante y la AP-4 entre Sevilla y Cádiz. 

En 2021 concluye la concesión de Acesa, que gestiona la AP-7 entre La Jonquera-Barcelona y Barcelona-Tarragona. Además del tramo de la AP-7 entre Montmeló y el Papiol; así como el tramo Zaragoza-Mediterráneo de la AP-2.

Ese mismo año tendrán que devolver Invicat, que se encarga de los 66 kilómetros que suman la C-31/C-32 Montgat-Palafolls y la C-33 Barcelona-Granollers. 



Eso supone que, en el plazo de dos años, Abertis perdería algo más de 800 millones de euros en ingresos en nuestro país, que tendrá que recuperar gracias a los nuevos proyectos que se puedan sumar en el corto plazo a la sociedad. 

También tendrá que afrontar la gestión de la deuda, algo complejo en una compañía que requiere una gran capacidad de Capex (inversión) como es la construcción y gestión de autopistas. A cierre del ejercicio 2017, el nivel de endeudamiento era superior a los 15.000 millones de euros, aunque en este capítulo los hombres de Hochtief y ACS podrán echar una mano a la empresa, después de que el grupo constructor haya reducido la suya a mínimos históricos. 

Qué hacer con Hispasat

Aljaro se enfrentará a la enterna pregunta: qué hacer con Hispasat. Los satélites no encajan dentro del actual modelo de negocio de Abertis y ya estaban en venta con Criteria como accionista. Los nuevos propietarios tampoco tienen interés en esa industria, como han dicho en numerosas ocasiones a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. 

Sin embargo, la excusa del control de Hispasat (con el consiguiente riesgo de que los satélites españoles y el control del espacio pudieran recaer en manos extranjeras) sirvió al Gobierno Rajoy para negarse a que Atlantia se hiciera en exclusiva con Abertis. Tanto es así que impulsó (con el exministro Álvaro Nadal a la cabeza) que la empresa pública Red Eléctrica analizara la posibilidad de comprar la compañía en una operación valorada en cerca de 1.100 millones de euros. 

Dicha venta estaba bastante avanzada. De hecho, en el mercado se daba por descontado que sería cuestión de meses cerrar la operación; sin embargo, el cambio de Gobierno todo lo cambió. Ahora, la nueva Red Eléctrica, con su presidente Jordi Sevilla a la cabeza, no ve oportunidad para el grupo en comprar los satélites y ha echado por tierra el trabajo realizado, dejando compuesta y sin novio a Hispasat. 

Así que José Aljaro, el flamante consejero delegado de Abertis, tendrá que buscar nueva pareja de baile para los satélites españoles y, para ello, tendrá que lidiar con los intereses políticos que pueda haber a la hora de proteger un punto tan sensible para la Defensa del país. De hecho, tendrá que ser tarea prioritaria dado que ya hay voces que critican que han caído en manos italianas (puesto que, como hemos dicho, Atlantia consolida las cuentas de la compañía de infraestructuras). 

Es la hora de la nueva Abertis, la hora de Aljaro. Puede que desde su puesto de director financiero fuese responsable de velar por la buena marcha de las finanzas, pero ahora deberá demostrar si puede marcar goles. Ya está fuera del equipo Francisco Reynés, el ‘Cristiano Ronaldo’ de Abertis, y el directivo cordobés debe demostrar que es capaz de echarse el equipo a las espaldas y volver a clasificar a la compañía de concesiones e infraestructuras para la Champions sin perder comba en la Liga ni en la Copa del Rey. ¿Lo conseguirá?

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