Fiscales, policías y guardias civiles no dan abasto para atajar el creciente auge de las falsificaciones de marcas por Internet. Un fenómeno que no para de crecer y que alcanza ya el 20% del total de productos falsos que llegan al mercado, desde relojes hasta coches. Este porcentaje, además, no deja de crecer.

En España, estas prácticas ilegales elevan ya el perjuicio económico a 7.100 millones de euros anuales y están produciendo la pérdida de más de 64.000 empleos. En la Unión Europea, el 5% de las importaciones son falsificaciones, y subiendo.

Son algunos de los datos puestos sobre la mesa por José Antonio Moreno, director general de Andema, la asociación que defiende los derechos de la marca de las empresas en España, en un encuentro organizado por el despacho de abogados Elzaburu en el que se han abordado las dificultades que encuentran los colectivos involucrados en la falsificación de mercancías a través de Internet.

En África se falsifican hasta medicamentos

“Se falsifica todo y en todos los países, desarrollados y no desarrollados. En África se están falsificando hasta los medicamentos con el riesgo que esto conlleva”, comentaba Juan José Caselles, director del Área Antipiratería de Elzaburu y autor del libro  ‘Derechos de marcas y proceso penal’.

Con todo, no es lo más sorprendente que se falsifica. “Nos hemos encontrado con rodamientos para motores de aviones y hasta coches”, apuntaba Manuel García, inspector en la sección de delitos contra la Propiedad Intelectual e Industrial, enmarcada en la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UCDEV) de la Comisaría General de Policía Judicial.

Nuevas dificultades para investigar  

Ante este fenómeno, el inspector reconocía que están “desbordados” ante las nuevas dificultades que se están encontrado. “Los delincuentes especializados en falsificaciones están evitando dar publicidad, al ir directamente al consumidor final través de las redes sociales”, reconocía Manuel García.

En este sentido, José Antonio Moreno, de Andema, explicaba la gran fragmentación que existe en la falsificación de marcas, con tres subcanales. “Las páginas web que se abren y se cierran continuamente, las plataformas de e-commerce y, la última vía, las redes sociales con grupos cerrados de usuarios en los que es muy difícil entrar”.

La Comisión Europea ha 'pasado' hasta hace poco

El propio Moreno se quejaba de los medios escasos que existen para luchar contra el mundo online de las falsificaciones, que cuentan con empresas de tarjetas de crédito, de transporte y de distribución de mercancías. “La Comisión Europea no ha querido meterle mano al problema. Solo ha aprobado un memorándum para que los Estados se adhieran y poco más”.

Una vía que se queda corta para luchar contra “multinacionales ilegales”, decía Juan José Caselles, que cuentan con “medios superiores a los del Estado y con capacidad permanente para superar los resquicios legales”. “Saben chequear el punto débil y el Estado siempre va a remolque”, zanjaba.

"Que no se queden con un euro" 

No obstante, se hace lo que se puede. “Hacemos daño, todo el que podemos, fuera del territorio nacional para que ningún delincuente se quede con un euro por la venta fraudulenta”, decía  Luis Manuel Vallés, subdirector general de Localización y Recuperación de Bienes en la Oficina de Recuperación y Gestión de Activos (ORGA), dependiente del Ministerio de Justicia. Vallés, coronel de la Guardia Civil, sabe de lo que habla, ya que durante años fue miembro de la Unidad Central Operativa (UCO), el órgano central de Policía Judicial de la Benemérita.

Uno de los grandes problemas con los que se enfrentan las fuerzas de seguridad que combaten la piratería por Internet es la entrada en el negocio de grandes grupos de criminalidad organizada. “Hace poco en Bulgaria tiraron del hilo y acabaron descubriendo que detrás de una de estas operaciones de falsificación se encontraba el Estado Islámico” recordaba Manuel García, inspector de policía de la UCDEV.

Internet puede acabar como los 'top manta'

Otro inspector policial, Damián Fuentes, ahora en la actividad privada como director de Hestia Consultores, se mostraba especialmente crítico ante la inacción total en esta materia. “Hemos visto cómo la presencia de los manteros en las calles de las grandes ciudades se ha convertido en algo totalmente normal, y con Internet está sucediendo lo mismo”, apuntaba.

Para apoyar esta crítica puso el ejemplo de cómo, con una simple metabúsqueda en Internet de ‘comprar relojes falsos’, se accede a numerosas páginas web en las que, en la letra pequeña, reconocen que “todos estos relojes se hacen exactamente como los originales”.

Además, mostraba su contrariedad por ver cómo “los dominios en Internet se registran con datos falsos”, y también cómo la desindexación de páginas web no es tal. “Ni se crean ni se destruyen las plataformas. El malo es malo, pero no tonto, y replica en sitios espejo para que acceda cualquier usuario”. Todo en estas páginas es relativo. “Ponen la tarjeta de crédito como medio de pago, pero luego no la aceptan, y prefieren otros medios de pago como las criptomonedas”, zanja Fuentes.

Como colofón a esta mesa redonda, Pilar Rodríguez, fiscal de la Fiscalía Especializada contra Criminalidad Informática, reconocía que “todos los esfuerzos son insuficientes". "No podemos perseguir a todos los que se anuncian por Internet vendiendo productos falsos”, lamentó. Entre las limitaciones, una importante: Por cuestiones legales, los datos de tráfico por Internet solo se conservan un año.

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