Es uno de los conflictos laborales históricos entre las grandes multinacionales en España. Durante dos décadas, IBM y sus trabajadores vivieron enfrentados. La razón: la renovación del plan de pensiones de sus empleados. Los sindicatos no estaban de acuerdo con un nuevo plan y pleitearon hasta que el Supremo determinó que el único válido era el antiguo. Ahora, en 2016, la principal filial del gigante tecnológico ha necesitado un ‘rescate’ de 35 millones de euros para tapar el ‘agujero’.

Tras un primer ajuste en 2014, la compañía vuelve a necesitar ayuda. La situación viene precedida por dos cuestiones. Una de las causas que ha llevado a esta situación es el arbitraje que concluyó en diciembre de 2016 y que fue pactado entre ambos ‘contendientes’ como parte de las negociaciones de principios de ese año.

El laudo, dictado en ese mes de diciembre de 2016, determina, entre otros aspectos relativos a la regulación, la rentabilidad que debe tenerse en cuenta para determinar el valor actual de las cantidades percibidas por los empleados bajo el plan de pensiones ‘nuevo’. Ese arbitraje ha supuesto una provisión ‘extra’ de 51,5 millones de euros.

El otro factor clave hay que encontrarlo, según reconoce la empresa en la memoria, en el impacto derivado de la evolución de los tipos de interés utilizados en la estimación de sus compromisos a largo plazo con los empleados.

Con todo, la sociedad concluyó el ejercicio con un patrimonio neto negativo de casi 6 millones y un fondo de maniobra negativo en un importe de 27 millones. De esta forma, la matriz se vio obligada a inyectar 35 millones de euros en forma de préstamo participativo. “Tras la entrada de caja de dicho préstamo, el administrador entiende que el patrimonio queda restituido”, apuntan.

La historia se repite. En 2014, las provisiones volvieron a acarrear una situación de causa de disolución en la filial. La consecuencia: recibió un balón de oxígeno en forma de 100 millones de euros de capital.

El origen del conflicto

El conflicto laboral arranca en el año 1993. La compañía optó por diseñar un plan de pensiones alternativo al que ya tenía en vigor y que, en opinión de los representantes sindicales, era menos ventajoso. A partir de ese momento se iniciaron una serie de litigios que concluyeron en marzo de 2014 cuando el Tribunal Supremo fallaba a favor de los sindicatos y declaraba nulo el plan ‘nuevo’ y el derecho de los empleados en activo a disfrutar del anterior. Una sentencia que confirmó el Tribunal Constitucional.

Tras el fracaso en las negociaciones, el comité de empresa solicitó a la Audiencia Nacional en noviembre de 2015 la ejecución de la sentencia. Se rompían las conversaciones, que se retomaron posteriormente.

En febrero de 2016 llegaron al acuerdo para eliminar el plan antiguo y someter al árbitro las discrepancias en la regulación de las distintas contribuciones. Un laudo arbitral que ha sido una de las causas que ha acarreado este ‘rescate’.

El negocio de la empresa

Al margen de este conflicto laboral y sus consecuencias, el negocio de la principal filial se ha visto reducido de manera importante. Los ingresos han pasado de 653 millones a 573 en un año. ¿La razón? IBM señala un “entorno desfavorable”, tanto en la situación económica de España, como en el sector TIC.

Tras superar sus orígenes como fabricante de ordenadores, IBM se ha transformado en una sociedad de servicios. De hecho, el 90% de los ingresos que genera su filial se enmarca en esta actividad (servicios en la nube, creación de sistemas cognitivos o ciberseguridad), frente al 10% de la venta de equipos.

En este sentido, la compañía señala los avances en su plataforma de inteligencia artificial Watson, el avance en la nube -con clientes como Cabify o la startup gallega Setpay- o la apuesta por el desarrollo de patentes (11 en España, según su memoria).

En el plano laboral, la sociedad reconoce la reducción de más de un 11% en su plantilla (1.120 empleados). De hecho, en el capítulo de ‘Sueldos’ incluye 11,2 millones de euros de indemnizaciones por despido. Estas salidas están al margen del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que puso sobre la mesa la compañía en 2015 y que fue retirado tras el acuerdo alcanzado con los sindicatos en febrero de 2016. Un pacto con el que también se rebajaba del 10 al 7,8% la reducción del salario fijo de todo el equipo.

Esta es la fotografía sólo de la sociedad principal de la compañía en España. Sin embargo, aún quedan las cuentas consolidadas, donde incluye otras sociedades con las que opera, que no han sido presentadas en el Registro Mercantil.

Una inspección de Hacienda aún sin resultado

Por si fuera poco, la compañía se enfrenta a una nueva inspección de la Agencia Tributaria en España. Según explica en su memoria, en abril de este año se recibió la notificación de una investigación de los Impuestos sobre Sociedades de los ejercicios 2014 y 2015.

“La inspección tiene carácter parcial, limitándose a los ajustes en la base imponible por las dotaciones al sistema de previsión social de prejubilación”, asegura en la memoria. La mayoría accionarial de la filial española IBM SA la tiene IBM World Trade Corporation, su matriz con sede en Estados Unidos. También es accionista IBM Europe B.V. con un 25%.