Un reciente informe de la consultora Oliver Wyman plantea un cambio de escenario sobre el futuro que les espera tanto a los fondos de inversión como la banca mayorista, de cara a la obtención de rentabilidad.

Hasta ahora, desde 2011, el efecto de los programas de Quantitative Easing (QE) y la regulación bancaria han provocado una diferencia de más de 100.000 millones de dólares entre los ingresos de la banca y las gestoras de activos desde 2011.  Mientras que los gestores de activos sumaron 65.000 millones de dólares la banca mayorista perdió 45.000 millones de dólares.

Sin embargo, entiende la consultora estadounidense, algo parece que está cambiando, ya que las gestoras se enfrentan a una presión creciente en sus márgenes y los bancos mayoristas se benefician de los nuevos giros en política, la tecnología y del apalancamiento operativo.

En ese sentido, la continua e intensa presión en márgenes desencadenará programas de reducción de costes y consolidación, en la que aprovechar las oportunidades de generar ingresos será complicado. Mientras que, de manera simultánea, los bancos mayoristas se benefician de los nuevos giros en política, la tecnología y del apalancamiento operativo.

Presión sobre las comisiones

Los expertos de Oliver Wyman tienen claro que, tras un 2016 de buenas cifras en lo que se refiere a la captación de nuevos clientes y activos bajo gestión, uno de los principales retos a los que se enfrenta la industria es una mayor presión sobre las comisiones.

“El entorno de bajos rendimientos y los mayores niveles de transparencia han aumentado la presión, y creemos que el crecimiento de los activos bajo gestión esperados no compensará los riesgos”, explica los expertos de la firma en su informe.

Las cifras que manejan son elocuentes. Durante 2016, calculan que las comisiones en los productos de gestión pasiva han bajado un 16%, y un 6% en el caso de los fondos de inversión.

Reducción del 2% de comisiones 

Según sus cálculos, las estrategias activas han reducido comisiones en menor medida, en torno al 2%. Pero “la dificultad para generar ingresos en un mercado controlado por la expansión cuantitativa, las presiones regulatorias y unos inversores que ahora se fijan más en la relación calidad-precio nos hace pensar que la compresión de márgenes continuará”, aseguran.

De hecho, recuerdan cómo el beneficio del sector  cayó un 5% en 2016, terminando con una era de crecimiento después de la crisis. “La expansión de activos bajo gestión no fue suficiente para compensar el 6% de contracción de márgenes”, indican.

El problema es que esperan que esa contracción continúe, al menos, hasta 2019, como resultado de la caída de las comisiones que dará lugar a un descenso del beneficio del 17% en los próximos 3 años.

“Si esto sucede, nuestras previsiones de crecimiento de activos del 4% por año tampoco serán suficientes para prevenir la caída de beneficios futura, que, desde los niveles actuales, calculamos en un 3% para 2019”.

En torno a la regulación, advierten que aún hay muchas gestoras de activos que no se han adaptado a la llegada de MiFID II en enero de 2018. Y confían en que la mayor transparencia que traiga la Directiva abra un nuevo campo de batalla entre los clientes minoristas y los precios a los que a este colectivo se venden los fondos frente a las clases destinadas a los institucionales.