Aprovechar el momento. Endesa asume que la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de permitir la reapertura de la central de Garoña puede dar nueva vida a las otras cinco centrales nucleares que sí están operativas en España. Alargar su existencia de forma considerable, pasar del actual límite de 40 años funcionando, a 60. Incluso ir más allá y no poner límites. “Pasar de 40 a 60 años tiene todo el sentido”, aseguró este jueves el consejero delegado del grupo energético, José Bogas, en unas jornadas del sector energético.

El CSN ha despejado el futuro de Garoña. Cree que puede ‘volver a la vida’ siempre que sus propietarios, Endesa e Iberdrola (a través de la sociedad conjunta Nuclenor) así lo reclamen. Algo que no está tan claro, porque las compañías tienen que dilucidar si les compensa invertir los casi 200 millones de euros en inversiones que requiere la reactivación de la central. Más aún cuando fueron las dos compañías las que decidieron, en 2012, su cese de actividad.

"Hay que analizarlo en base a los elementos que se consideren necesarios para mantener la seguridad de la plaza adecuadamente, y no es una cuestión de discutir la seguridad. La seguridad es lo que es, sea lo que sea. Una vez valorado, decidiremos si es rentable o no", aseguró Bogas a los medios de comunicación durante un encuentro sobre el industria energética organizado por la escuela de negocios IESE. Y no quiso ir más allá porque el futuro de Garoña está ahora en manos de Álvaro Nadal. Será el Ministerio de Energía el que decida, en el plazo de seis meses, si Garoña debe prolongar su vida útil y por cuánto tiempo.

El CSN tiene claro que prolongar su vida es posible. De hecho, ya ha remitido al Ministerio la solicitud de cambio de regulación para cada una de las centrales que les permitiría estar operativas más allá de los 40 años que pueden operar actualmente, según la información publicada por El Independiente. En concreto, propone que su vida pueda alargarse todos los años que el Gobierno quiera.

La primera central, además de Garoña, que podría beneficiarse de esta medida es la de Almaraz I, en Cáceres. Su primer reactor comenzó a operar en 1983 y las tres compañías que la gestionan (Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa) ya estarían pensando en ampliar su vida útil más allá de 2020, la fecha que ahora tienen como límite. Hay otras cuatro, que tampoco tienen muy lejos su ocaso temporal: Cofrentes (2021), Ascó I y Almaraz II (2023), Trillo (2024), Ascó II (2025), Vandellós II (2027).

Vivir sin nucleares

¿Se podría funcionar sin nucleares? El consejero delegado de Endesa reconoce que sí, pero con matices. No hay alternativas para producir luz sin disparar su precio, porque las centrales nucleares, dados los años que llevan operando, ya están amortizadas. “¿Se pueden cerrar? Sí”, reconoció Bogas. “¿Pero qué alternativa hay? Una, sustituirlas por ciclo combinado. [Serían] 7000 megavatios de ciclo combinado que estarían funcionando al 50% y subirían las emisiones [de CO2]”, señaló. La otra opción, apuntó, sería con renovables, lo que conllevaría la instalación de cerca de 100 gigavatios más de capacidad en ‘energías verdes’.

José Bogas, consejero delegado de Endesa. Efe

En el caso de optar por las plantas de ciclo combinado podría ocurrir lo mismo que ha pasado en el inicio del año, cuando el precio de la luz se ha disparado por encima de los 100 MW, al tener que producir luz con estas instalaciones (que transforman gas en luz). Dado que no había ni agua embalsada ni hacía viento, durante varias semanas no se pudo producir ni con centrales hidráulicas ni con eólicas. Y, como las grandes eléctricas no tenían llenos sus reservas de gas, tuvieron que ir al mercado, donde los precios de esta materia prima estaban disparados. Un coste que se ha repercutido en la parte variable de la factura eléctrica.

Esta situación ha puesto a las eléctricas en el punto de mira del Ministerio, de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y, también, de la Fiscalía, que están analizando si las comercializadoras se aprovecharon de esta situación. O, en palabras de Álvaro Nadal, si “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Sin embargo, según el consejero delegado de Endesa, las eléctricas no se han beneficiado. “Las empresas eléctricas no hemos sacado ningún beneficio de lo que ha ocurrido en el mes de enero”, aseguró. Una de las dudas es si esas centrales de ciclo combinado han estado plenamente operativas. Hay que tener en cuenta que, en los últimos dos años, las eléctricas han recibido 345 millones de euros para que esas instalaciones estuviesen listas en cualquier momento.

Noticias relacionadas