Queda una semana para que se retraten. Los acreedores de Abengoa tienen por delante hasta el 25 de octubre para decidir si respaldan o no el plan de rescate que la compañía presentó a finales de agosto, que debe revisar el juez que lleva su preconcurso sólo tres días después. En principio, siete días, pero no está claro que ésa sea la meta. Algunos inversores, según señalan fuentes financieras, están analizando la posibilidad de pedir una nueva prórroga al plazo para comunicar su adhesión.

La compañía fue tajante con los inversores al presentar el plan con el que la dirección pretende reflotar la empresa: 'o apoyáis este plan o Abengoa estará abocada a la liquidación’ argumentaron en agosto. Querían explicar que su proyecto, que incluye una inyección de liquidez de 655 millones de euros, es la única alternativa viable para la empresa. Sin embargo, sobre la mesa de los acreedores no está echar abajo este plan, sino prorrogar el tiempo para tomar una decisión sobre éste, señalan las citadas fuentes.

La empresa, de hecho, ya abrió esa puerta en agosto al señalar que la fecha límite para que los titulares de instrumentos de deuda digan si se suman al contrato de reestructuración es el 25 de octubre “sin perjuicio de la posibilidad de que pueda extenderse dicho plazo”, señaló entonces. La compañía sevillana necesita que más del 75% de la masa acreedora se adhieran a ese plan de reestructuración para “proceder a solicitar la homologación judicial”, asumió.

Hay que tener en cuenta que, si cae Abengoa no sólo lo hará la sociedad dominante, también las 567 sociedades dependientes, 81 empresas asociadas y 28 negocios conjuntos que componen todo el entramado Abengoa. Si no consigue salir adelante, sería la mayor quiebra empresarial de la historia de España.

Necesidad de liquidez

Ese objetivo del 75% se apuntó como factible por parte de la empresa y, también, por parte de los acreedores. “Se va a superar sin problema, porque la alternativa es una quita del 97% pero no podemos descartar que algún acreedor solicite una prórroga”, señalan fuentes próximas a las negociaciones.

De ser así, los acreedores ganarían tiempo para decidir qué hacer pero colocarían a la compañía ante nuevas necesidades de liquidez. Ya le pasó la pasada Navidad, también este verano, cuando Abengoa requirió inyecciones de fondos para poder asumir las pagas extraordinarias de su plantilla.

Si lo solicitan no sería la primera vez. En abril, el titular del Juzgado Mercantil número dos de Sevilla ya aceptó el acuerdo de refinanciación que presentó entonces Abengoa y le concedió siete meses más de preconcurso, precisamente, hasta el 28 de octubre. Entonces, en el proceso de solicitud de prórroga de Abengoa y 44 filiales, el juez aseguró que esos siete meses eran necesarios “para la continuidad de la actividad” de la compañía y, de no ganarse ese tiempo, Abengoa y sus filiales “no podrán soportar la carga financiera y se verían abocadas a la liquidación, previa declaración de concurso”.

El plan anunciado en agosto prevé que los acreedores, a cambio de no recuperar su deuda, básicamente se queden con la empresa. Se convertirán en sus principales accionistas. Los bancos (Popular, Banco Santander, Bankia, Crédit Agricole y CaixaBank) se quedarán con el 40% de las acciones de la nueva compañía, los fondos de inversión que aportarán la nueva inyección de liquidez de 655 millones (KKR, Centerbridge, Elliot, Oak Tree, D. E. Shaw, Värde, The Baupost, Abrams y Hayfin Capital) tendrán otro 40%; y los accionistas históricos, entre ellos los Benjumea, un 5%.

Una vez recapitalizada la compañía podrá pisar el acelerador de su plan de desinversiones, que cifró en 420 millones de euros. Pero también tiene que hacer frente a una complicada situación de mercado. En el primer semestre de 2016, la compañía presidida por Antonio Fornieles perdió 3.689 millones de euros. Una cifra histórica, sobre todo, porque hace un año aseguraba que ganaba 72 millones. Mientras, su deuda ronda actualmente los 10.000 millones de euros.

Precisamente, Fornieles tendrá que declarar este viernes ante la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela en calidad de investigado por su papel en la aprobación de las millonarias indemnizaciones que percibieron el expresidente Felipe Benjumea y su exconsejero delegado Manuel Sánchez Ortega poco antes de que la compañía presentara el preconcurso de acreedores. Antonio Fornieles está en el consejo de Abengoa desde 2014 y miembro de las comisiones de Auditoría y de Nombramientos y Retribuciones.

Otra de las incógnitas que sobrevuelan el futuro de Abengoa es qué pasará con ella en bolsa. Actualmente, la compañía sevillana vale en el parqué 239,1 millones de euros, según la evolución de las acciones de clase A, las que dan el control de la sociedad. En lo que va de año, pese a todo, su valor en el parqué se ha recuperado más de un 34%. Hay que tener en cuenta que su mínimo lo alcanzó el 25 de noviembre, en el momento de asumir su preconcurso, cuando tocó los 0,331 euros por acción. Al cierre de este lunes cada acción de la empresa andaluza cotizaba en 0,552 euros.

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