La inflación de la eurozona repuntó una décima en el mes de agosto hasta situarse en el 2,1%, con lo que se consolida cerca del objetivo marcado por el Banco Central Europeo (BCE) equivalente a la estabilidad de precios,
Este ligero aumento se explica porque los precios de la energía caen a un ritmo más lento que en el mes anterior, según la estimación provisional publicada este martes por Eurostat, la oficina estadística comunitaria.
Por su parte, la inflación subyacente -que excluye los elementos más volátiles: energía, alimentos, alcohol y tabaco- se mantiene estable en el 2,3% por cuarto mes consecutivo. Este indicador estructural es una de las principales referencias que usa el BCE a la hora de decidir sobre el precio del dinero.
La mayoría de los analistas espera que la institución dirigida por Christine Lagarde mantenga sin cambios en el 2% el tipo de interés de la facilidad de depósito -que es el que determina ahora la orientación de la política monetaria- en su próxima reunión del 11 de septiembre.
El motivo es que la economía de la eurozona resiste mejor de lo esperado el impacto de los nuevos aranceles decretados por Donald Trump y al mismo tiempo la inflación parece estar bajo control, lo que permite al BCE mantenerse en modo pausa.
"En el momento actual, no veo ninguna razón para ajustar la política en ninguna dirección. Los tipos de interés se encuentran en un nivel adecuado", ha dicho la representante alemana en el directorio del BCE, Isabel Schnabel, en una entrevista a Reuters.
"Se estima que la inflación a medio plazo se situará en torno al 2 % y las expectativas de inflación están ancladas. Estamos en pleno empleo y la economía crece aproximadamente al ritmo de su tendencia", alega Schnabel.
Aunque los expertos esperan un último recorte de tipos antes de fin de año, la representante alemana en el directorio del BCE lo ha descartado. "Creo que es posible que ya estemos aplicando una política ligeramente acomodaticia y, por lo tanto, no veo motivo para una nueva reducción de tipos en la situación actual", ha afirmado.
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En agosto, los alimentos, el alcohol y el tabaco registraron la mayor tasa interanual de inflación en la zona del euro, con un 3,2%, ligeramente por debajo del 3,3% de julio.
A continuación se situarían los servicios, con un 3,1% frente al 3,2% del mes anterior, mientras que los bienes industriales no energéticos se mantienen estables en el 0,8%. Por su parte, la energía modera su descenso hasta el -1,9%, tras el -2,4% observado en julio.
Entre las grandes potencias de la eurozona, España es la que registra una inflación más elevada (el 2,7%, sin cambios respecto a julio). El nivel de precios en nuestro país está ya seis décimas por encima de la media de la eurozona, lo que se traduce en una pérdida de competitividad.
A continuación se sitúa Alemania, donde el índice de precios de consumo armonizado subió tres décimas en agosto, hasta el 2,1%. Le sigue Italia, con un nivel de precios que se mantiene estable en el 1,7%, mientras que en Francia la inflación bajó en agosto una décima hasta situarse en el 0,8%.
De hecho, Italia y Francia son los países de la eurozona con una inflación más baja en agosto, si se descuenta el caso de Chipre, donde el nivel de precios cayó una décima.
En el extremo contrario de la clasificación, los Estados miembros que sufren ahora una mayor presión en materia de precios son Estonia (6,2%), Croacia (4,6%) y Eslovaquia (4,4%).
