Bruselas

El Banco Central Europeo (BCE) ha ejecutado este jueves otra subida récord de tipos de interés de 0,75 puntos, pese a que la mayoría de indicadores económicos señalan que la eurozona (encabezada por Alemania, pero también España) se adentra en una recesión por la guerra en Ucrania y la crisis energética. Aun así, la institución dirigida por Christine Lagarde ha querido exhibir firmeza en la lucha contra la inflación, incluso si eso significa asfixiar el crecimiento

"La inflación sigue siendo excesivamente elevada y se mantendrá por encima del objetivo durante un período prolongado", dice el comunicado hecho público al término de la reunión del Consejo de Gobierno. Por eso, prosigue la declaración, la política monetaria debe centrarse en "reducir el apoyo a la demanda" y evitar "el riesgo de un desplazamiento persistente al alza de las expectativas de inflación".

Y es que el descontrol de precios no da tregua en la eurozona. La inflación comunitaria marco un nuevo máximo del 9,9% en septiembre (ocho décimas más que en agosto), una cifra que multiplica por cinco el objetivo del 2% del BCE. La energía y los alimentos son los artículos que más suben. Por primera vez en muchos meses, España está por debajo de la media (aunque con un 9%). En los países bálticos, el IPC supera el 20%. 

[La AIReF prevé que la economía española entre en recesión el primer trimestre del próximo año]

La subida de 0,75 puntos aprobada este jueves se suma a los incrementos de 0,75 puntos en septiembre y de 0,5 puntos en julio. Con esta decisión, el tipo de interés general sube de golpe del 1,25% al 2%. La facilidad marginal de crédito (lo que pagan los bancos por la financiación a un día) aumenta al 2,25%; mientras que la facilidad de depósito (la remuneración de las entidades por aparcar su dinero en Fráncfort) se incrementa del 0,75% al 1,5%. El impacto más inmediato de este encarecimiento del precio del dinero será un encarecimiento de hipotecas y créditos.

El BCE avisa de que continuará encareciendo el precio del dinero en sus próximas reuniones, aunque no aclara dónde está el punto y final. Los analistas esperan una nueva subida de tipos más moderada de 0,5 puntos en diciembre. "El Consejo de Gobierno prevé seguir incrementando los tipos de interés para asegurar el retorno oportuno de la inflación a su objetivo del 2% a medio plazo", reza el comunicado.

El ritmo de las futuras subidas dependerá de "la evolución de las perspectivas de inflación y de la economía". Es decir, Lagarde elude dar directrices claras sobre sus próximos movimientos y asegura que decidirá "reunión a reunión".

En paralelo, el BCE ha decidido recortar los beneficios extraordinarios que está cosechando la banca con las inyecciones de liquidez ultrabarata que recibió del BCE durante la pandemia (TLTRO III). A partir del 23 de noviembre, el tipo de interés aplicable a estas operaciones aumenta y se indexará al promedio de los tipos oficiales aplicables. En paralelo, se ofrece a los bancos más posibilidades de devolver el dinero de forma anticipada.

El abrupto endurecimiento de la política monetaria decidido por Lagarde empieza a generar malestar y críticas en los Gobiernos de la eurozona, especialmente entre los países más endeudados. La última en arremeter contra el BCE ha sido la nueva primera ministra italiana, Giorgia Meloni, que lo hizo en su discurso de investidura ante el Parlamento.

Las subidas de tipos constituyen "una decisión que muchos consideran arriesgada y que amenaza con repercutir en el crédito bancario a familias y empresas", dijo Meloni. A eso se suma el final de los programas de compra de bonos decidido por Fráncfort, que "crea una dificultad adicional para aquellos Estados miembros que, como el nuestro, tienen una deuda pública elevada", añadió. La deuda pública de Italia se sitúa en el 150% del PIB.

Pero Meloni no es la única que ha expresado sus dudas sobre la actuación del BCE: también se queja Emmanuel Macron. "Me preocupa ver que muchos expertos y algunos actores de la política monetaria europea nos explican que habrá que destruir la demanda europea para mejor contener la inflación", protestó el presidente francés en una reciente entrevista en Les Echos

"Hay que estar muy atentos. Contrariamente a lo que sucede en Estados Unidos, no estamos en una situación de recalentamiento europeo", sostiene Macron.

Por su parte, la vicepresidenta Nadia Calviño (que se ha pronunciado este jueves antes de conocerse la decisión del BCE) reclama al Consejo de Gobierno tener en cuenta en sus decisiones no únicamente "el objetivo de reducir la inflación", sino también "el de seguir apoyando el crecimiento económico y la creación de empleo en Europa, en un contexto internacional económico y geopolítico tan delicado causado por la guerra de Putin contra Ucrania".

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