Bruselas

El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann (53 años) -el hombre más duro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), que se ha opuesto sistemáticamente a todas las medidas para salvar el euro y ayudar a los países del sur como España- ha anunciado este miércoles que deja el cargo tras 10 años de mandato por "razones personales". Su salida será efectiva el próximo 31 de diciembre

"He llegado a la conclusión de que más de 10 años es una buena medida de tiempo para pasar una nueva página, para el Bundesbank, pero también para mi personalmente", ha escrito Weidmann, que fue asesor económico de Angela Merkel, en una carta dirigida a la plantilla del banco. Merkel le renovó para un segundo mandato en 2019, con lo que su dimisión se produce cuando todavía le quedaban seis años en el cargo.

"Respeto la decisión de Jens Weidmann, pero también la lamento inmensamente. Jens es un buen amigo personal en cuya lealtad siempre pude contar", ha dicho la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en un comunicado. "Aunque Jens tenía posiciones claras en política monetaria, siempre me ha impresionado su búsqueda de puntos de coincidencia, su empatía con sus colegas de la eurozona y su voluntad de encontrar un compromiso", sostiene Lagarde.

Su sucesor será nombrado por el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, a propuesta del Gobierno, para un mandato de ocho años. Dado que el actual Ejecutivo de Angela Merkel está ya en funciones, la hipótesis central es que el nuevo presidente del Bundesbank sea elegido por el nuevo Gobierno de coalición "semáforo" liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz, según los analistas

"Lo más probable es que se convierta en la primera elección importante de un alto cargo no gubernamental por parte del nuevo Gobierno. Y uno de enorme trascendencia: la voz del presidente del Bundesbank es clave para la formulación de la política monetaria del BCE, pero también para cómo se percibe la política del BCE en Alemania", ha escrito Lucas Guttenberg, subdirector del Centro Jacques Delors en Berlín.

"Por lo tanto, Alemania no sólo tendrá un nuevo canciller, sino también un nuevo conjunto de altos cargos económicos en los próximos meses, un conjunto nombrado por un Gobierno en el que la CDU y la CSU no tienen voz. Los tiempos están cambiando", añade Guttenberg.

Si se confirma esta hipótesis, eso significaría un cambio hacia posiciones más moderadas en el Bundesbank. Un giro que llega justo cuando la institución que dirige Lagarde ha empezado a retirar ya el arsenal de estímulos monetarios desplegados contra la crisis de la Covid-19 por miedo a la inflación. Los halcones del BCE pierden a su representante más destacado. 

Weidmann lleva meses presionando, junto con los gobernadores de los bancos centrales de Austria y Holanda, para reducir de forma acelerada la compra de deuda pública. Una medida que ha sido fundamental para mantener bajo control la prima de riesgo de Italia y España, los países más golpeados por la pandemia. En contraste, Lagarde y la mayoría del consejo de gobierno avisan que una retirada prematura de estímulos podría poner en riesgo la recuperación.

En su comunicado de despedida, el presidente del Bundesbank presume además de haber vetado una revisión más ambiciosa del objetivo de inflación del BCE. Lagarde ha fijado una nueva meta simétrica del 2%, pero no ha logrado sacar adelante la propuesta de permitir que se supere temporalmente para compensar los periodos de bajos precios. "Se rechazó un rebasamiento selectivo de la tasa de inflación", señala.

El testamento de Weidmann

"De cara al futuro, será crucial no fijarse únicamente en los riesgos deflacionarios, sino tampoco perder de vista los peligros inflacionarios", insiste en su testamento. "Una política monetaria orientada a la estabilidad sólo será posible a largo plazo si el marco regulador de la unión monetaria continúa garantizando la unidad y la responsabilidad y si la política monetaria respeta su mandato lmitado y no queda atrapada en la estela de la política presupuestaria o los mercados financieros", asegura.

Eterno aspirante a presidir el BCE, al final perdió todas sus opciones por su posición radical en materia de política monetaria y su veto a todas las decisiones de Mario Draghi para salvar el euro durante la crisis de deuda. "El hombre más peligroso en Europa es Jens Weidmann", dijo de él la revista Foreing Policy.

El presidente saliente del Bundesbank fue el único miembro del BCE que votó en contra en 2012 de la OMT, el programa de compra de deuda pública ideado por Draghi para evitar el estallido de la eurozona. Pero además testificó contra él ante el Tribunal Constitucional de Alemania. Semanas antes, cuando la prima de riesgo española estaba en máximos históricos, el presidente del Bundesbank declaró que no era tarea del BCE ayudar a España.

También reclamó imponer a Madrid condiciones muy estrictas a cambio del rescate bancario. Además, se opuso y criticó en público la mayoría de las medidas desplegadas por el ahora primer ministro italiano para hacer frente a la crisis y al riesgo de recesión. Una práctica que ha continuado durante el mandato de Lagarde. 

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