La demanda eléctrica en la Península Ibérica ampliaba sus caídas por encima del 11% con respecto a una jornada de actividad normal en el país, en el inicio de la segunda semana de estado de alarma decretada por el Gobierno para hacer frente a la crisis del coronavirus.

En concreto, a las 11.00 horas el consumo peninsular de electricidad se hundía hasta los 29.520 megavatios (MW), lo que supone un 11,6% menos que los 33.412 MW marcados a la misma hora de hace dos semanas, el último lunes antes de que se entrara en esta situación de excepcionalidad, según datos de Red Eléctrica de España (REE), el operador del sistema, consultados por Europa Press.

Con respecto al pasado lunes, cuando ya estaba en vigencia el estado de alarma decretado por el Ejecutivo, la caída en la demanda eléctrica a esa misma hora es de un 6,7%.

Termómetro de la economía

La demanda eléctrica es uno de los principales termómetros para medir la actividad de una economía y se comporta a la baja con los cierres en sectores como los servicios o la industria, a pesar del traslado de consumo al doméstico por el teletrabajo.

De esta manera, el frenazo económico sin precedentes producido por las estrictas medidas de confinamiento de la población y de parón en la actividad para hacer frente a la pandemia empieza a repuntar su impacto sobre el consumo eléctrico.

Y esto a pesar de que este confinamiento o la implementación del teletrabajo como medida está trasladando parte de ese consumo anterior al doméstico.

La vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ya indicó el pasado jueves que la caída de la demanda eléctrica en la primera semana del estado de alarma había empezado a ser "apreciable", con un descenso en el total de entre el 5% y 7%, aunque siendo "más agudizada" en regiones como Madrid, La Rioja o Cataluña, que fueron en las que se empezaron a adoptar antes medidas más restrictivas contra el coronavirus.

Ribera puntualizó que estas caídas en el consumo eléctrico eran más "significativas" en el sector servicios, mientras que en la industria por entonces era menor. En el caso del doméstico, debido a la situación de confinamiento en los hogares, estaba estable o en crecimiento.

No obstante, en sector industrial sí que subrayó que se registraban descensos del 8,7% en la demanda de electricidad en perfiles como los grandes consumidores o bienes duraderos como el sector del motor y del los muebles, con especial incidencia en el País Vasco y Cataluña.

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