El Gobierno en funciones lleva días allanando el camino para anunciar una rebaja de sus previsiones de crecimiento económico en la antesala del arranque oficial de la campaña electoral. La Ministra de Economía, Nadia Calviño, está abocada a anunciar de aquí al lunes un recorte de la estimación de crecimiento del PIB para este año y el próximo, que podría llegar a rondar las dos décimas, y estudia cómo gestionarlo. 

Un traspié en vísperas del 10-N que también afectará a otras variables, como el crecimiento de la recaudación en 2020 (clave para el gasto que pueden prometer unos Presupuestos), el empleo o el déficit.

El próximo 15 de octubre, el Gobierno debe enviar su Plan Presupuestario a la Comisión Europea. Un documento en el que Calviño tendrá que retratarse e incluir qué crecimiento espera para la economía española en 2020.

La ministra se encuentra entre la espada y la pared, puesto que las revisiones de crecimiento de la economía española no han sido positivas desde mediados de septiembre, cuando el INE revisó sus estadísticas de años anteriores y recortó en dos décimas el crecimiento español.

Tras saber que veníamos creciendo menos de lo que se decía, el Banco de España tuvo que anunciar un recorte sin precedente de sus estimaciones de crecimiento para este año, desde el 2,4% al 2%. Un tijeretazo que dejará el crecimiento del PIB en 2020 en el 1,7%, todavía por encima de la media europea.

Este miércoles será el turno de Funcas, uno de los servicios de estudios más reputados, que también prepara un recorte de sus previsiones de crecimiento para España este año y el próximo, según ha podido saber este periódico.

Un movimiento similar -aunque de menor intensidad al del Banco de España- han seguido el resto de servicios de estudios que han ido revisando sus estimaciones de PIB para este año y el próximo. CaixaBank es el más pesimista (1,8% en 2019 y 1,5% en 2020) y AFI el más optimista (2,2% este año y 1,9% en 2020), estimaciones estas últimas que coinciden con las que tendrá que revisar Calviño.

El ritmo de desaceleración que está tomando el PIB, junto con la revisión a la baja del crecimiento de años anteriores que anunció el INE en septiembre, ha sido un contratiempo para el PSOE, que contaba con enfrentarse en estos meses a un desafío político de enorme magnitud -como la sentencia del procés-, pero no contaba con un frenazo económico que va a verse gravado por la deriva de las tensiones comerciales y la revisión técnica de las estadísticas oficiales pasadas del INE.

Así, la redacción del cuadro macroeconómico se le está atragantando a Calviño, que junto con la Ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, es la encargada de preparar el Plan Presupuestario que evaluará la Comisión Europea.

Para abonar el terreno, Calviño ya ha advertido en declaraciones públicas que si se lleva a cabo una rebaja de la previsión de crecimiento de España, no supondrá "un cambio sustancial" en el análisis de la realidad que hace el Gobierno.

Más déficit

El problema es que revisar el crecimiento económico a la baja tiene otras derivadas, como por ejemplo, un aumento del déficit sobre PIB. Cuando el INE revisó sus datos pasados, elevó el déficit de 2018 del 2,48% anunciado al 2,53%. Lo mismo ocurre con el porcentaje de deuda sobre el PIB.

También afectará a las previsiones de recaudación, que avanzarán menos de lo que le gustaría a Montero en un momento en el que otras partidas de gasto seguirán aumentando. La primera de ellas, como ya ha avanzado Pedro Sánchez, la de las pensiones.

Pero no será la única. Al margen del mayor gasto social que quiera poner en marcha el presidente del Gobierno, hay partidas como la de las remuneraciones del sector público que crecerán en 2020, complicando el encaje de las cuentas en un momento de desaceleración.

La revisión a la baja de la previsión del PIB se produce después de varios años en los que la economía española venía creciendo con más vigor del esperado por los organismos internacionales y servicios de estudios nacionales. Una circunstancia que hace más amargo el trance que tendrá que pasar el Gobierno en funciones en tiempo preelectoral.

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