La clave de los Presupuestos Generales del Estado que aprobará hoy el Consejo de Ministros estará en los ingresos tributarios y no en los gastos. ¿Por qué en los ingresos? Porque es donde más ha fallado el Ejecutivo en los cuatro últimos años. Por ejemplo, para 2016 estimó una recaudación de 193.500 millones de euros y apenas superó los 186.000 millones de euros, según los datos publicados el jueves por la Agencia Tributaria.

El Presupuesto prevé que la recaudación fiscal crezca tres veces más que en 2016

En ese Presupuesto, el Gobierno incluyó una recaudación que superaba en 11.500 millones de euros la del ejercicio anterior, pero finalmente se incrementó en poco más de 4.200 millones. Para este año el Gobierno es mucho más optimista y espera que la recaudación se incremente en algo más de 14.000 millones de euros, lo que significaría triplicar los ingresos de la Agencia Tributaria del ejercicio anterior. El Ejecutivo incluirá en los Presupuestos que presentará el viernes una recaudación superior a los 200.000 millones de euros, de modo que podría superar los máximos históricos previos a la crisis: en 2007 se ingresaron casi 200.700 millones.

En términos relativos, este avance de la recaudación se situará ligeramente por encima del 7,5%, frente al 2,3% que aumentó en 2016. La recaudación de los dos primeros meses del año avanza a buen ritmo, aunque inferior a esta previsión del Ejecutivo. En concreto, los ingresos de la Administración Central por impuestos alcanzaron los 32.000 millones de euros hasta febrero, un 6,5% más que en el mismo periodo del año anterior.

El Gobierno sustenta sus cálculos de ingresos tributarios en un cuadro macroeconómico muy positivo para el país. Según sus estimaciones, se crearán más de medio millón de empleos nuevos, claramente por encima de los 414.000 trabajos nuevos de 2016. Esta creación de empleo debería empujar los ingresos por IRPF a máximos históricos, después de quedarse a las puertas en 2016 (también el IVA volverá a marcar máximos).

Y llegó la inflación

Además, el Gobierno cuenta este ejercicio con un importante aliado: la inflación. La subida de los precios (y de los salarios) mejora la recaudación por IVA, los impuestos especiales, el IRPF, Sociedades… El Ministerio de Economía incorporará un deflactor del PIB del 1,5% en el cuadro macroeconómico de los Presupuestos, lo que significa que, unido a la estimación de crecimiento del PIB real del 2,5%, significa que el PIB nominal avanzará un 4%. En otras palabras, el tamaño total de la economía española, en euros corrientes, se incrementará en un 4%, por encima del 3,9% del ejercicio anterior (siempre según las previsiones del Gobierno).

Por último, será imprescindible la contribución del Impuesto de Sociedades, reformado en diciembre de 2016 para cerrar agujeros que existían previamente. Según las estimaciones del Gobierno, que incluyó en el Plan Presupuestario enviado a Bruselas, el impacto sobre la recaudación será de 4.655 millones de euros.

Estas previsiones de crecimiento de la recaudación no incluirá los 800 millones que el Gobierno confiaba conseguir con dos nuevos impuestos: el de las bebidas azucaradas y el tributo medioambiental. Ciudadanos exigió al Gobierno que este Presupuesto se realice sin nuevos incrementos impositivos, por lo que esos 800 millones prometidos a Bruselas no llegarán.

El avance de la inflación, la subida salarial, la creación de empleo y la reforma del Impuesto de Sociedades son los pilares que sostienen la estimación de recaudación tributaria del Ministerio de Hacienda. Sin embargo, sólo el tiempo dirá si el Gobierno acierta con esta estimación o si vuelve a estar equivocado.

El cumplimiento del objetivo de déficit dependerá del éxito de estas previsiones. El reto para este ejercicio no es sencillo, por lo que cualquier desviación puede ser fatal para el objetivo fijado por Bruselas. España tiene que rebajar el déficit público desde el 4,33% en el que cerró 2016 (4,54% incluyendo las ayudas financieras), hasta el 3,1%, esto es, reducir el desfase presupuestario en más de 12.000 millones de euros.

Casi la totalidad del esfuerzo recae sobre el Estado, por lo que la importancia de estos Presupuestos es máxima. La Administración Central tiene que recortar su déficit hasta el 1,1% del PIB, frente al 2,52% de 2016, esto es, más de 14.000 millones de euros. Por su parte, los Fondos de la Seguridad Social tienen que reducir su desfase hasta el 1,4%, esto es, unos 2.000 millones menos. Montoro cuenta con el comodín del superávit de los ayuntamientos, que para este ejercicio calcula en 4.000 millones, pero el esfuerzo sigue siendo exigente.

5.000 millones para las autonomías

Las comunidades autónomas también estarán pendientes del detalle de los Presupuestos que aprobará el Consejo de Ministros, ya que ahí se incluirán también las transferencias a cuenta a las autonomías y la liquidación del último ejercicio. Muchas regiones ya han elaborado sus cuentas regionales contando con un extra de ingresos de unos 4.000 millones de euros, pero las cifras que maneja el Gobierno son algo superiores.

En concreto, el dato que aparecerá en las cuentas públicas estará próximo a los 5.000 millones de euros. Esta cifra se compone de los 4.000 millones de entregas a cuenta y otros 1.000 millones por la liquidación del año 2015 (las liquidaciones autonómicas se realizan cada dos años).

Montoro celebró el jueves, en la presentación de los datos de déficit al cierre del ejercicio, el esfuerzo realizado por las comunidades para reducir su desajuste presupuestario. Las regiones rebajaron su déficit a la mitad, desde el 1,74% de 2015 al 0,82% de 2016. “Ha quedado demostrado que las autonomías han utilizado sus nuevos ingresos a reducir el déficit”, señaló Montoro. A pesar de este esfuerzo, no consiguieron cumplir con el objetivo, fijado en el 0,7%.