Buenos Aires

En Argentina el fútbol es el deporte nacional por excelencia y, en consecuencia, para la mayoría rige el principio de ese deporte que reza "director técnico que no gana partidos con su equipo, fuera". Esa lógica de hierro 'resultadista', que domina el balompié, al parecer también se ha impuesto en el Gobierno del presidente Mauricio Macri, un neoliberal que amasó su carrera política presidiendo Boca Juniors, el club más popular del país.

Ante el panorama negativo de la economía durante el primer año de gobierno, el mandatario argentino le pidió este lunes la dimisión a su ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, nieto de catalanes y exdirectivo del banco estadounidense JP Morgan.

La explicación de la salida que dio en conferencia de prensa el jefe de gabinete, Marcos Peña, resultó pobre y no aclaró dudas. "Es un tema de diferencias sobre el diseño del funcionamiento del equipo económico", maquilló. El funcionario agradeció "la tarea" realizada por Prat-Gay y mencionó, como logros de su gestión, el fin del 'cepo' al cambio de divisas, la amnistía fiscal y la modificación de la ley de impuesto a las ganancias (IRPF), entre otros.

"Estuvimos reunidos con Alfonso (Prat-Gay) y consideramos que, debido a las diferencias que había a veces sobre el diseño del funcionamiento del equipo, creíamos que lo mejor para el equipo en esta etapa era hacer un cambio", acotó. De hecho es la primera baja del Gobierno. Y sorprendió porque días atrás el propio Macri, en una entrevista, había asegurado que estaba "contento con el aprendizaje de los ministros". "No he planteado ningún cambio trascendente", prometió.

Pero más allá del discurso oficial, a buen entendedor pocas palabras bastan. Desde diciembre de 2015 en que Macri llegó a la Casa Rosada, para reemplazar al matrimonio peronista de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, no despega la economía de Argentina, tercera en Latinoamérica.

Problemas económicos

Tras el 2,4% de subida del PIB con que Cristina Fernández se despidió del poder, el Instituto Nacional de Estadísticas (INDEC) registró 3,8% de caída de la actividad en el tercer trimestre de 2016 con respecto a igual mes de 2015. El final de año se perfila difícil con un pronóstico de caída anual del PIB entre 0,5% (Banco Mundial) y 1,5% (FMI). La retracción fue generalizada en la industria y la construcción; el consumo se derrumbó hasta un 15% en las grandes superficies; la inflación escaló hasta un 40% interanual; y la pobreza escaló del 29% al 32% de la población (13 millones de argentinos).

Se perdieron, además, 127.600 empleos registrados y hay 2.145 empresas menos inscritas, según la oficina tributaria AFIP. La tasa de desempleo fue de 9,3% en el primer trimestre, con un alza interanual de más de tres puntos.

El presidente argentino, Mauricio Macri. EFE

Macri admitió semanas atrás que la pobreza, la recesión económica y el déficit fiscal son temas pendientes en Argentina, pero se mostró convencido de que su Gobierno tomó el camino para lograrlo. "Es muy fácil decir que no salimos de la recesión económica o que el déficit fiscal es alto o que tomar deuda es malo. (pero) ¿Qué hacemos?", se preguntó semanas atrás y aseguró que de cara a 2017 "soy optimista, vamos a crecer".

Tras el adiós a Prat Gay, Macri ha decidido dividir el ministerio en dos carteras y nombró a sendos economistas liberales. Para Finanzas nombró a Luis Caputo, ex director del Deutsche Bank local y hasta ahora secretario de Finanzas. El el ministerio de Hacienda colocó a Nicolás Dujovne, ex economista jefe del banco privado Galicia, consultor económico de empresas y habitual colaborador en periódicos y programas de televisión

En su última columna de opinión, publicada en noviembre en el diario La Nación, titulada "Por qué no arranca la economía de Macri", el flamante ministro explicó que la bajada del consumo y el estancamiento "nos conduce a la economía informal". "El 35% de los trabajadores argentinos son empleados informales. Su sueldo promedio es menos de la mitad que el que reciben los empleados en blanco. En la economía informal el desempleo es muy alto", resaltó.

Dujovne adjudicó ese fenómeno a unos "impuestos al trabajo" por los cuáles "el costo laboral es 40% más caro que el salario de bolsillo", así como a una "justicia laboral y regulaciones laborales inviables". Su propuesta ha sido "incorporar a la economía blanca el empleo informal de los sectores más desprotegidos" y pronosticó que, así, "la economía va a arrancar, aunque sea más tarde de lo esperado".

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