El anticipo de la edad de jubilación parece destinado a extinguirse en las próximas décadas. Con la entrada en la edad de retiro de la numerosa generación del baby boom, las últimas reformas del sistema de pensiones se han enfocado a retrasar la edad de retiro y, por tanto, a alargar la vida laboral. Ante estas medidas, el Gobierno calcula que la tasa de ocupación de los mayores de 65 años será del 27,8% en 2050.

Además de esa cuarta parte de la población en edad de jubilación que trabajará más allá de los 65 años, el Ejecutivo calcula, en el mismo documento, que la tasa de ocupación de los mayores de 55 años será del 48,9% en 2050. 

Unos datos que aparecen recogidos en el informe "Proyecciones del Gasto Público en Pensiones en España", publicado el martes por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

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En él se detalla que "la expectativa es que con los nuevos incentivos a la jubilación demorada se haga más atractivo para los trabajadores el alargamiento de las carreras profesionales", apunta el documento de la Seguridad Social. 

Los trabajadores tienen a su alcance tres incentivos para prolongar su vida laboral, dos de ellos vigentes desde 2021.

Estos son el pago único, que se corresponde con una cantidad a tanto alzado que se recibe al momento de jubilarse, y el aumento porcentual de la pensión, con un 4% adicional al que corresponde para el cálculo de la cuantía de la pensión. 

A esos se suma un incentivo mixto, resultado de la combinación de los dos, con un incremento del 2% por cada año de demora más un pago único, cuya cuantía dependerá del periodo demorado.

Sorprendentemente positivo

Fuentes de la Seguridad Social reconocen que el incentivo mixto está teniendo un recorrido sorprendentemente positivo, no sólo por su preferencia respecto al resto de incentivos, sino porque, además, está cumpliendo con su objetivo de demorar la edad de jubilación y llevarla más allá de la edad legal.

En la cartera dirigida por José Luis Escrivá, ahora en funciones, añaden otro motivo más de éxito. El número de jubilaciones anticipadas se está reduciendo en cantidad y la edad de jubilación, aunque previa a la edad legal, se va alargando.

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Gracias a estos incentivos, el número de jubilaciones demoradas ha pasado de representar un 4,7% del total de altas de jubilación en 2015 a un 8,3% del total de altas registradas entre enero y agosto de este año, según las estadísticas de la Seguridad Social. 

Con esta evolución, en el Ministerio de Escrivá se dan por satisfechos, y admiten que están siendo bien acogidos por los ciudadanos. En la misma línea, defienden que el retraso en la edad de jubilación va en interés del propio pensionista, que aprovecha la oportunidad de alargar su vida laboral para mejorar su pensión.

Los incentivos al retraso de la jubilación y los efectos de la reforma de 2011 han logrado que la edad de salida del mercado laboral se iguale con la edad legal. En 2019, los españoles se jubilaban, de media, a los 64,4 años. En el acumulado de enero a agosto de 2023, ya está en 65 años.

En 2027 finalizará el periodo transitorio iniciado en 2013 para retrasar progresivamente la edad de jubilación ordinaria. Esta será de 67 años para aquellas personas que hayan cotizado menos de 38 años y 6 meses, y de 65 años para quienes hayan acumulado un periodo de cotización de 38 años y 6 meses o más.

Varios jubilados paseando.

El informe presentado por la Seguridad Social estima que la edad media de jubilación aumentará 1,6 años en 2050, según sus perspectivas. 

De cara a las próximas dos décadas, la Seguridad Social registrará un número inusual de altas de pensionistas baby boomers, que comenzará a estabilizarse a partir de 2050.

12,4% del PIB en 2050

El documento estima que el gasto medio en pensiones sobre PIB en el periodo 2022-2050, corregido por el incremento de ingresos tras la reforma del sistema, quedará en el 12,4% del PIB. Con esta previsión, quedaría por debajo del umbral definido en el Real Decreto 2/2023, que recoge una activación del mecanismo corrector para situaciones de desvío de la senda prefijada de sostenibilidad.

Las perspectivas del Gobierno sitúan el gasto medio en pensiones sobre PIB en el periodo 2022-2050 será del 14,2%, mientras que el impacto de las medidas de refuerzo de ingresos representará un 1,8% del PIB de media durante ese mismo periodo. La diferencia es ese 12,4% del gasto corregido.

Durante los próximos años, los ejercicios de sostenibilidad del gasto tendrán que ir incorporando las series más actualizadas del PIB. La mayor parte de los países europeos están revisando este indicador, como consecuencia de los problemas de medición durante la pandemia y en los años posteriores.

Con la última actualización del nivel del PIB, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el gasto medio en pensiones corregido por el incremento de ingresos hasta 2050 caería del 12,4% al 11,9%.