Madrid, 24 mar (EFECOM).- La Asociación de Líneas Aéreas (ALA) pide al nuevo Gobierno poder trabajar conjuntamente con el Ministerio de Defensa para ver cómo la coordinación entre el tráfico civil y el militar y, sobre todo, el uso flexible del espacio aéreo pueden beneficiar a ambas partes.

Su presidente, Javier Gándara, ha matizado que la defensa nacional es "un bien fundamental" y tiene que ser una prioridad, pero "a ver cómo se puede contabilizar con otro bien fundamental como es la conectividad de los viajeros".

Por ello, la patronal, que representa a setenta y cinco aerolíneas regulares que operan en España, tanto nacionales como internacionales, considera clave que el sector pueda colaborar con Defensa en este tema y se puedan conseguir los objetivos de ambas partes.

La asociación pide al Ejecutivo que ayude a mejorar la colaboración entre los distintos interlocutores que intervienen en el sector de transporte aéreo, incluidos los ministerios involucrados.

En su opinión, el Gobierno debería liderar todo ese proceso y que "no dependiese sólo de la buena voluntad, que la hay", del operador aeroportuario Aena, el gestor de la navegación aérea Enaire o la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), sino que también viniese desde los ministerios.

Para Gándara, una cosa importante es que el Gobierno comprenda "el rol fundamental que tiene la aviación, no solamente en el turismo, sino en la economía española".

A su juicio, se debería intentar que las compañías se involucren cada vez más, a través de la participación de sus asociaciones en organismos como, por ejemplo, los comités de coordinación aeroportuaria, en la toma de decisiones de distintas cosas que pueden afectar al futuro del sector.

Además de estas cuestiones más estructurales, a las puertas del inicio de la temporada de verano y la congestión de los cielos europeos que se genera en ese período, ALA cree necesario que las diferentes organizaciones implicadas en el sector asuman su responsabilidad en los retrasos o cancelaciones.

Además, pide que se repartan los costes de compensaciones entre ellas, ya sean los gestores aeroportuarios o de navegación aérea, las aerolíneas o terceros que alteran la operativa estándar.

En este contexto, el director general de Eurocontrol, Eamonn Brennan, ha reconocido que este verano "va a ser la miseria" para los pasajeros y peor en cuanto a demoras que el verano de 2018, en el que se registraron retrasos en el 33 % de los vuelos y un promedio de demora de 49 minutos vuelo.

Las aerolíneas han asumido el entorno de congestión como la nueva normalidad y siguen poniendo muchos medios para evitar o mitigar el impacto de las alteraciones sobre los pasajeros.

Sin embargo, demoras y cancelaciones, incluso por causas ajenas a las compañías, repercuten en ellas económicamente, ya que el reglamento europeo CE 261/2004 las obliga a hacerse cargo de los pasajeros afectados (manutención, alojamiento, reembolso o búsqueda de un transporte alternativo) también en caso de circunstancias extraordinarias fuera de su control.