El proyecto es, cuanto menos, ambicioso. La impulsora, la cooperativa navarra Valle de Odieta, cuenta con poder desarrollar una explotación de 20.000 cabezas de vacuno de leche en 900 hectáreas de terreno con una inversión de 95 millones de euros. El lugar elegido por la impulsora es Noviercas, un pequeño municipio de Soria con menos de 200 habitantes. 

La explotación se convertiría así en la más grande de Europa, donde la media de vacas por explotación, apuntan desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), se sitúa en 150 vacas. De hecho, la cooperativa navarra, dirigida por cinco miembros de una misma familia, ya cuenta con la granja más grande del país, con 4.800 vacas en Caparroso (Navarra), a 90 kilómetros de Noviercas.

El proyecto, que está avanzando a buen ritmo, despierta aliados y detractores. Desde la diputación soriana ven el proyecto con buenos ojos, ya que, entre otras, cosas, Valle de Odieta asegura que se podrían crear hasta 300 puestos de trabajo directos e indirectos, en una provincia que cuenta con una tasa de paro del 12,25%.

En este sentido, el presidente de la diputación de Soria, Luis Rey (PSOE), explicaba hace unos días que, frente al ruido de la protesta, el empresario responsable del proyecto de Noviercas "tiene más que claro el apoyo institucional de esta tierra. El nuestro y el de la Comunidad", una postura que respalda el delegado de la Junta de Castilla y León en Soria, Manuel López Represa, para quien la granja supone una "gran oportunidad" para la provincia.

El pueblo de Noviercas también ve en esta explotación una oportunidad. Así, han sido 94 los vecinos que han vendido las 900 hectáreas que necesita la granja. Ven en los puestos de trabajo que anuncia la empresa una salvación para el municipio. Para el diputado Raúl Lozano "posiblemente no se queden todos lo empleos en Noviercas, pero si se quedan cinco o seis familias ya es un buen paso para recibir más vida, se pueden repartir entre Ágreda, Ólvega y otros municipios cercanos".

El "ruido" de la protesta, no obstante, está llegando tanto desde dentro de Soria como de otras comunidades.

"Es un modelo salvaje y descabellado"

Una recogida de firmas entre el sector ganadero, reuniones con los diferentes grupos políticos con representación en el Congreso para exponer los resultados del informe de impacto de esta "monstruosa iniciativa" y una ronda de contactos con los europarlamentarios españoles y los grupos del Parlamento Europeo. Son los planes que la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) pretende llevar a cabo para pedir el "rotundo rechazo" a la explotación de Noviercas, que representa, a su juicio, un modelo "salvaje y descabellado".

"Es un auténtico desastre para nuestro país", asegura el secretario general de COAG, Miguel Blanco, a EL ESPAÑOL. Cuarenta granjas como la de Noviercas, apunta Blanco, "desplazarían" a las 15.000 que hay en España que, "de manera diversificada, generan tejido social y productivo". 

Para la Coordinadora, la explotación de 20.000 vacas es una "bomba de relojería". En primer lugar,  para el "modelo productivo", ya que los precios de la leche "están hundidos" por el "exceso" de producción. En este sentido, Blanco asegura que el mercado "está saturado" y no podría absorber los 180 millones de litros de leche al año que se producirían en Noviercas y que vendrían a "sustituir a 432 explotaciones de su entorno", un tercio del total de explotaciones de Castilla y León, "o, lo que es lo mismo, a destruir 726 puestos de trabajo directos" en el medio rural.

Otro de los sectores afectados sería el medioambiental. COAG, que ha elaborado un informe sobre la repercusión de la granja junto con Amigos de la Tierra, denuncia que una explotación como la planteada consumiría entre 4 y 6,35 millones de litros de agua al día, incluyendo usos directos (para beber) e indirectos (limpieza de la explotación, sistemas de ordeño, etc.), cantidad que "puede llegar a superar al consumo de toda la población de la ciudad de Soria", unos 6,15 millones al día.

Asimismo, la producción de residuos orgánicos - purines y estiércol - de una cantidad tan elevada de animales puede "generar serios problemas ambientales y de salud pública". Esta explotación, apuntan, produciría unas 368.000 toneladas de excrementos al año, el equivalente a una población de unos 4,4 millones de personas. Las 20.000 vacas producirían "casi el doble de residuos orgánicos que toda la población de Castilla y León y casi 50 veces los generados por todos los habitantes de la provincia de Soria", indican. 

El Gobierno vasco se posiciona en contra

Las reacciones en contra del proyecto de Noviercas no solo están llegando desde dentro de la provincia, sino que también han llegado posicionamientos en contra desde otras comunidades, como es el caso del País Vasco.

Así, la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, expresó hace unos días el "no rotundo" del Ejecutivo Vasco al proyecto de macrovaquería. La consejera vasca aseguró que ese "no" se pone de manifiesto en la posición que el Ejecutivo vasco ha mantenido a lo largo de los años en defensa de un sector "profesional y competitivo" y de las familias que viven de él.

En ese sentido, recordó que las explotaciones lácteas en el País Vasco tienen de medida 36 reses y que también han tenido "dificultades" en los últimos años, pero ha afirmado que el trabajo de las cooperativas ha permitido que el precio que se paga por litro de leche sea "mucho más elevado" que en otros lugares. El sindicato agrario EHNE advirtió, de hecho, de que el proyecto pondrá en riesgo los 360 caseríos del País Vasco que se dedican a la producción láctea.

La instalación, en primavera

A pesar de los posicionamientos en contra, el proyecto sigue en marcha y, si todo sigue como hasta ahora, será en primavera cuando comiencen las obras de instalación. En concreto, son 900 hectáreas de las que 150 las ocuparán las instalaciones y el resto se dedicarán a la trasformación de residuos que se utilizarán para la producción de energía renovable a través de una planta de biogás, y para el cultivo del alimento para las vacas.

Por su parte, la Diputación debe hacer un estudio hidrológico para comprobar que la granja tiene acceso al agua que necesita, para que no afecte al abastecimiento de la población. También deberá obtener los permisos, entre otros el de impacto ambiental. La actividad de la granja comenzaría con las 5.000 primeras cabezas, y el proyecto se desarrollaría en cuatro fases durante los próximos cuatro o cinco años.

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