Es difícil encontrar testimonios dentro del ecosistema emprendedor que hablen abiertamente del cierre de una startup. No por lo inusual del hecho, que vive el 85% de estas empresas en sus primeros años de vida, sino por los tabúes y estigmas que continúan existiendo en la cultura empresarial española sobre el error.
En un mundo hiperconectado, no exento de excesivos postureos en redes sociales, proliferan los post de fundadores que muestran con orgullo la última ronda de financiación, el nuevo partner logrado al calor de la ola de la inteligencia artificial o el desembarco en un nuevo mercado. Nada nuevo en el frente.
Lo que ya no es tan habitual es que emprendedores que se han abierto un hueco en sus respectivos nichos de mercado comuniquen que hasta aquí han llegado. Al menos, por ahora. Porque el cierre de una startup no debería ser el final de nada, sino el inicio de un nuevo capítulo al que los fundadores se asoman con una mochila cargada de experiencia y conocimiento.
Sin embargo, por ahora la mochila que más pesa sobre sus hombros es la de la presión social por una mal entendida cultura del fracaso que todavía debe evolucionar en España. No se trata de copiar otros modelos como el anglosajón donde cerrar una startup no es, ni de lejos, un trago tan amargo. Simplemente, se ve desde otra perspectiva. Sirva Estados Unidos como ejemplo.
En un momento en que el ecosistema emprendedor español atesora una consolidación reconocida dentro y fuera de nuestras fronteras, es inaplazable poner sobre la mesa la revisión de esa -dañina- percepción empresarial cuando las cosas se tuercen y, en consecuencia, liberar a los fundadores de estigmas y estereotipos que minan su salud mental.
La cultura empresarial española todavía cierne sobre los hombros de los fundadores una presión muy férrea ante el error.
Afortunadamente, en esta era post-covid 19, hablar abiertamente de las emociones y los problemas psicológicos ha comenzado a normalizarse no sólo en el ecosistema startup, sino en el conjunto de la sociedad.
Mostrar la vulnerabilidad, no nos convierte en personas más débiles, sino que forma parte de una nueva visión de la fortaleza que no tiene problema -ni pudor- en reconoce aquello que nos desestabiliza.
Primero, como parte necesaria del proceso de sanación; segundo, en agradecimiento a todos aquellos que nos han ayudado y, tercero, como herramienta para despertar consciencias y animar a muchos otros a superar situaciones similares.
Por este proceso han pasado recientemente Gloria Gubianas, cofundadora de Hemper; Ignacio Monje, cofundador de Vetypet, y Cristina Durán, CEO de FrontWave Imaging.
Para un periodista, acceder a sus testimonios en primera persona se convierte en un apreciado regalo para, desde la profesionalidad -y sosiego- que exige un tema de este calibre, abordar una temática que da en la línea de flotación del ecosistema español.
La libertad de equivocarse
Porque ningún ecosistema podrá considerarse verdaderamente maduro si las personas que dan vida a esos proyectos no gozan de la libertad para equivocarse sin prejuicios, estigmas ni formulismos sociales anacrónicos. Más si cabe, cuando en muchos casos, no se trata de un error, sino del resultado de un conjunto de hechos y decisiones que, en muchos casos, no dependían del equipo fundador.
Bien conoce esta realidad Gloria Gubianas, cofundadora de Hemper. La startup ha sido pionera durante los últimos nueve años en innovación textil, consumo responsable y regeneración medioambiental en España. Se convirtió en 2019 en la segunda marca de moda que logró la certificación B Corp en España y la propia Gloria fue nombrada Mujer Emprendedora del Año ese mismo ejercicio.
La startup ha resultado finalista de los premios Princesa de Girona Social 2025. El final del proyecto ha sido un mazazo para el equipo. Pero Gloria, poco dada a poner paños calientes, se sintió el pasado junio en la necesidad de explicar públicamente a la comunidad de Hemper -más de 80.000 seguidores en redes sociales- lo que estaba ocurriendo.
"El concurso de acreedores ya estaba en marcha y era el momento de, pasado el shock inicial, agradecer el apoyo de tantas personas a Hemper. Sentía que teníamos que darles una explicación”, afirma en entrevista con DISRUPTORES – EL ESPAÑOL.
"No hay una asignatura en la universidad para afrontar el cierre de una startup. No sabes lo que va a pasar, no existen referentes y sientes mucha soledad"
Nos atiende una calurosa mañana de julio por videollamada. De su rostro emana preocupación y no es difícil advertir sufrimiento todavía cuando relata el devenir de los acontecimientos. Todo está muy reciente.
"Esto es un proceso largo, lento y durante mucho tiempo, además, confidencial -en referencia al concurso de acreedores-. No tienes ese apoyo, más allá de tu entorno personal, donde puedes compartir lo que te pasa, expresar abiertamente cómo te sientes".
Esa coraza exige reforzarse aún más ante "clientes, proveedores, inversores". "Es duro y nadie está preparado para ello", se lamenta Gubianas.
La emprendedora no puede evitar reflexionar sobre las carencias del sistema educativo español a la hora de dotar a los emprendedores de las herramientas que permitan gestionar este tipo de escenarios. "No hay una asignatura en la universidad para afrontar el cierre de una startup. No sabes lo que va a pasar, no existen referentes".
Hasta llegar al concurso de acreedores, los fundadores atraviesan en soledad un periodo donde la confidencialidad se impone y la falta de referentes y herramientas para gestionar la situación, puede malograr su salud mental.
Ante todo, la cofundadora de Hemper, recomienda nunca perder la perspectiva, tener muy presente aquello que se ha construido durante el camino.
"En las últimas fases del cierre, te centras en tareas tan automáticas y tan administrativas que incluso se te olvida lo que has sido capaz. Emocionalmente estás con una energía muy bajita y es muy importante mirar atrás de forma recurrente para recordarlo y aferrarte a ello".
Comparte esta visión Cristina Durán, CEO de FrontWave Imaging. También el pasado junio un post en redes sociales anunciaba lo que el equipo había venido viviendo en silencio desde la pasada Navidad: la startup que había creado un software pionero para luchar contra el cáncer de mama echaba el cierre.
Su propuesta avanzada combina computación, ultrasonidos y algoritmos, un valioso conocimiento que, en conversación con DISRUPTORES - EL ESPAÑOL, ahora espera "no acabe para siempre en un cajón".
"Lo peor ha sido contarlo al equipo y, pese a los esfuerzos por remontar y la buena predisposición de todo el mundo, acabar en el concurso de acreedores"
Cristina Durán también nos atiende por videollamada. En su caso, no es la primera vez que cierra una empresa, aunque matiza que esta vivencia en FrontWave Imaging es diferente.
"Lo peor ha sido contarlo al equipo y, pese a los esfuerzos por remontar la situación y la buena predisposición de todo el mundo, tener que acabar en el concurso de acreedores", afirma.
Falta conocimiento por parte del inversor
Durán es consciente de que son varios los factores que han provocado el final del proyecto, muchos de ellos consecuencia directa de decisiones tomadas por el equipo y otros sobrevenidos o fuera de su control.
"La financiación junto a otras circunstancias han provocado esta situación. Y lo asumimos. Pero es necesario que los inversores conozcan más cómo se vive una startup desde dentro y los tiempos que tienen empresas como la nuestra de dispositivos médicos", indica.
"Al final las startups se mueren por muchas razones y no hay una sola, aunque por supuesto no ayuda que hoy en día todo se centre en la inteligencia artificial"
Durán lamenta que la ola de la inteligencia artificial, que acapara buena parte de la atención del capital en la actualidad, no ha jugado a su favor. "En muchas ocasiones nos hemos sentido como que no nos entendían, y planteaban situaciones y requisitos que no se adecuaban a nuestra realidad".
Ignacio Monje entiende a la perfección las vivencias de Gloria y Cristina. Vetypet.app no ha sido su primer proyecto emprendedor -la financiación fue también un escollo insalvable junto a otras cuestiones-, pero sí el que le ha abierto las puertas a verter todo su conocimiento y experiencias en el ecosistema startup a ambos lados del Atlántico en ayudar a otros fundadores en aprietos.
El fracaso a ambos lados del Atlántico
"En Silicon Valley cuando te van a dejar dinero te preguntan cuántas veces has fracasado, nadie te va a dejar dinero si no han quebrado un par de startups por lo menos", nos esgrime en nuestra conversación telemática. Afincado en Italia, este emprendedor de origen chileno sabe lo que es hacer las maletas y empezar un proyecto allá donde la vida te lleve y el negocio te lo permita.
Chile, España, Argentina, España... Monje es consciente que ambos lados del Atlántico la percepción del fracaso es bien diferente. Es una de esas mentes inquietas todoterreno que igual te monta un ecommerce centrado en el café, que lanza una agencia de marketing o impulsa una aplicación para revolucionar la atención veterinaria en tiempo real.
"En Silicon Valley cuando te van a dejar dinero te preguntan cuántas veces has fracasado, nadie lo hará si no has quebrado un par de startups antes"
Este último proyecto ha sido Vetypet.app, startup que arrancó en España pero finalmente fue en Italia donde comenzó a implementarse hasta que la financiación se convirtió en un muro insalvable, al igual que las cuestiones tecnológicas. El pasado junio, Monje también comunicó a sus seguidores en LinkedIn que la aventura había terminado.
"Hay que tener desde el principio un perfil muy técnico dentro del equipo. Esto lo aprendí pronto. Y elegir muy bien a los cofundadores, es otra de las enseñanzas que he sacado de mi trayectoria como emprendedor", añade.
En la actualidad, Monje está centrado en mentorizar emprendedores con una presencia muy activa en redes sociales y su propia newsletter "Auténtico Emprendedor" con más de 2.000 lectores semanales. "Hay que transformar el fracaso en algo positivo y difundirlo. Es un secreto a voces en el ecosistema, está presente en nuestro día a día, pero sigue siendo tabú", indica.
"Toda persona que esté en esta situación debe saber que los emprendedores somos capaces de superar cualquier reto. Sé afrontarlo y si no sé, encontraré la manera de lograrlo", argumenta Gloria Gubianas en el final de nuestra conversación.
"Gracias por la oportunidad, pero es un episodio doloroso que no quiero remover. He decidido no tener ninguna exposición pública desde que cerré el proyecto. Agradezco tu interés"
Pero no todo el mundo es como Gloria, Cristina e Ignacio. Queda mucho camino por recorrer. Esta redacción ha tratado sin éxito de obtener el testimonio de otros emprendedores para quienes el final de su startup sigue siendo una herida abierta. Incluso años después, el impacto sigue latente.
"Gracias por la oportunidad, pero es un episodio doloroso que no quiero remover. Además, he decidido no tener ninguna exposición pública desde que cerré el proyecto. Agradezco tu interés", declara a esta redacción uno de esas personas para quien cerrar su startup sigue pesando demasiado.
Ha llegado el momento de poner el amplificador, remover consciencias y cada uno, desde su ámbito de acción, aportar para sanar heridas. Porque más allá de hacer crecer las cuentas de resultado, es inaplazable ensanchar otro tipo de 'Ebitdas' que reportan ingentes beneficios personales . Y ahí DISRUPTORES - EL ESPAÑOL siempre estará dispuesto a tender una mano. La madurez del ecosistema depende de ello.
