Lograr la categoría de unicornio -startup con una valoración de 1.000 millones de dólares- había sido el sueño de toda compañía emergente tecnológica... hasta ahora.
No es que entrar en este selecto grupo de compañías de fuerte crecimiento y alto componente tecnológico sea en la actualidad una cuestión baladí, sin embargo, el invierno inversor que arrancó en los primeros meses de 2022 ha impuesto un nuevo ciclo económico que ha acabado por disipar la aura mitológica que rodeaba a esta categoría empresarial. Incluso antes se inició, de alguna manera, este proceso.
El sobrecalentamiento del mercado durante 2020 y 2021 propició que la lista de unicornios que entronizaban en este particular Olimpo tecnológico no parara de crecer.
Si los fondos e inversores de este recién estrenado 2024 pudieran regresar por un instante a aquellos momentos, se echarían en más de una ocasión las manos a la cabeza por la alegría con que proyectos -no siempre con la solidez y rentabilidad que ahora se exige- se subían a lomos del animal mitológico. Eran otros tiempos. Y otra fase económica.
La subida de tipos de interés experimentada desde hace dos años ha virado el interés del capital hacia otro tipo de inversiones más atractivas desde el punto de vista del riesgo, el retorno y la liquidez.
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Las startups candidatas a convertirse en unicornio lo tienen mucho más difícil en la actualidad para cerrar una ronda de inversión en fase growth que la catapulte a este status.
Hay capital, es cierto, pero se concentra en las fases más tempranas, lo que aboca a muchas startups más maduras a descartar convertirse en unicornio a corto plazo -los expertos consideran que hasta 2025 o 2026 será muy difícil engrosar este selecto grupo- e, incluso, otras que ya lo eran están perdiendo la categoría.
Hay que retrotraerse hasta octubre de 2022 para encontrar el nacimiento del último unicornio español. Fue Factorial. La compañía captó 120 millones de euros -tres dígitos en una ronda de financiación, una operación en peligro de extinción en la actualidad- y se coronó unicornio casi salvada por la campana.
Los últimos datos de Atomico, compañía que radiografía cada año el estado del emprendimiento tecnológico en Europa, certificaban que España no sumó en 2023 ninguna de estas compañías.
Nuestro país siguió la tendencia registrada en toda Europa. El documento, publicado a finales de noviembre, preveía que durante el año pasado la inversión tecnológica europea descendería un 45%, pasando de 82.000 millones en 2022 a 45.000 millones de dólares. En nuestro país se ha registrado una inversión de 1.600 millones de dólares.
Con menos capital disponible y valoraciones más bajas, las startups candidatas a unicornio se ven obligadas a avanzar mucho más que antes para optar a esta selecta categoría y conseguir cifras de facturación más altas.
Unicornio: un concepto reformulado
En este contexto, ¿ha perdido el unicornio su aura mitológica? ¿Sigue siendo una meta para las startups españolas que suenan como candidatas?
D+I ha hablado con algunos de los nombres propios que están en todas las quinielas, fondos de inversión y protagonistas del ecosistema emprendedor español y la conclusión es clara: el concepto de unicornio se ha reformulado.
Ahora interesa más el impacto e, incluso en algunos casos, los propios candidatos a ser unicornio consideran que "la etiqueta" ya no es, en absoluto, una de sus prioridades.
Es el caso de Capchase, una de las empresas españolas en todos los rankings que a modo de quiniela -unas veces con más utilidad y acierto que otra- se lanzan a aventurar cada inicio de año quiénes serán los próximos unicornios en España.
"Ser unicornio no sirve para mucho más que para decir que lo eres. Puede ayudar a contratar talento y dar un sello de validez, pero no sirve de nada en sí"
"A finales de 2021, una empresa con 10 millones de dólares de ingresos y creciendo muy rápido podía ser unicornio. En la actualidad, la misma empresa necesitaría 100 millones de ingresos y un crecimiento elevado (>50%) para alcanzar la misma valoración", explica a D+I Miguel Fernández Larrea, CEO y cofundador de Capchase.
"El concepto de unicornio no sirve para mucho más que para decir que eres unicornio. Eso puede ayudar a contratar talento y a dar un sello de validez, pero no sirve de nada en sí", recalca Fernández Larrea.
"La única valoración que realmente importa es la que se alcanza en un evento de liquidez, o bien cuando se vende la empresa o se sale a Bolsa. Todas las valoraciones intermedias, incluida la de unicornio, son susceptibles de fluctuar, para bien o para mal. Como muestra, hay muchos unicornios del periodo 2020-2022 que ya no lo son, o que han tenido que cerrar".
Desde la parte del capital, Javier Torremocha, cofundador y Managing Partner de Kibo Ventures, defiende también en declaraciones a D+I la evolución que el concepto de unicornio ha experimentado en este tiempo.
"Ha perdido parte de su carácter mitológico. Lo que se consideraba algo excepcional, extraordinario, dejó de serlo por la cantidad de compañías que pasaron a formar parte de esta especie en un breve periodo de tiempo -desde la pandemia, el número creció de 494 a 1.361-", puntualiza.
"Hemos visto unicornios que han quebrado: lo verdaderamente relevante son aquellas compañías que, aparte de sobrepasar los 10.000 millones de valoración, son capaces también de generar retornos reales (versus contables) a los inversores. Indudablemente, vuelve a ser muy difícil alcanzar la categoría de unicornio y las compañías que lo consigan tendrán una base de negocio muy sólida".
"Los unicornios han perdido parte de su carácter mitológico. Las compañías que lo consigan ahora tendrán una base de negocio muy sólida"
Comparte esta visión José del Barrio, socio fundador de Samaipata, quien corrobora que sobre el papel "la categoría de unicornio no es la meta ni es sinónimo de éxito en la inversión".
Consider que para el inversor, en los últimos años ha habido muchas empresas que han alcanzado ese estatus a base de "fuerza bruta e inversión y no tanto de creación de valor, lo cual no es sostenible. Estas compañías han sufrido en los últimos dos años".
Y pone el foco en aquello que ha cambiado: "Otras compañías más pequeñas, más eficientes, han logrado un impacto mucho mayor sin ni siquiera acercarse a la categoría de unicornio. Deporvillage es un buen ejemplo de compañía que ha logrado una gran creación de valor, actividad económica y empleo local con una inversión modesta".
Sostenibilidad: nuevo elemento en la ecuación
¿Nos encaminamos, pues, a una nueva época de unicornios sostenibles financieramente? José Antonio Pérez, General Manager y cofundador de CoverManager, otro de los nombres del ecosistema emprendedor español que suenan con fuerza, es categórico al respecto.
"Las inversiones van a seguir existiendo porque el mercado las demanda, pero se priorizan empresas con un histórico de uso eficiente del capital. En nuestro caso, desde el inicio fue nuestra manera de construir compañía, trabajar para tener el triángulo clientes-equipo-rentabilidad con la mayor felicidad posible".
Y pone el acento en el concepto de "sostenibilidad". "Los unicornios contribuyen muy positivamente al dinamismo del ecosistema. Tener más unicornios en España es sinónimo de crecimiento de la economía, y a la vez tiene un gran impacto en la capacidad de innovar del país, la atracción de talento, la percepción hacia afuera. Pero hoy los unicornios deben ser sostenibles".
El responsable de CoverManager apunta a la adquisición como una de las salidas que tendrán las compañías en este 2024.
"Tener unicornios en España es sinónimo de crecimiento de la economía, pero hoy los unicornios deben ser sostenibles"
"El dinero no ha desaparecido y los fondos de capital riesgo tienen cantidades récord para invertir, aunque son más selectivos y conservadores que antes".
"A la vez, con mucha probabilidad, la salida de algunas startups será a través de fusiones y adquisiciones. Se está revaluando la adecuación de los productos de las compañías al mercado, revisando para tener mayor retención de cliente y ofrecer propuestas de valor muy diferenciales. Lo que hará que para algunas startups que no puedan encontrarlo, la mejor opción para sobrevivir pueda ser la adquisición".
La 'bola de cristal' de los unicornios
Antes estas circunstancias tan volátiles, carece de sentido jugar a adivinar con la bola de cristal quién será el siguiente en entronizar en España en el Olimpo de los unicornios o qué animales mitológicos serán defenestrados de este idílico emplazamiento.
Las variables macroeconómicas que pueden entrar en juego son difícilmente previsibles, así como cuán acertadas serás las estrategias de los candidatos. No obstante, varios requisitos se repiten en la lista de imprescindibles para lograrlo: sostenibilidad financiera, rentabilidad y solidez del proyecto.
"Red Points, CoverManager, Playtomic o Seedtag son algunas de las empresas que generan la credibilidad en el mercado como para poner las cantidades de capital a trabajar que requiere este escenario"
Así lo describe Nacho Ormeño, CEO de StartupXplore. "Lo conseguirán aquellas compañías que levanten 50 millones de euros diluyendo su accionariado un 5%; aquellas que levanten 100 millones de euros diluyendo a sus socios un 10%, o las que levanten 200 millones diluyendo a sus socios un 20%...".
"Si buceamos en lo que ha ocurrido en la serie histórica de los últimos dos años, empresas que generen la credibilidad en el mercado como para poner esas cantidades de capital a trabajar podríamos encontrar a Red Points, CoverManager, Playtomic o Seedtag".
Clarity, Exoticca, Iriusrisk, Cobee o Fracctal son otros nombres que suenan con fuerza. "Creo que veremos más empresas B2B que B2C, lo cual también es un síntoma de madurez del ecosistema", añade por su parte Javier Torremocha desde Kibo Ventures.
Sobre quién caerá, Ormeño puntualiza: "Unicornios que dejarán de serlo, complicado de pronosticar en un entorno donde se estirarán los recursos existentes lo máximo posible antes de salir a mercado a buscar nuevo capital y que esa nueva ronda fije la valoración y, por tanto, el famoso estatus de animal mitológico".
Llegados a este punto, ¿qué es esperable para el recién estrenado 2024? "No tenemos dudas de que en España hay un caldo de cultivo más que suficiente para que afloren nuevos unicornios. El ecosistema ha madurado mucho y hay fondos más late stage haciendo apuestas fuertes", asevera José del Barrio desde Samaipata.
Un 2024 de tránsito
Una bajada significativa de los tipos de interés será crucial para reactivar las valoraciones de compañías tecnológicas en etapas avanzadas y, por tanto, impulsar el nacimiento de estas compañías.
"La lista será más selectiva. Alcanzar la categoría de unicornio lleva su tiempo. No es sólo crecer 2-3x cada año, sino llegar a una cifra de ingresos netos muy relevante y hacerlo de forma sostenible, con un objetivo claro de rentabilidad. Dicho de otra forma, hay que darles tiempo a consolidar su negocio", recalca en esta línea Javier Torremocha desde Kibo Ventures.
"En España hay un caldo de cultivo más que suficiente para que afloren nuevos unicornios"
Todo indica que la madurez del ecosistema emprendedor español jugará a su favor en la reactivación de los unicornios. Y que habrá que esperar a 2025 o 2026 para que la gestación de estas figuras empresariales llegue a término. ¿Quién inaugurará la lista? Habrá que verlo. Las quinielas en este momento de poco sirven.
Lo que parece aceptado por el sector es que los nuevos unicornos que sobrevivan y nazcan tras el invierno inversor distarán sobremanera de los últimos que se encumbraron como tales en el ocaso del último ciclo expansivo. Su aura no será mejor ni peor. Sólo distinta y adaptada al momento que les ha tocado vivir.