Nadie pone en duda la labor que realiza Enisa de apoyo a las pymes y startups innovadoras de nuestro país. No hay startup de éxito que se precie que no recurriera a un préstamo participativo de Enisa durante sus primeras etapas, normalmente en co-inversión con capital privado. Son préstamos muy atractivos: sin avales ni garantías, no diluyen capital, con carencias y devoluciones muy altas, y no computan como deuda. Además, al estar otorgados por una entidad pública, actúan como un certificado de calidad.

Enisa nació en 1982, aunque su foco en los préstamos participativos arrancó a principios de este siglo. Con una cartera histórica que supera los 7.000 préstamos por un importe total de más de mil millones de euros, todo parecía ir bien, España iba poco a poco generando más y mejores negocios innovadores… Pero entonces llegó la pandemia. 

Desde febrero de este año, han desaparecido 85.000 empresas en nuestro país, en su mayoría pymes y startups. Otros datos de finales de abril apuntaban a que el 40% de los emprendedores había tenido que suspender temporalmente su actividad. La súbita crisis sobrevenida por la Covid-19 ha puesto a prueba el papel de esta empresa pública -adscrita al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo- para la supervivencia de muchas promesas de nuestro futuro tejido productivo. Enisa no es, ni será, un vehículo de inyección de liquidez puro, como otros mecanismos financieros, pero indudablemente su acción puede ayudar a las empresas a sobrellevar mejor la situación.

Cuando se declaró el estado de alarma, la primera reacción de muchos emprendedores fue de nerviosismo. Las peticiones de aplazamientos en los pagos se intensificaban a medida que se acercaba final de mes y, con ello, la fecha de vencimiento de la siguiente cuota. El consejero delegado de Enisa, José Bayón, hacía el siguiente balance hace unos días, en el marco de un evento organizado por AFI Escuela de Finanzas: “Cuando el Gobierno declaró el primer estado de alama, el 14 de marzo, pedimos una instrucción al Ministerio para renegociar préstamos en condiciones más ventajosas: renegociar calendario, dar más cuotas...”. Así, desde la Secretaría General de Industria y Pyme se dictaron dos instrucciones, la primera de ellas con fecha del 27 de marzo. “Desde entonces, de los 2.810 préstamos vivos que tenemos, nos lo han solicitado en torno al 34%”. La gran mayoría de esas peticiones han sido aprobadas.

En este contexto, Enisa ha realizado un análisis sobre 605 de las 720 empresas con renegociaciones en curso, que les ha permitido constatar la difícil situación que atraviesan particularmente las micropymes de 1 a 3 empleados. Mientras, las compañías más apoyadas en la digitalización y las TIC “han aguantado mucho mejor”. De esos más de 600 negocios, el 70% podrían calificarse de “poco digitales, poco sostenibles o más tradicionales, con lo cual la tendencia es evidente”, subraya Bayón.

El consejero delegado de Enisa reconoce que, en aquellas fechas, había quienes abogaban por que esa renegociación de las condiciones se pudiera realizar de forma automática y que se animara a todas las empresas a solicitarlo. Una medida de la cual él no era partidario. “Viendo nuestro histórico o el perfil de algunas compañías, era mejor dejarlo a demanda y ver cómo reaccionaba el mercado”, defiende. Bayón asegura ser consciente de que algunas empresas no llegaron a pedir una renegociación, simplemente, porque ya estaban en una situación irreversible, pero destaca que “hay otras que sí han aguantado”.

Enisa prevé registrar este año un nuevo récord histórico en la demanda de sus préstamos. Así, si 2019 fue ya un año récord con 1.856 solicitudes, este año rozarán las 2.000. El importe medio de los préstamos Enisa continúa creciendo y se sitúa ya en unos 145.000 euros. Aumenta asimismo la edad media de los emprendedores solicitantes de estas ayudas, que ya supera ligeramente los 40 años.

El repunte de la demanda de préstamos Enisa coincide con esta grave crisis coyuntural, pero también con la intensificación pedagógica que ha llevado a cabo el propio Bayón, a través de la participación en múltiples eventos y aprovechando la vinculación estrecha de Enisa con el ecosistema emprendedor.

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