La semana pasada asistí a un almuerzo con empresarios que me dejó un regusto amargo: las medianas empresas, por lo general, no se creen la música de las startups, desconfían de fundadores cuyo único objetivo es vender (el suyo era todo lo contrario, crecer, ser más grande, barrer a sus competidores: dos visiones del mundo casi opuestas) y no están cómodas trabajando con empecinados fundadores que sólo ven futuro y disrupción en su producto pero recelan de lo viejo, del conocimiento antiguo.

Estamos en una época extraña en la que ningún camino parece el adecuado. Ahora resulta que la incertidumbre económica está ralentizando los procesos de digitalización y muchas empresas, incluso de gran tamaño, están posponiendo o dilatando sus inversiones.

Volviendo a mi almuerzo y en relación con esta otra realidad, los empresarios se quejan de que los procesos de trabajo con startups son lentos, exigen mucho dinero con resultados siempre inciertos y ahora ellos lo que necesitan es facturar, facturar y facturar. Vamos, que los modelos B2B2C pintan también regular en este final de año.

Las startups parecen gripadas. Ahora que ya nadie vende con una hoja de cálculo prometiendo vertiginosos crecimientos sostenidos por hipótesis copiadas de otros tantos casos de éxito similares; ahora que el dinero, que lo hay, y mucho, prefiere apostar por el EBITDA y conocer a fundadores de perfil más o menos normal, nada de malabaristas del marketing que conocieron a tal o a cual personas; ahora que los inversores han puesto una pata en la realidad, ¿qué vamos a hacer con nuestro nutrido ecosistema de startups?

Cinco propuestas para rediseñar nuestro ecosistema de startups

Concentración en mercados y nichos: hay algunos campos en los que somos líderes (agrotech) y otros en los que tenemos una importante industria detrás con liquidez a espuertas (healthech). Hay algunos sectores en los que las necesidades son urgentes, como la eficiencia energética, la movilidad y la sostenibilidad.

En ese sentido los hubs, la aceleradoras y las incubadoras deberían dar prioridad a alguno de estos sectores en aras de lograr el nacimiento de proyecto más sólidos y sostenibles.

Mejora de las metodologías de implementación B2B: resulta difícil dar con grandes casos de éxito en los entornos B2B de startups españolas con grandes (o medianas) empresas españolas. Casos hay, pero no son de relumbrón. Debemos buscar esos casos, catalogarlos y exhibirlos para convencer a las empresas (a mi mesa de empresarios), de lo eficiente que puede ser incorporar startups a sus cadenas de producción, ventas, o I+D.

Nuevas líneas de los fondos Next Generation: todo el mundo habla del Kit Digital, yo le he defendido en esta misma columna en varias ocasiones, pero la verdad es que está tocando límite.

Más allá de las dificultades de gestión podemos estar financiando un país en el que una empresa consume una ayuda para rehacer una web que no le acaba en vez de invertir en verdades proyectos de innovación, transformadores, más allá de los PERTE. Estoy empezando a ver que muchos proyectos de innovación de empresas españolas se estancan porque las ayudas no tiran

Para quienes vayan a atacar este argumento afirmando que eso lo tienen que hacer con fondos propios, que se den un paseo por el mercado francés, alemán u holandés. Ahí se ayuda con eficiencia y contundencia presupuestaria, lo cual puede estar falseando realmente la competencia.

Tenemos que dejar de vender humo: Las startups están exhaustas. Ya no quieren aplicar ni postularse a premio alguno más. En las últimas semanas no han sido pocas las aceleradoras o programas públicos de innovación que me han llamado para ver si podemos ayudar con la difusión de sus iniciativas. El éxito ha sido escaso. La proliferación de eventos, meetups, convocatorias y demás ha sido de tal calibre que ya nadie sabe distinguir lo que representa una buena oportunidad de lo que no.

Crecimiento: Somos buenos lanzando, creando, empezando, innovando en arranque; pero para crecer nos vamos fuera, vendemos antes, dejamos la historia a un lado por el vértigo. Urgen programas e iniciativas que fomenten el crecimiento de nuestras empresas para que sigan aquí, para que generen empleo aquí y para que guíen a quienes empiezan.