Veo con interés que una cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos se celebra con normalidad; algo que no hace demasiado tiempo era completamente inviable. En ella, se espera que Charles Michel, Ursula von der Leyen y Joe Biden aborden una amplia gama de cuestiones de interés común, entre ellos el clima, la tecnología y los valores comunes.

Mi deseada convergencia sigue dando pasos firmes, uniendo fuerzas para mejorar el mundo. Una de las consecuencias que se esperan de esta cumbre es la creación de una Alianza Transatlántica de Tecnología Verde para fomentar la cooperación en la investigación, el desarrollo y el despliegue de tecnologías verdes, así como promover mercados para escalar tales tecnologías.

Por otro lado, veo con igual interés que la presidencia de la COP26 del gobierno del Reino Unido solicitó a la Agencia Internacional de Energía un informe especial para las negociaciones de alto nivel que tendrán lugar en Glasgow: Cero neto para 2050, una hoja de ruta para el sector energético mundial.

Leo que el uso de combustibles fósiles puede crear millones de empleos, impulsar el crecimiento económico y mantener el objetivo de cero emisiones netas de CO2 para 2050 al alcance y que el mundo tiene un camino viable para construir un sector energético global con emisiones netas cero en la citada fecha. Algo muy importante dadas las cantidades de CO2 que emite ese sector solo.

Lamentablemente, las promesas climáticas de los gobiernos hasta la fecha, incluso si se logran por completo, no cumplirían con lo que se requiere para llevar las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2) a cero neto para 2050. Así que el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global. a 1,5°C es difícilmente alcanzable.

Tenemos que cambiar el chip, reconocer que cada vez más gobiernos y más empresas están poniendo de su parte para mejorar el mundo, pero que nosotros individualmente también podemos hacer mucho más para no sólo contribuir, sino forzar y acelerar la tan necesaria transformación.

No podemos seguir tirando toneladas de comida a la basura cada día, ni malgastar otros múltiples recursos… y es aquí donde os invito a uniros a “Actúa ahora”, la campaña de Naciones Unidas destinada a fomentar la acción individual frente al cambio climático y a la sostenibilidad. Una campaña que también tiene una app para que podamos tomar decisiones más informadas, realicemos un mejor seguimiento de nuestros hábitos y veamos el impacto que está teniendo en términos de ahorro de CO2, agua y electricidad.

Naciones Unidas nos recuerda que mediante el cambio de nuestros hábitos y la toma de decisiones que conlleven menos efectos perjudiciales para el medio ambiente, tenemos la capacidad de enfrentarnos al cambio climático y construir un mundo más sostenible. Nos habla del futuro de la alimentación y del concepto de sistema alimentario: la constelación de actividades involucradas en la producción, procesamiento, transporte y consumo de alimentos.



Los alimentos están en el nexo de prácticamente todos los problemas importantes de sostenibilidad: lo que comemos hoy determina no sólo nuestra propia salud mañana, sino también la del planeta.

Comer más comidas a base de plantas, puede ayudar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, así como el uso de la tierra, la energía y el agua. Me pregunto si conseguiremos definir una estrategia eficaz de la granja a la mesa, a qué ritmo iremos incluyendo los alimentos de origen vegetal en nuestra dieta, si tenemos claro que el Q-commerce tiene un coste medioambiental mayor.

Ser más sostenibles nos obliga a recordar cosas obvias, como que los alimentos que se venden en las tiendas de comestibles normalmente deben tener una vida útil más larga y cumplir con ciertos estándares visuales, lo cual dificulta que los pequeños agricultores sostenibles compitan con los productores industriales, a pesar de la creciente demanda de los consumidores.

Hace unos días leí en este mismo medio unas declaraciones de Rogelio Pozo, director de Food 4 Future World Summit y CEO del centro tecnológico AZTI, en las que nos explicaba que cuando se habla de carne cultivada no nos vamos a encontrar con un chuletón, sino con algo más parecido a la carne picada que se usa para hacer una hamburguesa o unas albóndigas, e igual de nutritiva. Y me pregunto: ¡a quién no le gusta una buena hamburguesa!

Cuanto más me adentro en estos temas, más claro tengo que es el momento de actuar, más aprendo y más empresas interesantes descubro. Por citar algunas que han llamado especialmente mi atención:

- Veritas: la primera cadena de supermercados de Europa certificada por B Corp.

- Nordic Oceanfruit: creadores del mercado de las algas marinas nativas de Europa y de alternativas únicas de pescado a base de plantas elaboradas a partir de las mismas.

- Patagonia Provisions: un mercado para la revolución alimentaria parte del grupo creado por el gran Yvon Chouinard.

Y por si os lo estáis preguntando, efectivamente es más fácil medir el impacto medioambiental de una industria como la energética que de una como la alimentaria. En esta última hay muchos implicados y muchas implicaciones de todos lo que forman parte del sistema alimentario antes mencionado.