Nos encontramos ante una oportunidad única, “la oportunidad”, un momento excepcional, donde las opciones que tomemos hoy definirán el futuro para la próxima generación. Hablamos de una apuesta decidida por la transformación del tejido productivo europeo más resiliente, sostenible y digital, que nos dote de mayores capacidades y resistencia para hacer frente a los próximos desafíos.

La magnitud de la inversión necesaria para lograr este objetivo debe perseguir aliviar la carga que la próxima generación llevará sobre sus hombros. Por ello el plan de recuperación de la UE y por ende los respectivos planes nacionales de cada uno de los estados miembros deben orientarse hacia la construcción de una Europa más sostenible, resiliente y justa para la próxima generación.

Las actuaciones de inversión y reformas financiadas a través de los Fondos Next Generation EU deben perseguir el objetivo de contribuir hoy a reparar los daños de la crisis sanitaria, como punto de partida para relanzar con una perspectiva de futuro nuestra economía, tejido productivo y trabajadores, acelerando la doble transición ecológica y digital, transformadora, trasladando sus beneficios a las empresas y ciudadanos.

Las diferentes líneas de actuación recogidas en el Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia supondrán un aumento del gasto público que debe ser contemplado en el marco de un programa a medio y largo plazo que garantice la sostenibilidad de la deuda publica en un contexto de alto endeudamiento y un sistema de pensiones deficitario. Es esencial que estas inversiones sean transformadoras y aceleren una verdadera transición a la economía del mañana, evitando el cortoplacismo y errores del pasado.

En mi opinión es clave la consideración de los jóvenes, las generaciones futuras en este contexto, contemplando en concepto de “transmisión intergeneracional de las ventajas vs desventajas” de los escenarios que se están manejando en la definición de las diferentes actuaciones de reformas e inversiones que integrarán la versión definitiva de nuestro Plan Nacional de Recuperación.

Por ello serán cruciales las acciones concretas relativas a la formación y educación en todos los niveles, reduciendo disparidades como las que se manifiestan en el abandono escolar, invirtiendo en políticas activas de empleo para estos colectivos que son nuestro futuro, en línea con una apuesta por inversiones en ámbitos tecnológicos y sectores que nos permitan crear estos empleos de calidad con esta perspectiva de futuro.

Ya el Consejo de Europa en sus recomendaciones a España en los últimos años, incide reiteradamente en la necesidad del desarrollo del capital humano a todos los niveles de los sistemas educativo, incluyendo la educación superior y la formación profesional, así como una mayor cooperación entre los sectores educativo y empresarial con vistas a mitigar la inadecuación de las capacidades existente, favoreciendo el acceso al mercado de trabajo de los jóvenes titulados.

La tasa de titulados superiores en España sobrepasa la media de la UE, pero experimentan muchas dificultades para encontrar puestos de trabajo adecuados. En el año 2020 España fue el país con la tasa de desempleo juvenil (jóvenes menores de 25 años) más alta de la Unión Eurpea, con un 40,2%, en el otro extremo tenemos a Alemania con la tasa más baja, con apenas un 6,1%, situándonos a más de veinte puntos por encima de la media de la UE, con un 17,8%.

Una de las mayores fuentes de riqueza de un país se haya en su capital humano, con el conocimiento y habilidades de los trabajadores, que influyen en la productividad y otros impactos directos en la economía. Por ello es vital que se trate como un aspecto transversal para tener muy presente en cada una de las acciones que se diseñen en nuestro Plan Nacional de Transformación.

Empleando las palabras de la Discurso de la presidenta Von der Leyen en la sesión plenaria del Parlamento Europeo sobre el paquete de recuperación de la UE: “La crisis que enfrentamos es enorme. Pero igualmente enormes son la oportunidad que supone para Europa y nuestra responsabilidad de hacer lo correcto en esta situación. Podemos poner ahora la primera piedra para una Unión ambientalmente sostenible, digital y más robusta que nunca. Hace setenta años, nuestros fundadores tuvieron el valor de dar el primer paso para crear una Unión de paz y prosperidad. Hoy es el momento de añadir el capítulo correspondiente a nuestra generación y dar con valentía un paso más hacia una Unión indestructible. Se lo debemos a la próxima generación”.

Y yo añadiría, NO les podemos fallar.

*** Noelia Escobar Izquierdo es coordinadora de Relaciones Institucionales e Intangibles de Incotec