Dedica el tiempo justo y necesario a pensar en el paradigma de la "Nueva Normalidad". En el sector tecnológico, en los espacios de la economía que piensan a largo plazo y tienen asimilados los conceptos de la revolución digital, aún no tienen claros cuáles serán los ejes de ese mundo por descubrir. En realidad, aunque obviamente están trabajando en ello, les preocupa mucho más ahora lo que llaman el "proceso de transición", esa fase intermedia que comienza con el fin del confinamiento estricto y que debe preparar a los países para dar el salto a la Nueva Normalidad, en términos no sociológicos, sino de mercado. 

En su informe Post Coronavirus Supply Chain Recovery, el gigante de la logística DHL la llama ‘Pre-Nueva Normalidad’ y formula una advertencia que debería poner en guardia a un territorio tan poco propenso a darse por enterado como el nuestro: ese periodo intermedio tendrá una duración indeterminada, mayor en algunos países y sectores que en otros. 

La Nueva Normalidad no llegará, por consiguiente, de pronto, como una versión actualizada de software, o como una aplicación móvil de última generación. No. No te preguntes si vendrá con sistema operativo Android, iOS o Linux, no la busques por los marketplace de las nubes de Amazon Web Services, Azure o Huawei. Uno tendrá que conseguir abandonar la fase de transición y llamar a la puerta de la Nueva Normalidad. Y mientras no atraviese ese umbral, no avanzará de nivel de desarrollo, con el enorme riesgo de estancamiento social y económico que eso supone. 

Lo desafiante del asunto es que lo que podría interpretarse como esa fase de Pre-Nueva Normalidad, de duración incierta, era ya para nosotros un objetivo a alcanzar antes del coronavirus. Dicho de otro modo: lo que hace unos meses nos planteábamos como una aspiración -incorporar la automatización y la digitalización, reconfigurar la cadena de valor, evaluar escenarios de servitización en partes de nuestra actividad...- hoy forma parte de ese mínimo común sin el cual ni siquiera puedes darte por incluido en el club de los países en la antesala de la Nueva Normalidad.

Estar ahí supondrá un salto cualitativo -insisto: no es una evolución, es un salto- sin el cual no se podrá operar de forma competitiva con los parámetros de la diversificación geográfica, de clientes y proveedores, y de productos; con una visión holística de la gestión de riesgos; y con una evaluación continua de nuevos modelos de negocio. "En la Nueva Normalidad, si tu cadena de suministro es la misma que tenías antes del coronavirus, probablemente estés haciendo algo mal", sentencia el profesor Richard Wilding de la Cranfield School of Management.

La característica fundamental de esta Pre-Nueva Normalidad es la incertidumbre. Por eso, cuanto antes acabe, menor será el riesgo de fallar. Miremos, por ejemplo, lo que ha sucedido con las compras por internet: en Europa, el volumen de ventas del ecommerce creció un 89% en mayo de 2020 con respecto al mismo mes del año anterior; en Estados Unidos, Walmart las ha disparado nada menos que un 141%; y el 24% de los consumidores online de Reino Unido asegura que seguirá usando este canal cuando acabe la crisis del coronavirus.

El mensaje que estos datos trasladan a las empresas es que una tónica de esta etapa de transición va a ser la fluctuación brutal de la demanda en periodos cortos de tiempo y por diferentes canales, lo cual implica un enorme esfuerzo de adapatación, resiliencia e inteligencia de negocio. 

El informe de DHL está repleto de sugerencias de gestión, pero todas se resumen en esta "lección real", en palabras de los autores, que aparece en su última página: "Cuando era importante, lo imposible sucedía"

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES