Algoritmos de clasificiación extrema, capaces de resolver cuestiones que implican un alto grado de incertidumbre, en las que puede haber varias respuestas correctas; la película Superman de Warner Bros almacenada en una pieza de cristal prácticamente indestructible del tamaño de un posavasos; el primer sistema completamente automatizado de almacenamiento de datos en un ADN artificial; la democratización de las soluciones de encriptado homomórfico; sistemas basados en microcontroladores fáciles de construir y codificar, al alcance de diseñadores de moda que ya pueden incluirlos en sus prendas; controladores de realidad virtual que reutilizan las viejas técnicas de manejo de las cuerdas de los veleros para mejorar el feedback de las tecnologías hápticas; sistemas de aprendizaje para las máquinas cada vez más adaptados al mundo  real y menos dependientes de la simulación...

Microsoft ha resumido en un artículo muy sencillo los principales hitos de sus equipos de investigación en 2019. Muy recomendable para saber qué sucederá en los próximos años. No es la única que lo hace, ni mucho menos: a las compañías más innovadoras les gusta presumir de su posición delantera, de sus publicaciones científicas, de su protagonismo en foros y conferencias. Y lo hacen compartiendo esa información con la sociedad. Competidores incluidos, faltaría más.

En cierta ocasión, no hace mucho, el responsable de comunicación de una firma del Ibex nos pidió que elimináramos las cuestiones relativas a la estrategia de innovación de la compañía en una entrevista que habíamos concertado ¡con su CIO! "Si le digo que vais hablar de nuestra estrategia, cancelará la entrevista, no queremos dar pistas; y si no se lo digo y se lo preguntáis, estoy despedido". Obviamente, nos negamos a modificar nuestro planteamiento y esa reunión nunca se celebró. Es la diferencia entre una sociedad con cultura de innovación y otra, la nuestra, que no la tiene.

Pero conocer tus propias carencias es el primer paso para darles solución. ¿Qué está pasando en Telefónica I+D, en el Centro Tecnológico de Repsol, en el AI Factory del BBVA, en como quiera que se llame el equivalente a todos ellos en Santander? ¿Por qué las publicaciones más recientes accesibles en sus web son de 2017, cuando no de 2015 en algunas de sus áreas de investigación? ¿Dónde está el conocimiento generado desde entonces? ¿Es que tienen que formar parte de un proyecto H2020 para que se les fuerce a comunicar? Os invito a localizar en la web publicaciones científicas en las que hayan participado investigadores de nuestras firmas del Ibex. El primer paso para construir una sociedad innovadora es que los generadores de conocimiento abran sus puertas. Más papers y menos blogs. Al menos en ese sentido hay esperanza. Feliz 2020.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES