El pasado octubre la nueva comisaria de Digitalización en el Parlamento Europeo, la danesa Margrethe Vestager, afirmó: ‘algunos dicen que los chinos tienen todos los datos, los americanos todo el dinero, pero cuando miramos lo que tenemos en Europa, lo que tenemos aquí es el propósito’.

El dominio global del mercado en tecnologías en inteligencia artificial está siendo monopolizado por Estados Unidos, pero China ha comenzando a ejecutar su plan para conseguir ser líder en innovación mundial en 2030, objetivo recogido en su ambicioso Plan Estratégico de Nueva Generación de IA lanzado en 2017 con el propósito de impulsar la creación de sus propias tecnologías en este campo para diversos sectores (lo que han llamado innovación ‘autóctona’).

Va en la buena dirección, sus gigantes tech Alibaba Tencent y Baidu (BAT), gracias a sus ‘superapps’ concentran un gran poder de colección y almacenamiento de datos. China, además es el país con mayor número de patentes en IA (aunque su calidad no sea comparable a las de EEUU y Europa) y pionera en avances significativos en tecnologías de voz o reconocimiento facial, con empresas líderes como iFlyTek, SenseTime, Megvii o Cloudwalk Technology.

Cuenta también con un número creciente de exportaciones principalmente en sistemas de vigilancia y seguridad en países como Ecuador, Zimbabue o Tailandia. Están desarrollando un sistema ágil de financiación de startups con una media para recibir financiación, según Tencent, de 9,7 meses frente a los 14,8 de EEUU. Lejos del mito de replicar a escala las innovaciones de los demás ha comenzado a producir una tecnología eficiente, competitiva y exportable propia.

La falta de profesionales con las capacidades en IA es su debilidad, no obstante, como recogía en un reciente informe publicado por el Center for Security and Emerging Technology está desplegando programas de captación de talento y transferencia de tecnología facilitando activamente conferencias, alianzas, intercambios y acuerdos con las principales universidades, centros de investigación del mundo así como con grandes tecnológicas norteamericanas (Google, Amazon, Microsoft, etc.) que ya han implementando algunos de sus centros de investigación e innovación en China.

Pero es Estados Unidos quien ostenta una indiscutible supremacía en IA. El apoyo recibido en la era Obama se ha traducido en un inconmensurable éxito. Estados Unidos tiene el mayor número de perfiles cualificados en IA trabajando para empresas privadas (IBM, Intel, Google y Microsoft el mayor número a nivel mundial).

Las empresas de Estados Unidos son las que más invierten en IA, con aproximadamente más de 16.000 millones de dólares. Sus investigadores consiguen el mayor impacto a nivel mundial con sus publicaciones. Sus universidades son las que que mayor número de doctores en la materia forman. Tienen el mayor número de startups, las que están más valoradas e invertidas (más de a 1700 han conseguido financiación de más de un millón de dólares frente a las 224 chinas). Y no menos importante, domina el mercado del hardware (semiconductores, chips, procesadores).

Que Europa no esté en cabeza en esta competición significa perder influencia en la definición de la nueva economía y por tanto en la creación de valor para sus ciudadanos, comprometiendo la competitividad estratégica en sectores como la salud, la educación, la mobilidad, la industria, finanzas, la energía, la capacidad en materia de defensa y seguridad, el desarrollo militar, etc. Pero sobre todo la capacidad de influencia para pensar y definir el futuro que queremos, o incluso el que no queremos. Definir el nuevo orden mundial digital.

China y EEUU han desarrollado la capacidad de capitalizar toda la inversión en la industria digital. Hoy sus empresas construyen y desarrollan todo el abanico de tecnologías basadas en IA, creando nuevas industrias, empresas e impulsando nuevas aplicaciones de uso universal, abriendo nuevos mercados, etc. todo ello en varios pilares como la inversión en investigación, en una hoja de ruta precisa para captar y retener el talento y construyendo y facilitando el marco adecuado de inversión. Su hegemonía, sin embargo, hoy cuestionada por la concentración de poder adquirido, está ejerciendo un dominio exclusivo y excluyente en nuestra moderna sociedad digital.

El debate sobre la imprescindible construcción y desarrollo en Europa de una estrategia tecnológica competitiva en materia de inteligencia artificial, basada en unos principios y valores dónde, como Vestager igualmente afirmaba, los ciudadanos sientan que ‘esto lo hacen para mi, no contra mi’ es inapelable, como lo es la emergencia de estimular y poner en acción su ecosistema de IA.

Estamos en una etapa muy incipiente del desarrollo de estas tecnologías en realidad, Europa puede aún labrar su oportunidad de ejercer su influencia en el tablero global, aunque no ha cualquier precio, como afirmaba Vestager “yo no creo que podamos ser líderes mundiales sin unas normas éticas”. Durante los primeros 100 días presentará las propuestas con el enfoque europeo sobre IA. Europa, por fin, parece que despierta.

Sonia Pacheco, directora Congreso DES