Parece ya rutinario, cuando debería ser algo que solo sucediera cada cuatro años. Pero este 10N tenemos una cita con las urnas (otra más) en la que decidir la configuración del próximo Parlamento y, con una pizca de suerte, la formación de un gobierno estable para afrontar la inminente crisis económica y el sinfín de retos sociales o medioambientales que acechan a la vuelta de la esquina. Sin olvidarnos, claro está, de los desafíos en materia digital, la eterna materia olvidada pero de la que depende el futuro de un tejido productivo sostenible en España.

Quizás por ello estas elecciones son 2.0 por un, si me lo permiten, doble sentido. Por un lado, por la ya mencionada repetición electoral, esa segunda vuelta que da a la política una nueva oportunidad. Y, por otro, porque el impacto de lo votado este domingo puede ser trascendental para la agenda digital de nuestro país. En los anteriores comicios, ya publiqué en estas mismas hojas un artículo poniendo sobre la mesa algunas cuestiones pendientes como la Ley de Startups, la controvertida ‘tasa Google’, la necesidad de actualizar la Agenda Digital y la falta de una estrategia de país para afrontar la economía digital como estandarte del presente industrial patrio (algo que sí han hecho EEUU, China, Singapur y, más recientemente, Francia). 

Todo lo planteado entonces sigue vigente, y los programas políticos que deben abordar estos temas apenas han evolucionado para responder eficientemente a los mismos. Mientras Ciudadanos y PP se centran en rebajar los impuestos a la inversión extranjera en startups, Podemos sigue encerrado en su plan de alfabetización universal (muy positivo, pero que poco o nada tiene que ver con el desarrollo de una economía digital). A su vez, el PSOE sigue siendo el partido que cuenta con una propuesta más completa en materia tecnológica, pero peca de la falta de concreción acumulada durante estos 15 meses en el Ejecutivo.

Entre todo esto, la patronal del sector, Ametic, ha reiterado nuevamente sus exigencias al futuro Gobierno. Una vicepresidencia digital, un fomento decidido de tecnologías habilitadoras (como IA, ciberseguridad o robótica). Unas peticiones 2.0 para estas elecciones 2.0.