Costaba imaginar por dónde llegaría al transporte de mercancías mundial esa esperada gran innovación del siglo XXI con el potencial disruptivo que tuvo en su día la invención del teu, el contenedor de 20 pies (aunque los más comunes son de 40) que introdujo a navieras y puertos en la tercera revolución industrial. Y ya está el terreno abonado para que se produzca. La cuestión es qué posición adoptamos como país para responder al desafío logístico y para no desaprovechar nuestra privilegiada situación como puerta de América y Asia en Europa. ¿Cuál es nuestra estrategia, si es que tenemos alguna? Porque la estrategia es la madre de la innovación.

La última edición de la feria Transport & Logistic de Múnich ha puesto sobre el tablero una poderosa confluencia de factores que van a transformar muchos de los fundamentos de la cadena de suministro global: la batalla comercial entre China (¡llevó el doble de expositores al certamen este año!) y Estados Unidos, que obliga a muchos fabricantes a reposicionarse para seguir trabajando con los gigantes tecnológicos; la reducción del hielo en el Ártico, que está abriendo nuevas vías de transporte y ampliando el tiempo de explotación de las actuales; y la poderosa Ruta de la Seda ferroviaria entre China y Alemania, lo que viene a significar Centroeuropa, que ha despejado muchas dudas en su primer año.

Por el lado de la regulación, habrá que reducir las emisiones de sulfuro de los barcos a partir de enero de 2020, elevando el coste del transporte transoceánico en 80-120 dólares por teu, es decir, un inquietante 10%; la normativa ambiental que exige disminuir en un 30% las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos comerciales dentro de la UE a partir de 2030; y el Pacto Europeo de Movilidad, que, entre otras medidas, impone conciliar la vida familiar y laboral de los conductores de camiones.

A esto se suma la escasez de conductores de camiones, que se visualiza en un dato muy elocuente: Europa no logra cubrir el 21% de las vacantes en transporte refrigerado, que representa el 75% del total; el poderoso influjo de la inteligencia artificial, que está logrando anticipar los incidentes en el envío de mercancías y, junto al machine learning, está automatizando de forma creciente las tareas de los MRP controllers (Material Requirement Planning), condicionando el papel humano; y el auge de los vehículos de transporte autónomos, evidentes en almacenes y centros de distribución, aunque se descarta que suplanten definitivamente a los conductores de camión... Una revolución.

Como país situado en la periferia de Europa nos importa mucho tener voz en las innovaciones que vienen en transporte y logística, y diseñar con acierto las infraestructuras. Si eso.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES